miércoles, 28 de julio de 2010

intrahistoria1

A ratillos, el poco tiempo que aún intento me quede para seguir conociendo las cosas de mi pueblo, de escarbar en sus “entrañas”, quiero dedicarlo a conocer la intrahistoria de las piezas del Museo del Territorio y de aquellos pequeños retazos de nuestro patrimonio, aquellos “paisajes dormidos”, que salpican nuestro término municipal.

Voy a empezar por dos piezas del Museo del Territorio, dos piezas que ya no son mías, ahora forman parte de nuestro patrimonio común (de lo que me siento muy orgulloso), pero que han formado parte de un periodo importante y extenso de mi vida. Son dos piezas muy sencillas, pero que han dejado grandes cicatrices en mi crecer (o a lo peor menguar) como persona, incluso físicas.

Se trata de mi cuchara de “llenar magdalenas” y mi navaja barbera. Vayamos por partes y empecemos por la cuchara.

Hasta no hace muchos años poca era la repostería que se obraba en las panaderías de pueblos pequeños como el nuestro, no estaba la economía familiar para excesos. Tortas de aceite o manteca, alguna galleta y la magdalena; en momentos puntuales, de índole festivo, se unían los dulces del tiempo, como los mantecados mixtos en Navidad o alguna otra dulzaina como los pestiños, las flores o los hornazos en Feria o Semana Santa. Además, en Semana Santa, como suele ocurrir aún hoy aunque en menor número, las señoras solían hacer sus propias confituras (más o menos las ya mencionadas) e iban a cocer al horno ¡Que ratos de regañinas no he tenido yo con Rita y Cándida!, ahora lo echo y las echo bastante de menos. Era un olor constante a aceite desahumado, limón rallado, canela, matalahúga y vainilla.

Por entonces, creo que aún sigue siendo así, poco penetra la tecnología en algunas cosas, las magdalenas se llenaban a mano. Desde el lebrillo y/o barreño la masa debía ir pasando a los moldes o cápsulas, una a una, hasta aproximadamente unos 300 por masa:16 latas de 5 x 4, era mejor que meter 6 x 4 como solían hacer las “mujeres” cuando iban al horno para ahorrar en el coste de la lata, que era lo que se ganaba el panadero por poner sus equipos al servicios de las señoras. Así la magdalena subía con mas desahogo y se agachaba menos al salir del horno. Bueno, pues para esta labor hay que tener una herramienta de la mayor precisión: una cuchara tiene que dar de si para llenar exactamente un molde, ni menos (habría que dar dos cucharadas) ni más (volcaríamos la masa sobre el papel debilitándolo).

Mi cuchara era muy normal, una de esas cucharas que había en las casas, vieja y gastada, cuyo origen se muestra remoto por desconocido. Un día ha perdido lustre y pasa del armario de la abuela (en este caso la mía, Pura Rodríguez) al horno de la familia. Es una cuchara sencilla, de unos 17 centímetros y corazón metálico formado por cobre (50%), zinc y níquel a partes iguales. En origen tuvo baño de plata o estaño totalmente ausente al día de hoy. Tiene dos características que, siendo una cuchara vulgar, la hacen “la mejor cuchara” para llenar magdalenas: el cazo justo para la cantidad que necesita una cápsula del nº 8, la estándar. Si la cuchara se metía bien y con precisión en el lebrillo, es decir, si se llenaba rebañando superficialmente y apretándola contra la pared del barreño, sin penetrar en el fondo de la masa, conseguíamos que ni sobrara ni faltara para llenar el molde y que la propia cuchara no fuera “goteando” masa por el camino.

La segunda característica era también vital para el buen desarrollo de la labor. El rabo de la cuchara, respecto del cazo, forma un ángulo de 45º, aproximadamente, peculiaridad que puede pasar desapercibida para quien no ha tenido práctica en estos menesteres. Es el ángulo acertado para meter la mano con celeridad en el lebrillo, sacar la cuchara llena y volcar la masa sobre el molde, todo, como decía, muy rápido y sin tirar nada de masa. Es como cuando un hidroavión toca la superficie del agua para aterrizar pero no profundiza en la misma.

Yo, cuando hago por primera vez algunas cosas de carácter manual, o casi todas, soy un verdadero patán. Se me lían los dedos. Con el paso del tiempo, y creo que no me equivoco, adquiero una celeridad interesante. Así me fue ocurriendo con gran parte de este arte que es la panadería, y digo arte porque llegué a conocer a un verdadero artista de este menester, mi padre. Pero llenar magdalenas siempre se me atrancó, porque si era patán de ordinario cuando se me pringaban los dedos era para aburrirse. Y así le fui dando largas, muchas largas, todas las que pude. Hasta que un día, sólo, como me gusta hacer las cosas, me hice mi masa, cuatro kilos de aceite, y me puse con paciencia a “llenar”. Mi padre me dejó, como si no me viera, hasta que apreció que más o menos me defendía, entonces vino a decirme que para el fin de semana (estaríamos a principios de la misma) a lo mejor las tenía todas llenas -creo que sabe que una de las cosas que más me aprietan es la lentitud-, y me quitó la cuchara.

