viernes, 23 de abril de 2010

El castillo más cerca

Tras la reciente excavación arqueológica del castillo de Baños o Burch al Hammam y la anterior ordenación de la Colección de Epigrafía Árabe de la Real Academia de la Historia (en referencia a la "manida" lapida fundacional), las III Jornadas de Arquitectura Militar "Oretum" celebradas a principios de marzo en Baños de la Encina vinieron a difundir los últimos y novedosos datos referentes al origen del castillo y la antigua y continua ocupación humana del Cerro del Cueto sobre el que éste se eleva.

En este sentido, Sebastián Moya, director de las excavaciones, buen amigo y hermano de uno de esos amigos de los que siempre sabes que están ahí, a tu lado para echarte una mano, siempre, Egidio Moya, me ha hecho llegar un breve documento sobre las conclusiones finales, científicas, a las que ha llegado. En breve intentaré tomar posición

EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL CERRO DEL CUETO. EL CASTILLO DE BURCH AL HAMMAM.

Sebastián R. Moya García.

Debemos comenzar esta ponencia explicando el propio título de ésta. En este título se recoge el trabajo arqueológico real realizado en el interior del Castillo de Burgalimar, que se divide, de forma imaginaria, en dos partes, antes y después de la construcción del castillo: por un lado los resultados de la secuencia arqueológica en el Cerro del Cueto, limitados físicamente por las murallas del castillo, pero esta secuencia debe variar muy poco de la real de todo el cerro; por otro lado, la continuidad de esa secuencia arqueológica en el cerro desde época medieval, marcada por la historia del Castillo de Burgalimar.

La ponencia que hoy presento se ordena en tres apartados:

1º Datos históricos y obras previas a este proyecto de 2007-2009. En este apartado resumiremos toda la información conocida sobre el Cerro del Cueto y el Castillo de Burgalimar anterior al proyecto de excavación y drenaje desarrollado entre octubre de 2007 y abril de 2009.

2º Objetivos y planteamiento del proyecto 2007-2009. En la segunda parte de la ponencia expondremos los objetivos, planteamiento y procesos de trabajo del proyecto de excavación y drenajes.

3º Resultados arqueológicos de la excavación. En el tercer apartado nos centraremos en los resultados de la excavación arqueológica en extensión o planta del castillo y de las zanjas de drenaje.

DATOS HISTÓRICOS

El medio físico de Baños de la Encina ha favorecido y condicionado los sucesivos asentamientos históricos desde la prehistoria en su comarca, destacando la riqueza minera y su ubicación estratégica en las rutas de comunicación entre Andalucía y la Meseta. Las primeras poblaciones reconocidas en Baños de la Encina son poblaciones que basaban su vida en la caza, a las que pertenecen las varias muestras de pinturas rupestres que se localizan al norte del término. Estas comunidades pronto sumaron a la caza, su medio principal de subsistencia, la primera domesticación animal y vegetal. Pero será en el segundo milenio a.C. cuando el medio de Baños de la Encina nos muestre su primera ocupación de importancia, ligada al auge de la minería del cobre y después del bronce, surgiendo una verdadera estructura de Estado alrededor de poblados como Peñalosa y la Verónica. Es en estos momentos cuando el cerro del Cueto, donde se levanta el castillo de Burgalimar, recibe el primer asentamiento humano reconocido, hasta el desarrollo del proyecto de excavación y drenaje 2007-2009.

Este interés por los filones mineros de la zona continuaría con los contactos entre Cartago y los íberos y el posterior dominio romano, interesados por la riqueza en plata. El declive del Imperio Romano marcó el de la minería, por lo que los siguientes asentamientos reconocidos de nuestra era están relacionados con la explotación de la agricultura, como es el caso de la “villa” de la Virgen de la Encina, que se excavó parcialmente en los años 80 y a principios de los 90. Desde la Edad Media la historia principal del término de Baños de la Encina se centra en el cerro del Cueto y especialmente en su castillo. En estos momentos la situación privilegiada de domino visual y control de los pasos entre Andalucía y la Meseta, marcan la vida en el cerro del Cueto y le conceden la importancia que merece el castillo de Bury o Burch Al-Hammam. Fue en 1225 cuando Fernando III de Castilla conquistó la villa de Baños y se multiplicó el uso del paso a sus pies como vía de comunicación y posta, pasando a convertirse en zona ganadera de tipo castellano. Los enfrentamientos del siglo XV entre el Condestable del rey Enrique IV y los maestres de Calatrava y Santiago hacen perder a la villa su carácter musulmán y se van castellanizando sus calles y casas.

