miércoles, 29 de febrero de 2012

Día de "matanza"

No era ni la mejor fecha ni el clima más idóneo, pero sí era un buen día para pasarlo con unos grandes amigos y una bonita manera de celebrar el día de Andalucía:









domingo, 19 de febrero de 2012

La navaja automática de tu voz - Corcobado & Los Chatarreros de Sangre ...

Fumando espero la navaja automática de tu voz
mientras un sueño dibuja en mi piel con sus uñas.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
cociendo en mi hombro una falsa caricia.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
urdiendo un latido en estas tristes ventanas.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
triturando el vidrio de mis pensamientos,
de mis pensamientos.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
evocando la hez de oro que silbaba tu aliento.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
horadando con mis ojos el terror del silencio.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
lanzando flechas de amor a los culos de los besos.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
con la negra voz de Dios escupiendo sucios versos,
escupiendo sucios versos.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
siento que tus tacones van apareciendo.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
que inyectará en mi oído el más largo de los besos.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
que ya me está cortando con el traidor de tu aliento.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
que ya me está cortando con el traidor de tu aliento,
el traidor de tu aliento.

Fumando espero la navaja automática de tu voz
que ya me está cortando con el traidor de tu aliento,
el traidor de tu aliento.

Hoy no voy a cantar ninguna canción de amor - Javier Corcobado

Nuevas Jornadas en Baños de la Encina


viernes, 17 de febrero de 2012

Siniestro Total ... Diga Que Le Debo

Andaba estos días atrás pendiente de una noticia que tenía a nuestro vecino del norte como protagonista indirecto, aunque promotor, cuando me llegó la pandereta de los guiñoles. Llegué a mal pensar si no sería esta fantochada una de las muchas maniobras de distracción en las que invierten nuestros mensajeros su tiempo y soldada.

No fue hasta ayer cuando la nueva, vieja conocida, llegó como una pesada losa.

Iluso de mí, afrancesado de buena fe, llegué a creer que la sociedad española y, más concretamente la andaluza, haría una crítica reflexión de los andurriales económicos y sociales por los que hemos callejeado durante los últimos veinticinco años. Pero, ¡cuál sería mi estupor!, los culpables eran los capitales agrarios franceses en connivencia con el rey alauita, los tecnológicos alemanes embarcados en empresas de transporte,..., los nocivos y caducados fitosanitarios (que desde occidente les vendemos a esos pobres necesitados del sur); en fin, la culpa es de los demás.

Decía una fábula que, cayendo la noche, andaba un mendigo casi en harapos, escuálido y con ojeras por una calle de buen ver del centro de la ciudad. En esas, un vecino, viéndolas venir, lo invitó a cenar a su casa, le dio ropa usada y, esa noche, baño y cama. Al marcharse por la mañana, el vecino le metió un billete en el bolsillo argumentándole que debía gastarlo en herramientas, en formación, en inversiones, …, pero que esa noche volviera a cenar, que al menos, durante un tiempo, en su mesa tendría un plato.

Aquella noche el señor, queriendo agradecer la ayuda recibida e impresionar al buen vecino, llegó a cenar con traje nuevo, decente.

Siguieron las noches y las cenas; el buen vecino preguntaba de cuando en cuando qué estaba estudiando, qué pilares estaba poniendo para un futuro mejor, dónde invertía el dinero que escaso, pero religiosamente, le metía en el bolsillo de su chaleco, chaqueta, americana,…; éste le respondía pasándole el vino o mostrando su nueva corbata a juego con el resto de la indumentaria. Había días en los que, envalentonado, se servía más carne que garbanzos ante la mirada un poco atónita del anfitrión.

Iba el señor una mala noche de invierno fabulando en compras cuando encontró en la casa del vecino, en el portal, a un pedigüeño comiendo garbanzos en un tazón. Pasó a la casa y, al asomarse a la olla, apenas bailaban unos pocos garbanzos en un fondo caldoso. Aquella noche maldijo a tirios y troyanos amenazando con llevarse la perola.

Seguro que los políticos han hecho, hemos hecho, mal los deberes, ¡¡¡seguro!!! Y muchos, como se viene diciendo en tertulias y púlpitos, deberían cobrar según rentabilidad empresarial, pero, ¿qué deberían entonces tener de soldada gerentes, directores, gestores, consultores, asesores,… de proyectos, planes estratégicos y memeces visionarias múltiples?