Para el fin de semana llenaba el doble que él; pero sigo sin saber como será la magdalena con sólo tocar la harina o que falta o sobra con sólo remover la masa; pero yo no soy el artista. Desde entonces, y eso que ya no lleno, creo que habré llenado cientos de miles, la verdad que no lo se, y de vez en cuando lo sigo echando de menos.

lunes, 26 de julio de 2010

Texto del castillo de Baños para una recreación en 3D

Castillo de Burch al Hammam (Baños de la encina, Jaén)

La primera ocupación del Cerro del Cueto, donde se sitúa el castillo de la localidad jiennense Baños de la Encina, nos remonta a la Edad del Cobre (4.000 años). Desde este lugar la población ejercía el control de la mina de cobre del Polígono-Contraminas, a pie del vecino cerro del Gólgota. Asimismo, encontramos en el interior del castillo muros pertenecientes la Edad del Bronce y de la cultura Íbera, que también tienen continuidad fuera de sus muros. Roma plantó un mausoleo funerario, a modo de templo, en la corona artificialmente amesetada de su cota más elevada.

Heredero de las clásicas fortalezas bizantinas, que tuvieron su predecesor en los campamentos castrenses de Roma, es quizá su mejor testigo en toda Europa. De rara forma ovalada -adaptándose a las curvas de nivel del cerro- y tabiyya como principal componente (cal, chino de río, tierra y agua), está formado por quince torres cuadradas que avanzan desde el lienzo de muralla. En su interior presenta una complicada urbanística de época almohade (siglo XII) que, ya bajo control castellano, es alterada mediante la construcción de un reducido y bien defendido castillete o alcazarejo. Paralelamente, se reviste de piedra la torre cuadrada más al noreste, dando lugar a una estructura cilíndrica que se eleva en altura sobre las demás: la torre del homenaje o Almena Gorda.

Sobre la meseta central se sitúan los aljibes, dos naves excavadas en la roca y cerradas en altura por una doble bóveda de medio punto elaborada con ladrillo. Los muros laterales están construidos con la técnica del “opus signinum” para evitar filtraciones del agua embalsada; cada vez hay más investigadores que certifican un probable origen romano de este equipamiento hídrico.

Tierra roja libre de materia orgánica, chino de río, cal como aglutinante y agua es la fórmula mágica que ha permitido que este coloso, después de muchos siglos, siga perfectamente en pie.

Sobre el nivel del suelo, donde aparece un hormigón muy rico en piedra de considerable tamaño, que nivela la superficie, se van levantando sucesivas hiladas de este mortero, denominado por los musulmanes tabiyya o tapial. En realidad, no es otro material que el “opus caementicium” heredado de la arquitectura romana. En cada hilada de mortero se formaba vertiendo el material sobre un molde rectangular de madera o encofrado, a modo de cajón sin fondo ni tapa, que medía dos codos de altura y entre cuatro y seis codos de longitud (el codo equivale a 42 centímetros). Entre hiladas se situaban pequeños maderos (agujas) que sostenían el encofrado de madera y que, al pudrirse, funcionaban a modo de junta de dilatación. Podemos apreciar la huella que dejaron estos maderos en la sucesión de agujeros o mechinales que surcan todos los muros del castillo. El cajón se ayudaba de otros elementos complementarios, como el costal o vara vertical que evitaba que los cajones se abrieran; y el codal, que hacia lo propio impidiendo que se cerraran. El material se vertía en tandas, que eran apelmazadas con un pesado pisón de madera.

Acabados los muros, se remataban con un enlucido rico en cal decorado con elementos vegetales muy esquemáticos (ataurique), que protegía de las inclemencias meteorológicas.


viernes, 16 de julio de 2010

Andalucía: una geografía diseñada para la práctica del vuelo libre

“Pasaron algunos años y, tras los años se sucedieron lustros que fueron sumando siglos, … y Eolo, conociendo la nueva que Ulises había abierto el odre de los vientos, no acertaba a averiguar porque éstos no regresaban a la tierra de los titanes, la isla Eólica. Y así recordaba como Ábrego, templado y húmedo, era mensajero de aguas; Boreas, hijo de la Aurora, viento del norte, soplaba gélido; Austro, que se arrastraba desde el sur, presagiaba tempestades y acarreaba desgracias; y Subsolano, y Áfricus, y Volturno,… y a todos echaba de menos el dueño de los vientos.

Y estos pensamientos estaba cuando tomó la determinación de enviar a un vencejo real a rastrear los caminos que los vientos habían seguido. Y así el vencejo siguió las ordenes y voló por tierras de bárbaros, y planeó sobre suelos sumidos bajo la penumbra de hayedos y robles, y surcó las negras llanuras de Europa y las blancas estepas de Rusia, y atravesó los desiertos de África arribando a los Trópicos,… hasta que agotado por el fracaso de su misión se dejó caer en unas marismas tranquilas, impolutas, dueñas de luz, donde los aromas envuelven una atmósfera en la que los sonidos de lo natural se suceden en armonía.