En los siglos XVII e inicios del XVIII surge un nuevo renacer alrededor de la explotación agrícola, ganadera y de las canteras de arenisca. Es el momento de la expansión del casco urbano, que ocupa las terrazas de los huertos. El declive de Baños de la Encina se inicia en 1767 con el proyecto de las “Nuevas Poblaciones de Sierra Morena”, que reducirá el término de Baños a la mitad. Y continúa con las Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz de mediados del siglo XIX. El último resurgir minero del término de Baños es en el pasado siglo XX y ligado al plomo, sobre todo en la zona de El Centenillo.

El castillo de Burgalimar fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional el 5 de junio de 1931. Además la localidad de Baños es Conjunto Histórico Artístico desde 1969. El nombre de Burgalimar proviene del original musulmán Burch o Bury al Hammam, que traducido significa “castillo de Baños”, pues existen gran abundancia de fuentes y pozos en la zona. El castillo de Burch al Hammam se ha fechado tradicionalmente en el 968 d.C., en el período califal, siguiendo una política de reforzamiento del poder central de Córdoba por Alhakam II. La villa de Baños de la Encina aparece por primera vez en las crónicas cristianas en 1147, por la conquista de Alfonso VII y en 1155 se le otorga al Abdelaiz de Baeza por su vasallaje al rey castellano. Es conquistado y reconquistado varias veces hasta su definitiva conquista por Fernando III. Parece mantener su carácter militar hasta el siglo XVII, pues contaba hasta ese momento con alcaide y guarnición. Para convertirse a finales del siglo XIX y hasta 1928, tras un largo abandono, en cementerio de la localidad, utilizando el interior de las torres como criptas familiares y adosando los nichos a las murallas.

Tiene planta de barco y el material utilizado para su construcción es la “tabiyya”, hormigón de arena, abundante cal y piedras menudas; la decoración es de ataurique, de la que se conservan escasos restos. Tiene unas dimensiones aproximadas de 100x46 m. y cuenta con 14 torreones y la Torre del Homenaje. Esta torre o “Almena Gorda” se encuentra al noreste del castillo y está realizada en mampostería irregular de estilo gótico y semicilíndrica por el exterior. En época cristiana se realizó una modificación, realizando un alcazarejo con un torreón interior, ahora desmochado.

RELACIÓN DE OBRAS PREVIAS

- Extracción de inhumaciones a mediados de los 50.
- En 1965 se realizaron obras de restauración consistentes en la consolidación de almenas y recalce exterior de la muralla y torres. Extracción de inhumaciones.
- En 1987 se realizan obras de reparación de la cubierta de la Torre del Homenaje y de la fisura de la muralla en la parte interior en el encuentro con el muro del antiguo alcazarejo.
- A finales de los 80 del siglo XX se realizó una intervención arqueológica al exterior del castillo como apoyo a las obras de acondicionamiento y remoción de tierras que se realizaron en los alrededores del castillo. En esta actuación se establecieron siete fases que iban desde la Edad del Bronce y una posible ocupación romana a la construcción de la alcazaba y la extensión del casco urbano en los exteriores del castillo.
- En 1998 se realizan obras de emergencia para reparar la cubierta y algunas zonas de los muros de la Torre del Homenaje, se realizan nuevas cubiertas del resto de los torreones y se reparan y sanean los muros de mampostería de la entrada del castillo.
- En 2002 se realiza la actuación arqueológica de urgencia con dos sondeos, junto al torreón sur y en uno de los paños del lado oeste del castillo.
- En 2003 se ejecuta levantamiento planimétrico y fotográfico de todo el conjunto.

