jueves, 26 de julio de 2012

Noche Andalusí de la Rosa, Baños de la Encina

Calentando para la Noche Andalusí de la Rosa (27 y 28 de julio en Baños de la Encina, Jaén):

Obteniendo bolitas de cobre:


Lore preparando los moldes:




Mis primeros clavos "medievales", espero mejorar:

domingo, 8 de julio de 2012

De hienas y zorras...

Andaban otros tiempos, tiempos en los que la liturgia previa a un concierto era tan orquestada como la propia asistencia al evento,… y por aquellos días Dr Feelgood aterrizó con ganas de agradar por la ciudad de la calle Elvira, el Cebollas y el de Enfrente de la PPO. En esas, le colocaron de retahíla al Pitos de 091, a Amparo Sánchez,…y a Los Enemigos. ¡Ay!, Los Enemigos, ¡todo un acontecimiento al que nos apuntamos sin dudar!

Preparamos con detalle los prolegómenos. La bebida no era problema, pese a estar cortillos de peseteo, junto al auditorio, en Armilla, había un gran supermercado que nos podría, debería, proveer de alpiste a bajo precio. Después habría que colarla en la fiesta pero eso era ya un mal menor. Más problemático era el desplazamiento. A tiro de piedra de Almanjáyar, en Cartuja Alta, era de obligado cumplimiento algún que otro trasbordo y un rato a pie, sin problemas, ¡bendita e imprudente juventud!

En destino y ataviados de los pertrechos necesarios decidimos que fuera Sergio el elegido para penetrar en el recinto, con premeditación y alevosía le iríamos pasando el condumio a través de la reja. Buen amigo entre los que los haya, en temas de ciencia era como meter a la zorra en el gallinero, la cabra tira al monte. Y así fue.

El estraperlo fue complicado, pues aunque la valla era de rejas el continuo trasiego de vigilantes nos obligó a buscar rincones a espaldas del trasiego y a actuar con paciencia. Pero toda faena tiene su oreja y en los preámbulos ya estábamos colando la portería con telarañas en los bolsillos pero más anchos que largos ante el cercano acontecer que entendíamos benigno.

La primera media hora nos dijimos torpes de libro, no había quién encontrara al buen amigo y la sed ya medraba. Dejamos momentáneamente la búsqueda y pateamos un rato las balas de 091. En esas, superada la primera hora del trance, el de Arbuniel llegó a primera fila renqueante y con un codo dislocado. De la tragantía ya nada se supo. ¡Ay de nosotros qué, cómo ahora, dejamos el morral en manos de hienas! (y el apelativo no va por Sergio que era más de zorro viejo).