A poco reanudó el vuelo planeando río arriba sobre paisajes trazados de color, donde dorados campos de trigo y amarillos girasoles se mecen entre parcelas salpicadas del verde de los viñedos, …; donde suaves ondulaciones forman una campiña que a poco da paso a un mar hilvanado de verde plata que se va alzando hasta mostrar un elevado murallón donde los olivos, retorcidos contra si mismo, apenas se clavan en las entrañas de la tierra,.. y, de pronto, entre aristas elevadas, aprecia que los vientos juguetean sorteando las cimas, elevándose sobre ellas y descendiendo de nuevo a los valles como si nunca hubieran conocido mejor morada. El mismo vencejo mecido por la brisa, dejándose llevar por un suave planeo, fue consciente de que había hallado el lugar donde los vientos moran y se ocultan de Eolo; donde corretean dulcemente sobre el agua; donde silban entre las entrañas de la tierra y donde, desde las alturas, van labrando un paisaje excepcional. Y este lugar que les había dado cobijo en las tierras de occidente, en la Península Ibérica, se encuentra en el corazón de las Sierras de Andalucía.

Y así sigue narrando la leyenda, que todos los años el vencejo real vuelve a estas sierras de la Bética para comprobar que los vientos siguen morando al amparo de estas tierras del Sur de la Península Ibérica; y así sigue siendo.”

Como el vencejo, año tras año arriban a nuestra geografía los nuevos planeadores de los cielos que, como bisoños “voladores”, juguetean sobre un paisaje excepcional. Andalucía es la tierra donde los vientos, el relieve, el número de horas de sol al año, el paisaje, nuestras gentes y las instalaciones deportivas y turísticas se aúnan organizando un destino inigualable para el desarrollo de la práctica del vuelo libre.

Al oeste del Guadalquivir, la orogénesis alpina construyó una Andalucía de “piel arrugada”, muy distante de la fisonomía que muestra la vega del gran río andaluz y de las campiñas colindantes, formada por montañas que elevan un relieve afilado que da paso a valles alargados, anchas hoyas y altiplanicies, tierras rojas “arañadas” por la persistencia de las aguas y fértiles vegas trazadas por ríos sinuosos que definitivamente alargan su brazo hasta la mar. Muestra Andalucía una fisonomía labrada ex profeso para la práctica del vuelo libre. Así, se alternan elevados promontorios que dan paso a planicies que permiten el óptimo desarrollo de la práctica bajo un régimen de vientos adecuado.

Por otra parte, teniendo estas tierras como nexo común una orografía excepcional, la presencia de una geología, relieve y clima que difieren, han provocado una diversidad paisajística sin parangón que ofrece bajo los pies de los deportistas un espectáculo único.

Así, Almería concentra sus estaciones de vuelo libre en el extremo más oriental de la Alpujarra, un descenso definitivo desde las blancas cotas de Sierra Nevada hasta un mar Mediterráneo impregnado de luz. En el tránsito, elevadas colinas sobre las que la nieve ha tallado su protagonismo flanquean verdes terrazas de parras, naranjos y olivos entre las que el susurro de los ríos se escapa buscando su desenlace entre un mar de ordenadas huertas apretadas bajo el plástico.

Las estaciones de vuelo libre de la provincia de Cádiz se ordenan de manera armoniosa, a modo de etapas que, desde el macizo más lluvioso de la Península Ibérica -el Parque Natural de la Sierra de Grazalema-, quisieran arribar a la mar. Así, en frenética armonía se suceden bellas estampas que van desde la más agreste serranía a sierras que casi se confunden con las blancas costas de Cádiz, intercalando en su cuaderno de viaje fértiles campiñas de cereal y viña, dehesas taurinas y viejas lagunas drenadas en las que los deportistas aéreos se confunden entre un verdadero paraíso para las aves.

En Granada, la diversidad paisajística patente en Andalucía encuentra aquí su mayor reflejo. Al norte, en el Altiplano, los despegues se muestran como grandes colosos que se elevan aislados sobre una inmensa llanura de profundos colores, surcada a intervalos por cárcavas y badlans que parecen labrados por esos mismos titanes. Por el contrario, La Alpujarra, a la solana del macizo de Sierra Nevada, alterna las mayores cotas de la Península Ibérica con profundos valles y barrancos en los que la fertilidad de la tierra explota en mil colores que acompañan las manchas blancas, escalonadas, de sus típicos caseríos. Finalmente, el Poniente Granadino, en el que el agua ha sido también principal protagonista del modelado de su paisaje, combina imponentes vegas con relieves agrestes a intervalos coronados por atalayas, torreones y fortalezas que dejan patente su devenir histórico.

Las elevadas alturas que ofrece la provincia de Jaén se intercalan entre espacios de extrema calidad ambiental en los que el agua ha ido labrando el paisaje, como el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas o la Sierra Sur de Jaén, e inacabables y ordenadas masas de olivar que se derraman por extensas llanuras o se arraciman ladera arriba apretándose contra la tierra que los cobija.