PROYECTO DE EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA Y DRENAJES

Objetivos de la Actuación:

La actuación arqueológica puntual que realizamos, entre los meses de octubre de 2007 y septiembre de 2008, forma parte del “Proyecto de excavación y drenaje del Patio de Armas del Castillo de Burgalimar, Baños de la Encina (Jaén)”, de D. Enrique Venegas Medina, aprobado por resolución de la Dirección General de Bienes Culturales con fecha siete de noviembre de 2006 y promovido por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

El proyecto “Actuación arqueológica puntual en el castillo Burgalimar de Baños de la Encina (Jaén), 2007” tiene como objetivo principal apoyar y complementar la intervención de excavación y drenaje del citado proyecto, para luchar contra el progresivo agrietamiento de su lienzo. Estos procesos de agrietamiento en los lienzos y torreones del castillo se han producido por la presión interna que ejercen los rellenos, debido a la falta de drenaje de las aguas, y por la filtración de aguas en el conglomerado del que están hechos lienzos y torreones; sobre todo en las partes más débiles de la estructura, como juntas de almenas, saeteras, juntas de torres, etc.

Esta actuación arqueológica tuvo como finalidad principal excavar el mayor volumen posible de rellenos en todo el espacio interior del castillo, reduciendo la presión ejercida de éstos sobre los lienzos. Al mismo tiempo hemos perseguido obtener otros cuatro objetivos que se suman al principal ya definido:

1º. Exhumar completamente el cementerio en la planta del castillo, quedando pendiente de exhumación los torreones, que no son objetivo de este proyecto, pero lo serán de los próximos proyectos de Diputación Provincial y Dirección General de Bienes Culturales.

2º. Descubrir una importante planta de estructuras medievales en el interior del castillo, que se ha documentado, recuperado e integrado, en parte, al resto del espacio monumental.

3º. Aclarar las dudas sobre la secuencia arqueológica-histórica del Cerro del Cueto.

4º El análisis y estudio de las nuevas áreas arqueológicas del cerro del Cueto en el interior de la fortaleza de Baños de la Encina, que se han sumado a las ya conocidas en la fase de sondeos en la actuación de noviembre de 2002 y en la excavación de urgencia de 1988, dirigida por Concha Choclán y Juan C. Castillo. Estos avances en los estudios han revertido en una mayor protección, conservación y difusión del Patrimonio de Baños de la Encina.

Éste ha sido el orden de prioridad en nuestros objetivos marcados, el descrito más arriba.

Planteamiento de la Excavación:

El proceso de excavación que más adelante comentamos se ha ordenado partiendo de dos ejes de coordenadas cartesianas a lo largo de los cuales se han establecido las áreas de excavación, utilizando los mismos ejes planteados en la actuación de noviembre de 2002. Se recogen profundidades absolutas en base a un punto “A”, que se encuentra a una altura de 439,00 m. sobre el nivel del mar, también establecido en la excavación de noviembre de 2002. Este se situó en la actuación arqueológica de urgencia de 2002 en uno de los sillares superiores del torreón que se conserva del alcazarejo interno del castillo, utilizándolo nuevamente de referencia.

En la actuación arqueológica en el Castillo de Baños de la Encina se ha realizado la excavación de todo el espacio interior del castillo. El objetivo ha consistido en eliminar una potencia media de dos metros de rellenos, principalmente, del cementerio municipal y de rellenos arqueológicos, fijando el nivel de base que hemos conservado en los niveles estructurales Almohades. En la excavación arqueológica hemos diferenciado tres fases caracterizadas por la utilización de distintas metodología arqueológica y medios de excavación:

1º. Un primer proceso de excavación enfocado a la exhumación completa de los niveles no arqueológicos, que, posiblemente, han sido del 80% de los que se han excavado en esta actuación arqueológica. Estos rellenos no arqueológicos están compuestos por los niveles acumulados durante el uso del castillo de Burgalimar como cementerio municipal y usos posteriores a su desmantelamiento. En la exhumación de estos rellenos los medios de excavación han sido mecánicos y manuales. Los medios mecánicos utilizados han consistido en una miniexcavadora (o vulgarmente “ratona”), con cazo de 40 cms. y cazo de limpieza, y un dumper y un tractor con remolque para el traslado de los rellenos.

