jueves, 27 de febrero de 2014

sábado, 8 de febrero de 2014

Días de lluvia



Mañanas de lluvias y poco qué hacer, como éstas, te meten en verdaderos berenjenales mentales. Así, dando vueltas por la red en busca ideas y disloques me he dado de bruces con varios textos relacionados con el mes de febrero, sus tradiciones y ceremonias paganas.

De entre ellos, el siguiente viene a resumir las diferentes ideas que se ponían de manifiesto en la mayoría de estos:

“El inicio de febrero cae, astronómicamente, en medio del invierno, y a nivel agreste-vegetativo es cuando, sobre todo en los países templados, la naturaleza empieza a dar sus primeras señales de despertar. Es cuando, en términos de alargamiento de los días, los efectos del solsticio invernal empiezan a hacerse evidentes. En muchas culturas ancestrales, en estas fechas se celebran rituales de purificación/muerte que culminan con celebraciones de amor y fertilidad. El origen de las fiestas cristianas de Candelaria (2 de febrero) y San Valentín (14 de febrero) se encuentra en el antiguo culto itálico y romano asociado al mes de febrero (que toma su nombre desde el latín “februo”, que significa purificarse); el ciclo ritual empezaba al inicio del mes con “fiestas de la luz”, es decir con ceremonias de purificación en honor a la diosa Juno Februata, donde las mujeres desfilaban sosteniendo velas encendidas, y culminaba, a la mitad del mes, con celebraciones del amor y de la fertilidad (“Lupercalias”) dedicadas al Dios Fauno (Dios erótico y terrestre con pies de cabra), donde todas las mujeres que deseaban embarazarse, protagonizaban un complejo ritual (…)”.

En otro de los textos se mencionaba también un llamativo ritual romano:

“En la antigua Italia, el mes de Febrero estaba consagrado a la Diosa Juno Februata o Juno Februa. Su fiesta era celebrada el 14 de Febrero. Ella era la Diosa de la "fiebre" de amor tanto como de las mujeres y el matrimonio. En su fiesta, los hombres solteros participaban de una especie de "lotería" tomando pequeños billetes de papel puestos en un recipiente. En esos pequeños papeles estaban escritos los nombres de las mujeres solteras de la comunidad. La pareja formaba una relación temporaria durante los juegos eróticos que tenían lugar durante el festival (…)”.

Narraciones como éstas me han movido a recordar mis días de estudio, cuando insaciable ahondaba en los “por qués” de casi todo. De entonces, ya era conocedor de estas teorías pero en ese momento no fui consciente que las podía traer a mi terreno, a las costumbres con las que me había criado, a mi pueblo, donde tradiciones como aquéllas seguían perviviendo milenios después.

Y no me refiero a las candelarias, de lo que era muy consciente, sino de los juegos que se desarrollaban de manera paralela, como el rito-baile de “La flor del romero” o un juego que se pierde en mi memoria, que arbitrariamente, o no tanto, nos emparejaba durante aquellos días.

Benditos días de lluvia.


(tengo que hacer) los deberes - los enemigos

Adiós botellas
de vino. Adios, adios.
Besad mis huellas
en vuestros vasos amigos.
¡Ayayayayay!: adiós.
Adiós, distraídas
mujeres... ¡lerelelé!
Prendí mis días
en vuestros mil alfileres.
¡Ayayayayay!: adiós.
Tengo que hacer los deberes.
Adiós, verbenas
de fuego en mis venas.
Adiós, muy buenas
adiós, castillos de arena.
¡Ayayayayay!: adiós,
mis queridos quitapenas.
Adiós, adiós
adiós, adiós
adiós amigos:
con Dios.
Adiós, venteros
adiós, mármol grasiento.
Salud, caballeros:
yo les cedo mi asiento.

sábado, 1 de febrero de 2014

"El sanador de caballos"

¿Te das cuenta? Vemos lo mismo, pero sentimos cosas diferentes. Tú miras estas piedras y sólo ves eso, piedras. Sin embargo, si las observas con otros ojos, podrías encontrar mensajes, historias ocultas en ellas. ¿Sabes a qué me refiero? (…)