Finalmente, debido al alto número de estaciones presentes en la provincia de Málaga, todos sus paisajes se suceden bajo la retina de los pilotos. Desde las fértiles y elevadas llanuras de Antequera y Archidona hasta el abrupto relieve de la Serranía de Ronda; desde los valles encajonados entre sierras que se suceden en descenso parejos a las aguas del Guadalteba y Guadalhorce hasta el escalón que forma la sierra de Tejeda asomándose al Mediterráneo.

Pero quizá sea la meteorología el factor más determinante para hacer de Andalucía uno de los mejores destinos para la práctica del vuelo libre. El clima de Andalucía viene dado por su localización, situada en la zona templado calida, a caballo entre los dominios polar y ecuatorial. Por otra parte, su situación entre dos mares (Mediterráneo y Atlántico) es también determinante.

En relación con la circulación general atmosférica, Andalucía se encuentra situada en el límite de acción de los grandes anticiclones subtropicales y los grandes ciclones polares. Este hecho va a provocar dos estaciones muy bien diferenciadas en función del desplazamiento de los centros de acción. De tal forma, en verano Andalucía estará bajo la acción de la estabilidad generada por los anticiclones subtropicales; y durante el invierno, el desplazamiento de éstos hacia el sur, permitirá que los centros de acción polares lleguen hasta nuestra geografía generando un clima inestable pero con niveles de precipitación no muy altos. En este sentido, es necesario anotar que el aire proviene mayoritariamente del continente africano, hecho que condiciona su escasa humedad.

Aunque considerando las diferencias que imponen el relieve y las condiciones locales, en líneas generales podemos hablar de una estación de lluvias (otoño-invierno), no abundantes, y de temperaturas suaves; y veranos cálidos con ausencia de lluvias, aunque con fuertes tormentas muy concentradas temporalmente. Por otra parte, es necesario remarcar que hay una marcada irregularidad temporal en las precipitaciones, provocando situaciones habituales de sequía.

En relación con la práctica del vuelo libre, podemos subrayar que Andalucía ofrece un clima óptimo para su práctica, pues las lluvias son escasas y muy concentradas temporalmente; muestra unas temperaturas que, siendo suaves en invierno, se elevan de manera notoria durante el periodo estival, hecho que condiciona días calurosos con una fuerte insolación, excelentes para la práctica del vuelo libre; y, sobre todo, presenta en la mayoría de su geografía más de 3.000 horas de sol al año.

El considerable número y dispersión de las estaciones de vuelo libre por la amplia geografía de cinco de las provincias andaluzas (Almería, Cádiz, Granada, Jaén y Málaga) permite que los deportistas y aficionados puedan moverse con entera libertad por Andalucía, conociendo de antemano que en la provincia a la que se desplazan existe un equipamiento que le permite practicar su deporte.

Como se ha anotado con anterioridad, contamos con zonas de vuelo libre en casi todo el territorio andaluz, en total veinticuatro, aunque existen zonas algo más consolidadas que otras que cuentan con una infraestructura específica muy completa para la práctica del deporte, con accesos, pistas de despegue y zonas de aterrizaje bien acondicionadas. Las más reconocidas se encuentran en las localidades de Algodonales (Cádiz), El Yelmo (Jaén), Loja (Granada), Dalías (Almería) y Valle de Abdalajís (Málaga), aunque no por ello el resto desmerece. En todas ellas se han celebrado competiciones de nivel internacional y nacional, y cuentan con escuelas, clubes de vuelo y empresas de turismo activo perfectamente preparadas para realizar y ofertar esta actividad deportiva y de ocio.



martes, 13 de julio de 2010

Noche Andalusí de la Rosa

Sólo quedan diez días y estoy temblando, ya están aquí nuestros “medievales”. El programa es amplio, muy denso y, sobre todo, “cultural”. Mi principal objetivo es que esta recreación histórica, nuestra recreación histórica, fuera una excusa para difundir y disfrutar la cultura hoy; seguro que no lo he conseguido.

Pero también quería que fueran un producto turístico y en este sentido tengo bastantes dudas; en todo caso, después de las fiestas me gustaría hacer una reflexión sobre las mismas.



viernes, 9 de julio de 2010

Planímetro en Santa María

Otro trabajo terminado y esperando a ver si vienen a colocarnos las primeras señales.

Ahora se trata del planímetro que se va a situar en el mirador de Santa María y que hace una presentación genérica del pueblo, de tal forma que quien llegue en primera instancia al castillo va a disponer de unos datos que le permitarán conocer que más patrimonio hay en nuestro municipio y donde pueden informarle y asesorarle. En este caso el trabajo viene patrocinado por la Red de Conjuntos Históricos y Arquitectura Tradicional de Andalucía (Red Patrimonia).