En esta primera fase de la excavación se ha extraído una media de 1 metro en casi todo el espacio del castillo. Pero en muchas áreas nos hemos visto obligados a llegar a profundidades que superaban los dos e incluso tres metros, lo que ya se desprendía de los resultados obtenidos en la actuación de noviembre de 2002, para así exhumar todas las inhumaciones existentes en la planta del castillo. Esto ha obligado a posteriores rellenos en muchas zonas con tierras limpias de la misma excavación, allí donde la profundidad ha sido mayor que la general conservada para todo el castillo o para ese espacio concreto. En algunos espacios no habremos alcanzado los derrumbes medievales, por no verse afectados por el cementerio, pero en la mayor parte faltan los pavimentos medievales y están arrasados sus muros. Los restos estructurales y materiales de los períodos anteriores a la ocupación medieval musulmana están muy afectados o han desaparecido, pero en este caso, principalmente, debido al primer asentamiento medieval musulmán y sobre todo a la construcción del castillo de Burgalimar.

La metodología de excavación en esta primera fase ha consistido en la realización de un seguimiento arqueológico de la extracción de los niveles no arqueológicos, ordenado siguiendo el planteamiento de las áreas arqueológicas definidas en el plano 4, estableciendo perfiles longitudinales y transversales para su documentación. La organización de la excavación se estructuró en áreas arqueológicas que iniciaron su numeración por la número 3, respetando las ya designadas como sondeos arqueológicos 1 y 2 en la actuación arqueológica de urgencia de noviembre de 2002, sondeos que ahora quedan incluidos en las áreas 4 y 19 respectivamente.

Los peones apartaron los restos conservados de las inhumaciones para su transporte en sacas de plástico y su inhumación definitiva en una fosa común del actual cementerio municipal, como ya se realizó en la actuación de noviembre de 2002. La situación de abandono de las inhumaciones del Castillo de Burgalimar hizo imposible el reconocimiento de la identidad de las inhumaciones, por ello consideramos que la decisión más acertada era la inhumación definitiva en una fosa común reconocida en el actual cementerio municipal, como restos del antiguo cementerio del Castillo de Burgalimar.

2º. La segunda fase del proceso de excavación en el Castillo de Burgalimar se realizó por medios manuales por una cuadrilla de quince peones y la dirección técnica de dos técnicos en arqueología. La organización de la excavación en esta segunda fase se estructuró en las mismas áreas arqueológicas definidas en la primera fase. Estas áreas de excavación, a diferencia de los sondeos excavados en noviembre de 2002, no buscaron obtener una secuencia estratigráfica completa en el cerro del Cueto, si no la eliminación de un importante relleno de unos dos metros de potencia que ejercen una fuerte presión sobre el lienzo de muralla.

La excavación se inició en el castillo de Burgalimar en la zona de entrada principal, con la finalidad de facilitar el resto de la actuación arqueológica, pues los previsibles resultados de esta zona de entrada permitieron suavizar la rampa de acceso para la minimáquina excavadora que ha trabajó en la primera fase de trabajo. Esta primera área arqueológica en la zona de entrada al castillo fue la nº3, de las 18 que se establecieron de manera transversal a la planta del castillo. Por lo tanto numeraremos del área 3 al área 20 en esta actuación arqueológica puntual (Plano 4).

3. Fase de drenajes-sondeos. En esta fase hemos trabajado con la misma metodología arqueológica, los mismos medios manuales y el mismo planteamiento que en la primera y segunda fase de excavación. En esta fase decidimos las zonas más apropiadas para situar las salidas de aguas que recogen los drenajes de superficie y soterrados, en este caso buscando las zonas más bajas de la muralla y las pendientes existentes en el perímetro del castillo, que estaban marcadas por los niveles estructurales lindantes con la muralla y por el banco geológico. Allí donde situamos las salidas de aguas realizamos sondeos de 1,00 x 1,00 metros, para ubicar las 5 arquetas principales de drenaje, llegando en algunos hasta el nivel geológico. Se obtuvo así la secuencia estratigráfica completa y se excavó la fosa de fundación de la muralla del castillo de Burgalimar. Una sexta salida principal de drenaje se realiza por la entrada al castillo.