Por cierto, el mundo del aceite debería decir “oído cocina”, no vaya a ser que alguien piense en el reembolso de las embajadas oleícolas a Estados Unidos, Japón y otros lugares variopintos.


sábado, 11 de febrero de 2012

091: ¿Qué fue del siglo XX?

Aunque la reciente bonanza económica había elevado de manera considerable la altura de las casas linderas, tornando cámaras en alcobas individuales, los primeros rayos de sol del día seguían saludando prematuramente al herbazal desordenado que corona el Corralón, una vieja casona venida a menos cuyas historias de antaño yacen bajo los escombros de lo que hoy es un otero cobijo de las travesuras de la chiquillería. La solería, de tierra apisonada e irregular, se alza poco más de dos metros sobre la calle principal, la de la empinada Amargura cuando está se torna ya altozano, quedando el lugar al suficiente resguardo para evadir juegos y triquiñuelas de la mirada atenta de los mayores. Al lado de occidente cierra por el Cotanillo, apenas calleja, sin luz, sucia y apretada entre paredes de ripios de piedra calzados con pizarra que se pierden en un fondo tabicado de ruinas.

Aquella mañana de sábado, como desde siempre, iría llenando de carreras y voceríos el solar del Corralón a la vez que las madres abrían de par en par ventanas y puertas para “hacer sábado”, la limpieza general de la semana. Los primeros llegados recibían un sol apenas templado de una primavera aún infante; los más rezagados lo sufrían bien entrada la mañana. Pero aquel día, por esperado, era bastante especial. La calleja del Cotanillo daba paso a portillos y portones, a cuadras y pajares, a traseras de casonas otrora influyentes y hogaño volcadas al abandono, presas fáciles de zagales muy arrimados a la aventura y de imaginación ligera. La de la moscarra, la de la ratilla,… eran historia, poca cosa, aquella mañana venía cargada de traje de domingo: la presa sería la Casa de Joaquinito, una de las más importantes haciendas del siglo XVIII que, como el resto, volcaba sus mejores prendas a la calle Mestanza, eje viario muy principal. ¡Aquello eran palabras mayores!

Separado del Corralón por una decrépita y reducida tapia de triples, hundido apenas unos tres metros por debajo de éste y a espaldas de la casona principal de la travesía Amargura, el corral de las vacas de Juan Manuel el de la tonta era lugar principal de encuentros, juegos y algún que otro desvarío de chiquillos. Su pajar centro neurálgico para planificar escaramuzas y bravatas, como aquélla que se traía entre manos: desvirgar la casona del piano, hasta entonces harto impenetrable.



Con los años, todo ese mundo de la infancia, de la mía y de la de los muchos que me precedieron, fue extinguiéndose zarpazo a zarpazo hasta mostrarse como un recuerdo endémico sepultado por una modernidad global que cada vez entiendo menos. Pero aún me restaba el escenario donde dormían aquellos recuerdos, y quedamos nosotros, los niños de antaño, con fecha de caducidad.

Pero el Corralón ha finado recientemente; del Cotanillo y del Corral queda poco menos que la impronta, y la mole de Joaquinito se derrumba, por ahora despacio, pero su caída es inminente.

Descanse en paz.


viernes, 10 de febrero de 2012

Rajal de las Colmenillas, Baños de la Encina (Jaén)

Rajal de las Colmenillas, situado en las Colmenillas, sobre la Cola de Valdeloshuertos (pantano del Rumblar) y por bajo de la Cruz  Chiquita, en el marco de la Dehesa Santo Cristo. Se trata de un corral rectangular, en cuesta y a la solana, realizado con pizarra puesta “a hueso” que presenta un interior escalonado mediante estrechas terrazas en las que se sitúan (o situaban), en filas ordenadas, las colmenas de corcho. En este caso hay sembrados almendros, ya en claro declive, que suministraban néctar a sus inquilinos.

Funcionalmente evitaban altercados de la cabaña caprina, antaño muy presente por estas tierras (según las Ordenanzas Municipales de 1742 el choto era la carne por excelencia de este municipio, Baños de la Encina –Jaén).