Al final, con el otoño, se nos junta todo.

jueves, 8 de julio de 2010

Pelea Antonio

Corría un verano de los primeros noventa y mi buen amigo Antonio bajaba a Baños a pasar sus vacaciones. Después de irse tras la estela de su hermano José Luís, éste se había vuelto a Baños y él hacía su vida y, después, formaría su familia en Barcelona.

Por aquí, las “juntas” estaban ya un poco desordenadas y cada uno por nuestra cuenta. Yo, por entonces, llevaba algún tiempo que los fines de semana me escapaba a Jabalquinto, donde había hecho algunas amistades y así iba pasando las noches de un verano donde aún trabajaba de madrugada en la vieja panadería de mi padre, pero a mi aire, sólo, haciendo algunos dulces y repostería tradicional (mi padre ya se había trasladado a la nueva panadería, junto a la ermita).

Por entonces tenía un Simca 1200 que le había comprado a Luci “la de Paquito” que ya me había dejado un par de veces en la cuneta, sin gasolina. El indicador de combustible se movía a su antojo, como una mecedora, tuviera gasolina o no, y yo, por entonces, apuraba lo máximo para repostar. En un mal cálculo, ¡el coche vacío! Bueno, pues en esas estaba cuando me lo encuentro recién venido de Barcelona, nos contamos como nos iba la vida y quedamos en que el próximo sábado o domingo se vendría conmigo por echar un rato juntos. Finalmente quedamos el domingo, a una hora temprano y así regresar pronto para trabajar.

Aún con la última luz, pasando justo el cruce de Jabalquinto con la general de Linares a la Autovía, me pega el coche un tirón y se para; no pudo quedar mejor estacionado en la cuneta, ¡ni a posta vamos! Antonio, antes, sólo había ido tres veces a Jabalquinto y ninguna de buen recuerdo (en todas iba yo), y en esas veníamos narrando cuando el coche se paró. Bueno, le dije cogiendo una garrafa, ¡qué prevenido iba!, como es pronto nos vamos andando y llenamos la garrafa en el surtidor de la entrada, la escondemos y a la vuelta nos bajamos andando y llenamos el coche. ¡Perfecto!

Llegamos al surtidor y cerrado. No te preocupes, le dije, en la discoteca preguntamos por la persona que suele haber por aquí y seguro que se acerca y nos da un poco de gasolina. Pues llegamos a la discoteca y presento a dos buenas amigas al “Mergui”, una hablaba como suele decirse “más que un sacamuelas” y éste, con sus salidas, se lo suelta. ¡Vaya noche que tuvieron los dos!

Antes habíamos contactado con la persona del surtidor, que nos esperaba a las una en el Pub de la entrada. Cuando llegamos el “pariente” estaba para llevarlo en andarillas, así que tras esperar un poco, por si se reanimaba, nos fuimos a buscar un taxi, ¡en Jabalquinto y cerca de las dos de la madrugada! Nos guiaron hasta los “Belenes” donde el taxista vivía. Pues así nos vimos a las dos de la mañana pegando voces a la azotea, donde este hombre dormía, a ver si lográbamos, primero despertarlo y, luego hacerlo entrar en razón para que nos acercara a Bailén a por gasolina, pero qué otra teníamos. Cuando por fin Domingo se despierta, que así se llamaba el susodicho, a liarle la manta para que nos llevara (y el hombre hasta nos escuchó).

Finalmente, clamando por lo desastres que éramos la gente joven, nos dice que su hijo vivía también fuera, en Mengíbar, ya casado, y que se dedicaba a representar productos de pastelería industrial (a todo esto, él arriba, sin intención de bajar, y nosotros abajo). Pues con todo el lío me viene a la memoria que su hijo debía ser Joaquín, buen amigo que llevaba estos productos a mi casa; fue sólo comentarle la relación común y estar preparado con la llave junto al coche. Nos fuimos los tres, a mi me dejaron en el coche y ellos se fueron a Bailén, primero a sacar dinero del cajero (no teníamos para pagar el taxi) y después a comprar la gasolina.

Yo llegue tarde a trabajar y Antonio sumo una nueva “ricia” en sus visitas a Jabalquinto, creo que después no ha vuelto a ir. No fue ni la primera ni la última que hemos hecho, la lista daría para buen y largo rato. Además, no tiene que ser la última, así que "cabroncete" pelea.

domingo, 4 de julio de 2010

La leyenda de las dos hermanas (y 3)

Narrador 2- Aunque era noche de poca luna, el gastado camino de pizarra de la Picoza, sorteando continúas bajadas y subidas, no tardó en llevarles hasta el paraje llamado de las Migaldías y Cerro Molinos. Aunque había sido invierno de poco agua, este lugar, debido al encuentro de los río Pinto y Acero, mantenía algunas tablas que mostraban cierta profundidad.

Narrador 1- Lentamente, los dos militares quitaron del cuello de las jóvenes el regalo que la noche anterior habían recibido del noble burgalés don Pere. Las joyas fueron sustituidas por dos bermejas piedras de pórfido, a ellas volvieron a atar el crucifijo y la medalla de la virgen.

Narrador 2- La lentitud de la escena parecía satisfacer a Alí, cuya sonrisa daba a entender que cicatrizaba la vileza de su corazón.