El sistema de drenaje de aguas ha consistido en practicar las zanjas en todo el perímetro del castillo y del alcazarejo. Estas zanjas para el drenaje tenían una anchura de 60 centímetros, que ha variado en sus dimensiones o anchura en casos puntuales, dependiendo de la profundidad que hemos debido excavar para conseguir la pendiente necesaria para obtener la función de drenaje hasta cada salida de agua. En estas salidas se ha colocado una arqueta general de recogida de aguas y se ha practicado una perforación en el banco geológico, por debajo de la muralla, para expulsar las aguas al exterior. Para que los sistemas de drenaje cumplan su función correctamente, se han colocado arquetas de recogida de aguas superficiales a cierta distancia de la muralla, hacia las que se conducirán estas aguas superficiales. Estas arquetas superficiales a la vez se han conectado a las arquetas generales perimetrales. Una vez fabricados y establecidos los drenajes se procedió a su soterramiento con gravas de granulometría gruesa, para seguidamente realizar el compactado de tierras limpias de la misma excavación arqueológica. Sobre éstas tierras, para concluir los trabajos de este proyecto de drenaje, se vertieron y compactó una media de 10 cms. de una mezcla albero y cal, que por su impermeabilidad impide el filtrado de las aguas superficiales.

Resultados de la excavación:

En la definición de los períodos y fases de ocupación en el cerro del Cueto, que vamos a realizar a continuación, contamos con la información de las tres fases de excavación desarrolladas en esta actuación arqueológica puntual, destacando la documentación obtenida en los sondeos hasta el banco geológico, que nos han detallado la secuencia completa del cerro del Cueto y, lo que nos parece más interesante, el momento de construcción del Castillo de Burgalimar. Para apoyar la información obtenida de la excavación arqueológica sobre esta última e interesante cuestión hemos contado con los análisis de C14 realizados a cuatro de las siete muestras, recogidas del lienzo y torreones del castillo.

Edad del Cobre.

La ocupación más antigua registrada en el cerro del Cueto está representada por algunos materiales cerámicos y, sobre todo, por ciertos elementos en piedra pulimentada, como hachas o azuelas, algunas de ellas reutilizadas en las estructuras de inhumación, indicándonos que esta primera ocupación debe fecharse en la Edad del Cobre, en el tercer milenio antes de nuestra era, concretamente en un momento pleno de la Edad del Cobre. De este período destacan algunos elementos característicos de este momento como las conocidas como “placas de arquero” de arcilla, que deberíamos aplicarles el uso como pesos para el telar, las fuentes de paredes abiertas y las fuentes de labio engrosado. Estas fechas se podrían relacionar con la documentación de una hoja de sílex en la Mina del Polígono que quizás podría indicar una temprana explotación del mineral de cobre por parte de poblados como el Castillo de Burgalimar o el Cerro del Tambor próximos a esta mina y en el borde de la Depresión.

Edad del Bronce.

En la actuación arqueológica de urgencia, fase de sondeos de 2002, se registraron algunos materiales de la Edad del Bronce que ahora se confirman con una muestra más amplia de materiales y algunos niveles estructurales simples y residuales, pero de gran entidad. En la mitad sur del Castillo de Burgalimar descubrimos los restos muy afectados, junto al perímetro de la muralla medieval, de un gran muro de casi 1,20 metros, delimitado en sus caras por grandes piedras y con un relleno interno de pequeñas piedras. Asociados a él se recogieron numerosos restos de barro con materia orgánica que formarían parte de las techumbres de las casas de la zona amesetada del cerro, formadas por muros longitudinales, y que ocuparían la totalidad de la parte superior. El recinto amurallado de la Edad del Bronce aparece y desaparece en la mitad sur del castillo muy afectado por el lienzo medieval, pues ambos se construyen siguiendo un alineamiento semejante al utilizar de cimiento el mismo escalón o curva de nivel de la roca geológica.

Este recinto amurallado de la Edad del Bronce debe delimitar la parte alta del asentamiento, que seguiría su extensión urbana al exterior del recinto, como ocurre en Peñalosa, y una muestra de esto lo registramos en la misma actuación con la documentación de un hogar rectangular de arcilla adosado a la cara exterior del recinto y junto a la entrada documentada en el área 9, en la zona oeste del castillo. Esta entrada localizada en la zona noroeste del área 9 es un estrecho pasillo de unos 70 cms., lo que no implica que no existan otros accesos, teniendo en cuenta lo sesgado de lo conservado de este recinto. Las importantes dimensiones mínimas que conocemos, de 35 x 28 metros de este recinto, que delimitaría la zona alta del asentamiento, nos hace pensar que nos encontramos con un poblado de la categoría o entidad de Peñalosa o La Verónica, lo que parece lógico por su inmejorable situación de control visual hacia Sierra Morena y hacia Valle del Guadalquivir.

