lunes, 26 de abril de 2010

La Red Patrimonia

Dejo el borrador de guión de un video promocional de la Red Patrimonia en el que he colaborado:
"El sol, la montaña, el agua… y el hombre han ido tallando en Andalucía pequeños rincones llenos de magia que desde muy pronto han mostrado las huellas de sus creencias, miedos, esperanzas, formas de vida y muerte...

Ya desde antiguo el hombre fue moldeando unos paisajes culturales donde la naturaleza, eternamente cautivadora, se fundió en un abrazo con la obra de los hombres.

Cazador, pastor y hortelano; nómada y constructor de ciudades alzadas bajo la escuadra y el cartabón; guerrero, minero y hombre de ciencia;… fue sumando conocimientos y edificando pequeños hitos culturales que le han permitido forjar un presente y un futuro con los pilares bien enraizados en la tradición.

Municipios unidos por un pasado cultural común que ha sido acunado por el trasiego de la historia, ofrecen hoy una experiencia singular...

“Pequeñas Ciudades, Grandes Emociones”: Red Patrimonia.

La Red Patrimonia agrupa a 22 experiencias municipales repartidas por seis provincias de Andalucía, desde oriente a occidente; salpicando desde la alta montaña de Sierra Nevada a las campiñas cordobesas; desde las sierras béticas a los escalones de Sierra Morena; núcleos de población pequeños con un gran corazón monumental y etnográfico que motea un excelente territorio natural.

Este programa es el resultado de un gran esfuerzo global de municipios, diputaciones y la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte, por promover el desarrollo sostenible en un destino turístico de calidad.

Recuperar la esencia monumental de los cascos históricos y la arquitectura tradicional, es la piedra angular de este programa de revitalización de Conjuntos Históricos de Andalucía.

La Red Patrimonia profundiza en lo más recóndito de estos pequeños-grandes hitos culturales para sacar de sus entrañas experiencias únicas que son fruto de un “paisaje cultural” excelente.

Pero el carácter excepcional de la cultura de estos pueblos no es ajena al territorio que la cobija. Es una tierra de multitud de colores que se van marcando en nuestra retina al mismo ritmo que se suceden las estaciones.

La alta montaña alpujarreña y velezana blanquea sus afilados picos en el horizonte antes de inundar de verde el réquiem primaveral. La Sierra de Castril, cara oculta de la reconocida Cazorla, va hilvanando frescor al son de su eje hídrico. El agreste pellejo de Sierra Morena oculta su bien más preciado: la explosión de color de su primavera que otea desde las alturas una campiña hilvanada de olivos.

La plácida penillanura pedrocheña simula ser trazo cartográfico dibujado por el tiralíneas pétreo de sus cañadas ganaderas. La Sierra Norte de Sevilla, moteada de excepcionales paisajes mineros, hilos de agua ocultos entre vergeles vegetales y viñedos históricos, se eleva sobre la cuenca del Guadalquivir hasta dar paso a la Meseta Finalmente, la Sierra de Aracena va marcando el ocaso solar sobre una sucesión de altivas alcazabas que se asoman entre castaños y alcornoques que ocultan las setas más sabrosas.

Nunca hubo lugar al capricho en la elevación de nuestros pueblos. En todo tiempo fue el encanto del lugar y el devenir de la obra de los hombres el principal argumento para trazar nuestras calles.

Enraizados en la más honda cultura constructiva mediterránea (Edad del Bronce), los pueblos del Barranco del Poqueira escalonaron sus casas de techos planos y pizarra, crearon callejas estrechas y laberínticas por las que el agua discurre a su antojo,… crearon núcleos urbanos tan integrados en la tierra que los cobija que simulan ser prolongaciones de la misma roca.

Pero, la mayor de las veces, nuestros núcleos urbanos son ahijados de etapas marcadas por la guerra y el control de los caminos. Empinadas calles aprietan sus casas contra una atalaya que se alza majestuosa sobre un río, un paso, un camino, un puente,…, a modo de eterno otero.

Carlos III nos trajo con la Ilustración un nuevo concepto de ciudad racional, formando un trazado rectilíneo cuyas manzanas de viviendas son la prolongación natural de las parcelas agrarias.

Fue el devenir cotidiano de los hombres quien dotó de pequeñas joyas arqueológicas y monumentales los trazados viarios de nuestros pueblos y sus entornos más inmediatos.

El poder vino a expresarse mediante castillos, alcazabas y cartujas; casas del Consistorio, tercias y pósitos; casonas de labor y palacetes; grandes obras públicas y edificios de carácter sacro que vinieron a erigirse sobre los cimientos de viejas mezquitas musulmanas; …

Pero el quehacer diario y la prosperidad, con la calma, vinieron a adueñarse de la cotidianidad: poblados de raíz minera y manufacturas vidrieras; zahúrdas, cañadas ganaderas de la Mesta, torrucas y majadas merinas; patios de armas mudados en cosos taurinos; molinas, aceñas, cortijos y almazaras de aceite; tribunas vitivinícolas y hasta molinos de viento al uso manchego vinieron a adueñarse de la vida monumental de nuestros pueblos.

Y como una constante, el agua siempre presente como hilo que dota de vida a los pueblos de la Red Patrimonia.

Unas veces asume su papel como constructor de relieves, ya sea modelando atractivos paisajes u hoyando las entrañas de la tierra formando rincones mágicos.

Otras, se deja conducir como hilo de vida a través de acequias y minas de agua para asomar mansa en fuentes, alcubillas, caños y lavaderos refrescando calles, plazas y lugares de mágicas leyendas.

Las más aparece embalsada siendo escenario potencial de un importante abanico de actividades al aire libre.

Pero nuestros pueblos, elevados sobre piedra, no dejan de mirar a la fértil tierra que los circunda como la más gratificante alacena.

Son nuestras sierras y campiñas inmensas bodegas de aceite, añejas barricas de vinos y anisados, excepcionales tahonas de panes y dulzainas, espléndidas dehesas de jamones, embutidos y quesos, grandes cotos de carnes de monte, … y la mejor huerta.

Así son los pueblos de la Red Patrimonia

Pequeños conjuntos artísticos nacidos al amparo de la más generosa naturaleza, donde cada día es una sensación y el visitante es un miembro activo de ese quehacer cultural cotidiano.

Pero nuestros pueblos no viven anclados en la memoria. Una buena red de puntos de información turística y el portal de la Red Patrimonia le avanzan toda la información necesaria:

Museos y centros de interpretación arraigados a nuestra tierra y dotados de las últimas tecnologías y la mejor atención humana…

Tradiciones con raíz, fiestas populares, romerías con atrezzo en el mejor escenario natural y mercados artesanales a la vera de castillos medievales…

El paisaje como escenario de las actividades más originales al aire libre…

Una gastronomía argumentada en los productos de la tierra, la caza, los guisos tradicionales y una repostería que tiene como protagonistas la miel, el aceite, la almendra, la canela o la matalahúga.

Y todo ello al amparo de mesones y restaurantes, hoteles y casa rurales que tienen lugar en verdaderos inmuebles catalogados como monumentos históricos.

La Red Patrimonia te ofrece una experiencia única, un conjunto de vivencias singulares nacidas de la memoria cultural y que tienen a sus gentes como principales actores y a ustedes como sus protagonistas.

Conjuntos históricos de la Red Patrimonia de Andalucía. Pequeñas ciudades y grandes emociones."




















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