Alí- Acabemos pronto, la luz de la mañana no ha de ser testigo de esta infame ejecución.

Narrador 1- Así decía Alí, cuando los soldados ejecutando su orden lanzaron a las hermanas al río, de sus cuellos colgaban sendas y pesadas rocas.

Narrador 2- En medio de un tremendo estruendo, a la par que las hermanas se sumergían en las negras aguas del río Herrumbrar, dos grandes y blancas piedras emergieron del agua convirtiéndose en fieles testimonios de la vileza realizada.

Narrador 1- Tal fue el brillo emanado de las rocas gemelas que los asustados testigos quedaron de inmediato ciegos.

Narrador 2- Con la venida del día los dos soldados y Alí habían encontrado la muerte despeñados entre las riscas de pizarra que escoltan el río Herrumbrar.

Narrador 1- Se sucedían los días y no mejoraba el ánimo de Almutamid. Cada mañana, dejándose llevar por el sinuoso arroyo de Valdeloshuertos, solía ir a cobijarse bajo la preñada roca de Peñalosa. Allí dejaba pasar las horas muertas del día sin poder olvidar la última mirada que le dirigieron sus hijas.

Narrador 2- A ratos se acercaba a la próxima fuente de Salsipuedes, allí confundía sus amargas lagrimas con la dulce agua del manantial que se derramaba bajo la lastra de pizarra.

Narrador 1- Era ya avanzado el verano, por lo que no era de extrañar que, con la caída de la tarde, los dos astros se confundieran bajo el cielo serrano. Sol y luna iban a un encuentro imposible.

Narrador 2- Almutamid, tras beber un corto sorbo de agua, se dejó caer sobre una piedra blanca, de cuarzo, a modo de asiento.

Alcaide- Muchos fueron los malos ratos que me permitieron criar en soledad dos nobles corazones que poco habrían de envidiar a los astros del firmamento.

Mayores fueron los gozos que me dieron hasta el día que injustamente les di muerte. Seguro que ya fui perdonado. Pero no hay perdón para la envidia, el pecado de mayor vileza, así fue la justicia de dios la que puso remedio a mi mal juicio.

Solo queda a mi persona poner reparo a mi equivocación poniendo fin a mis trágicos días. Espero que mis hijas vengan a mi encuentro.

Narrador 1- Así decía Almutamid clavándose una daga en el corazón. No tardo en caer muerto al pie del manantial de Salsipuedes.

Narrador 2- El agua torno de inmediato a roja, no dejando de manar hasta el día de hoy con este color, fiel recuerdo de la vileza del hombre y la justicia de Dios.

sábado, 3 de julio de 2010

La leyenda de las dos hermanas 2

Narrador 1- No era aún de mañana, cuando al hilo del vuelo de las primeras golondrinas dos soldados, aún somnolientos de la guardia de la noche, se acercaban presurosos a los calabozos, a espaldas del doble aljibe arcado.

Soldado 1- Levante don Pere, no es mal día el que ha amanecido para usted (le dice irónico).

Pere- ¿Acaso las tropas de mi rey asedian el castillo y buscáis que pida clemencia para vuestras paganas almas?

Soldado 2- Parece don Pere como si el sueño de la noche aún os tuviera prisionero. Es tal la penuria de vuestros reyes que no han hallado un mal puñado de blancas que permitan la liberación de uno de sus más nobles y aguerridos soldados.

Soldado 1- Nuestro alcalde, el justo Almutamid, valorando la nobleza que encierra vuestro corazón, ha decidido poner fin a vuestros pesares en nuestra tierra. Sabe que volveréis a realizar incursiones bélicas buscando saquear nuestros campos y despensas, pero prefiere volver a encontraros en el campo de batalla que sacrificaros vilmente bajo el filo del hacha asesina.

Pere- Agradezco la cordura y grandeza de vuestro señor, no esperaba menos del padre de tan insignes hijas.

Narrador 1- Así marchaba don Pere, dando rienda a sus lágrimas por no haber podido despedirse de las dos dulces compañeras que habían hecho menos penosa su estancia en las estribaciones de la agreste Sierra Morena. Doblando la Cuesta de los Santos daba una última mirada a aquel castillo que había sido antaño su anhelo y posterior cadalso. No podía aventurar los hechos que esa misma mañana habrían de sucederse.

Narrador 2- Con la primera caída del astro solar tras la marcha de don Pere, buscando ocultarse entre las sombras, salía el alcaide al patio de armas. Se acercó apresuradamente al aljibe escalonado que dividía el patio en dos alturas. Iba a realizar su obligada ablución previa a la última oración del día. Ya todos dormían. Le acompañaba Alí, su consejero más vil, al que no podía ocultar su cansada mirada, resignada; los ojos enrojecidos señalaban que las horas del día habían sucedido a una noche de vigilia.

Al poco, los soldados de guardia se acercaron llevando maniatadas a las hijas del alcaide: Jazmín y Azucena. El rostro de ambas mostraba sintonía con el ánimo del padre. Éste, intentando que las lágrimas no se liberaran de sus ojos, no acertaba a decir palabra.