Entre el material adscribible a esta época se pueden destacar algunos datos interesantes:

- Se documentan la actividad metalúrgica, que relacionaría este poblado con los documentados en la cuenca del río Rumblar. Se han encontrado restos de mineral de cobre, crisoles planos de fundición, una tobera y algunos útiles.

- La actividad textil también está representada, con el registro de un gran número de pesas de telar, de gran tamaño, algo diferentes en dimensiones a las documentadas en Peñalosa. Incluso alguna de ellas presenta tres o cuatro perforaciones, en lugar de dos.

- La cerámica responde a los patrones argáricos: vasos carenados, cuencos semiesféricos y parabólicos, ollas y orzas ovoides con el cuello marcado e impresiones digitales en el borde, superficies bruñidas,...

- En piedra también aparecen útiles característicos del mundo argárico como hachas, azuelas, alisadores y sobre todo en pizarra tapaderas y botones.

- En el sondeo realizado hasta el nivel geológico del área 6 aparece en el perfil sur restos de una inhumación en cista, que aprovecha la roca como límite este y de la que se conservan algunos restos de la inhumación y un ajuar casi nulo.

Toda la información recogida en la excavación indica que nos encontramos con un asentamiento que coincide temporalmente con el de Peñalosa, que se encuentra a escasa distancia y en la misma cola del pantano del Rumblar, en una fase del Bronce Pleno de filiación cultural argárica. Es un asentamiento de las mismas características y debemos considerarlos de la misma estructura político-económico-social.

Período Iberorromano.

Al lado sur del Castillo de Burgalimar descubrimos una gran concentración de recipientes y ollas de almacenaje de época iberorromana, junto al perímetro de la muralla y al gran muro de casi 1,20 metros de la Edad del Bronce, que se pueden fechar desde un Ibérico Pleno hasta un momento republicano romano. La ocupación iberorromana parece concentrarse en el Castillo de Burgalimar en la zona más alta del cerro del Cueto o, lo que es lo mismo, en la mitad sur de Castillo de Burgalimar. El espacio amurallado de la Edad del Bronce fue reutilizado en época Ibérica, como recinto defensivo o como estructura de un asentamiento urbano de mayor tamaño, del que se conserva algún muro longitudinal, restos de pavimento y materiales en deposición primaria en las áreas 7 y 9. Son muros de unos 50 cms. de ancho y de sillarejo irregular mediano y pequeño.

La gran mayoría del material de este momento corresponde a cerámica de almacenaje (ánforas y tinajas), cerámica de cocina (ollas) y cerámica pintada. La cerámica pintada corresponde a una vajilla de prestigio-simbólica, que se asocia a los rituales, y vajilla de mesa. Por este material, parece que se trataría de un ámbito o espacio de almacenamiento y producción de alimentos. En definitiva, el material confirma la existencia de varias fases de ocupación casi ininterrumpidas que se extienden desde el ibérico pleno hasta época romana tardía.

Edificio público Romano.

También en el lado sur del castillo registramos varios restos de época romana. Estos restos recuperados son tres capiteles y un ara fragmentada de una tal “ILICIA”, aparecidos en los niveles afectados por las fosas de inhumación del cementerio municipal o niveles de derrumbe, y parte de una gran escalinata fabricada con grandes sillares unidos por mortero y el trabajo de la roca geológica, cortándola y puliéndola para utilizarla como suelo del edificio. Por otro lado existen registros estructurales romanos secundarios o desplazados, reutilizados en muros y suelos almohades de la trama urbana interior del castillo, encontrando sillares en los muros, especialmente en las esquinas, y losas de gran tamaño en los pavimentos de las calles. Estos datos y otros escasos materiales fechan este edificio público desde el Alto Imperio.

La falta de información en el caso urbano de Baños de la Encina sobre restos estructurales de un asentamiento de época romana, que tampoco aparecieron en las diferentes actuaciones anteriores, ni en la actividad de urgencia de 1988 ni en la de sondeos de 2002, y encontrándonos en la zona más alta del Cerro del Cueto nos hacen pensar que hemos registrado los escasos restos conservados de un tipo de edificio que tiene explicación de manera aislada, sin otros espacios auxiliares o que lo complementen. En esta categoría de edificios y en esta posición privilegiada los que mas se amoldan a estas características y al registro material y estructural recuperado son los santuarios-religiosos o los edificios funerarios.