Alí- (Con una sonrisa irónica y dirigiéndose a las hermanas) Maldita y trágica aquella mañana de invierno que trajo la desgracia a vuestra casa, que es la nuestra. ¡Qué dolor habéis traído al noble corazón de vuestro padre!, musulmán que hunde sus piadosas creencias en la misma casta de nuestro profeta Mahoma. Un padre que, siempre protector de las tierras del Islam, nunca ha dejado de vigilar la educación de sus hijas, ¿Cómo habéis podido acercaros a las creencias de los impíos creyentes del demonio? ¡Que desgracia trajo don Pere a la casa de vuestros padres!

Azucena- Mientes, fue mucho antes cuando cayo la casta de mi padre en tragedia, el mismo día que vuestra mala sombra puso los pies en esta tierra y en esta casa. La envidia corroe vuestras entrañas y el despecho de mi hermana no ha hecho sino acrecentar vuestro odio hacia nuestra estirpe.

Jazmín- En nuestras creencias no cabe lugar a la duda, muchos fueron los esfuerzos de nuestros padres por acercarnos a la fe verdadera, Alá es nuestro único dios. Pero también supieron cobijar en nuestro corazón la piedad. En el vuestro no ha lugar a otro sentimiento que la envidia y el odio. Anoche ya nos juzgasteis engañando a nuestro padre, le hicisteis creer que habíamos renegado de la fe de Alá y ha creído en vuestra palabra y en vuestras falsas pruebas.

Azucena- ¿Qué mejor prueba de vuestra maldad que utilizar como excusa traicionera un regalo surgido de un noble corazón? Ya hemos sido juzgadas y la muerte nos espera, sólo quiebra nuestro espíritu el dolor que nuestro padre ha de padecer hasta el día de su muerte.

Alcaide- Maldito seáis Alí, no alarguéis este momento. Partid hacia el rió Herrumbrar, allí, en la oscuridad de la noche, entregaréis al profundo abismo el alma de mis hijas para que nadie sea consciente de la herejía cometida por mi estirpe.

Narrador 1- Partió la lúgubre comitiva cerrando filas un padre apenado que se derrumbaba en lloros.

viernes, 2 de julio de 2010

La leyenda de las dos hermanas 1

De cara a los próximos medievales, removiendo cosas para ponerme al día y preparar lo concerniente, he topado con los papeles que me acercaron por primera vez a participar de forma activa en estas fiestas: la libre adaptación teatral que hice de la leyenda de "Las dos hermanas" en la que participó Rosi. Fue hace ya algunos años y, bueno, aquí os la dejo:

Narrador 1- Cuenta la memoria de los tiempos que estando las tierras al sur de las montañas negras Sierra Morena bajo el poder de las gentes “de la media luna”, numerosas eran las veces que nobles castellanos, ansiosos de mostrar su valentía, se aventuraban acompañados de sus huestes por aquellos lares saqueando alquerías morunas e incendiando sus cosechas de trigo.

No eran menores las ocasiones en que, avistados desde las torres y castillos que flanqueaban las estribaciones serranas, hallaban dura oposición perdiendo la vida en el campo de batalla o cayendo presos en manos sarracenas.

Narrador 2- Así fue como una triste y gris mañana, cuando ya finaba el invierno manchego, don pere Manrique, bravo joven búrlales, se hizo acompañar de un pequeño grupo de guerreros calatravos que más que tropa parecían “tuna”. Saltaron el puerto de la losa llegando a la cañada ovina de Guadarromán. Allí en el paraje que con toda razón después pasaría a llamarse de la Celada o la “zala”, les esperaban emboscados medio centenar de aguerridos moros que estaban acantonados en el castillo de Burch al-Hammam. Previamente habían sido alertados por lo centinelas que desde la torre del Castro Ferral guarecían el paso del Muradal.

Narrador 1- Dura fue la batalla y triste el resultado. De los once jóvenes que acompañaban a don Pere, cinco dejaron su vida en las aguas del río Herrumbrar, muy cerca del pasaje llamado de la Picoza. Tres, volviendo sobre sus pasos, dejaron la vida en los barrancos que se suceden hasta ver la ancha llanura manchega. Los tres restantes, junto a don Pere, cuyo corazón no le cabía en el pecho, aún tuvieron la valentía de alcanzar la terrible sombra del castillo de “los baños”. Al pie de las murallas Ruy Hernández y Gome Diegez, bañados en heridas sangrantes, entregaban su alma a Dios. Finalmente, Pere y su hermano menor, Diego, caían en manos del alcalde Almutamid. Mientras el primero dejaba caer sus huesos en el calabozo del castillo, el segundo marchaba libre a las vastas tierras de Castilla a comunicar la mala nueva: la libertad de su hermano a cambio de una buena recompensa.

Narrador 2- La primavera chillaba colores que salpicaban de esplendor el pellejo serrano. Llegaba la noche y con ella una luna grande y amarillenta se elevaba en cielo al ritmo de los triste sones del laúd de don Pere; ya se habían sucedido tres lunas en el limpio cielo de las tierras norteñas del Al Andalus desde que Diego marchara a Castilla.

Azucena- Amigo Pere parece que tus padres han olvidado que uno de sus hijos anda perdido en tierras musulmanas.

Pere- Los últimos inviernos, duros y fríos, han helado el verdor de los trigos antes que llegaran a dorarse, el olor de pan caliente ha dejado de corretear por nuestras calles y plazas, ovejas y cabras parecen tener vacías sus ubres, la carne de sus corderos se muestra seca como el aíre que corre en invierno por los paramos de la meseta castellana.

Jazmín- Pero cómo puede un padre no pagar un rescate, llegar incluso a dar su vida a cambio de uno de sus vástagos. Nuestro padre, el alcaide, tras la muerte de nuestra madre llora sin descanso con sólo pensar en que algún día habremos de casarnos mi hermana y yo alejándonos de su protección.

Pere- Muchos son los hijos que viven bajo el techo de mis padres, muchas las bocas que alimentar. Ellos siempre son los últimos en sentarse junto a la pobre sartén que mi madre prepara. No creo que logren reunir el precio que han de pagar por mi liberación. No importa, el martirio de este calabozo se aplaca cada noche con vuestra compaña. Vuestra conversación es suficiente recompensa para cicatrizar el eterno dolor que se va acumulando en mi corazón.

Azucena- En este alejado castillo, tierra de luchas, muy pocos son los espíritus que saben apreciar la olorosa belleza de la flor del romero, menos los ojos que se deleitan mirando los vivos colores de la jara o tiemblan bajo el murmullo que produce el suave discurrir del agua. Por eso las notas de vuestro laúd son como estrellas en la noche oscura, que alumbran serenando el alma. Tus cantos son frescas gotas de agua que sacian nuestra sed.

Narrador 1- En la tranquila noche, sigilosamente, una sombra que parece pegada al seco tapial de los adarves, se acerca a los calabozos. Dos brillantes y secas lucecitas parecen coronarla; parece escudriñar la escena que desarrollan los jóvenes en la oscuridad. Se trata de Alí, consejero del alcaide, antaño despechado por Jazmín.

Jazmín- Es ya muy tarde, nuestro padre nos habrá echado en falta. Debemos volver a los aposentos de la torre antes que se inquiete. Imagino que la seca sombra de Alí se hallará junto a él cultivando su preocupación e ira.

Pere- Antes de marcharos quisiera obsequiar vuestra bondad. Mis abuelas, tanto materna como paterna, aún siendo muy pequeño, me dieron un cristo crucificado y una medalla con una sencilla virgen, debían proteger mis pasos como soldado. Las dos sois el único hilo que sostiene mi ánimo en este duro tránsito, creo que estarán mejor en vuestros cuellos. Quizás ejerzan sobre vosotras la protección que a mi no me han prestado.

Narrador 2- Así se despedían cuando la oculta y felina sombra se apegó aún más al tapial de la cercana torre intentando pasar desapercibido. En la oscuridad, la cruel sonrisa de Alí parecía romper el silencio de la noche.

jueves, 1 de julio de 2010

Sweet Cotton Blues Festival

Corría primeros de verano del 96, cuando se tomó la determinación de crear dos nuevos eventos que tuvieran cabida en el marco de las Fiestas del Emigrante. El primero fue una locura, una noche de encuentro en torno a una sartén de migas: El Ier Encuentro de Migas Santeras. Todo un derroche de despropósitos en torno a una barra situada en la parte de atrás de Santa María; Tatín, como concejal de Asuntos Sociales, y un servidor como responsable de fiestas (como se nota que las responsabilidades van acordes con la edad) como anfitriones. Al final, creo recordar, llegó a haber 8 peñas que aguantaron hasta “venir el día”.

El segundo acontecimiento tuvo un carácter profundamente más cultural: el 1er certamen de poesía, más tarde “Pepa Cantarero”.

Ambos acontecimientos tuvieron un nexo común que, entiendo, los ha hecho sobrevivir hasta estos días: en ambos casos, con el apoyo municipal, las riendas las cogio el pueblo, la gente, sus protagonistas. Por una parte, Marianillo y su peña, y por la otra la propia Pepa acompañada de Juan Carlos, Juani, Antonio y mucha más gente. Aquí estuvo la sencillez de su éxito, de su permanencia y de la participación general de propios y extraños; ¡qué sea por muchos años más!

Bueno, pues ahora nos llega una nueva propuesta que, en cierto sentido, tiene actores presentes en los acontecimientos anteriores y muchos nexos en común: el primer festival de blues de Baños de la Encina "Sweet Cotton Blues Festival", ahora bajo el cobijo de una bisoña pero emprendedora asociación cultural "BluesGalimar". Los cimientos los tiene, ojala consiga larga vida.

Por cierto, el sábado hay fútbol, y España, pero hay que ir al festival.