Período Medieval musulmán.

En la actuación arqueológica de urgencia de 2002, que denominamos fase de sondeos, en el sondeo 2 se excavó la fosa de fundación de la muralla del castillo. El material recogido fue una muestra reducida de un conjunto cerrado, que se podía fechar en época emiral/califal. Pero ante una muestra tan reducida preferíamos reservarnos nuestra opinión definitiva hasta concluir esta nueva actuación arqueológica que ha excavado toda la fosa de fundación del lienzo del castillo. Los materiales recogidos comenzaron a crearnos dudas sobre la fecha de fundación del Castillo de Burgalimar en época emiral/califal, desde que se inició la excavación sistemática del castillo, al ser mayoritarios los materiales almohades. A estas dudas hubo que añadir que no existan referencias veraces en las fuentes escritas del Castillo de Burgalimar desde su supuesta fundación en 968 d.C., siendo habituales estas noticias sobre Baños a partir de mediados del siglo XII. Las primeras referencias escritas sobre la villa de Baños en las crónicas cristianas son de 1147 d.C, por la conquista de Alfonso VII, y 1155 d.C., cuando es otorgada al Abdelaiz de Baeza por su vasallaje al rey castellano. Posteriormente aparece en las fuentes en varias ocasiones, pues la villa de Baños es conquistada y reconquistada en varias ocasiones hasta su definitiva conquista por Fernando III.

Es cierto que en la actuación arqueológica puntual también aparecen algunos materiales más antiguos que se pueden fechar en época emiral y califal, siendo normales los “tornetas”, situación lógica cuando hemos recuperado nuevas lápidas funerarias musulmanas reutilizadas en los muros y suelos, que refrendan la existencia de inhumaciones en las cercanías o en el mismo cerro del Cueto desde al menos 1.029 d.C y hasta principios del siglo XIII. Pero esta información lo único que hace es decirnos que en el cerro del Cueto ya existía poblamiento musulmán y con más seguridad una ocupación militar que reutilizaría los muros y lienzos de momentos históricos anteriores, del Bronce, ibéricos y romanos.

Las cuatro muestras analizadas de C14 nos confirman los datos recogidos en la excavación. Tres de las cuatro muestras analizadas oscilan entre 1.120 y 1.230 d.C. como fechación para la fundación del Castillo de Burgalimar, por lo que debemos considerar almohade su fundación. La cuarta muestra oscila entre el 1.040 y el 1.170 d.C., pero como vemos la mitad del intervalo de la datación que nos ofrece pertenece al período almohade.

Ordenamiento urbano Almohade.

La mayor parte de la trama urbana que registramos en planta se ordena o estructura en época Almohade. Es una estructura urbana que se ordena partiendo desde la muralla del castillo, con muros que parten perpendiculares a ésta y se dibujan también paralelos a ella. Los muros de esta traza urbana son regulares en sus dimensiones, de uno 60 cms., de sillarejo irregular y se caracterizan por reutilizar los materiales de las ocupaciones anteriores. Estos materiales reutilizados también aparecen en los pavimentos o suelos de las calles de la trama urbana, en forma de grandes losas de piedra reutilizadas que se mezclan con empedrados originales.

Con ciertas reservas, por la fuerte afección que muestra, se accede al castillo desde la entrada por una calle en recodo y lindante con la muralla hacia el sur, que después remonta hacia el oeste a la meseta superior, donde se encuentra el aljibe de dos cuerpos con bóveda de medio cañón, y llega hasta la muralla en su sector oeste. Otras dos calles, también afectadas, circulan de sur a norte en el sector norte del castillo y a ambos lados del torreón desmochado del alcazarejo. Seguramente continúan el recorrido de la calle que parte desde la entrada al castillo.

Período Medieval cristiano. Reordenamiento castellano del alcazarejo.

Tras la conquista definitiva de Fernando III de Castilla en 1225 se produce un reordenamiento interno del castillo, que afecta principalmente al sector norte, que consiste en la construcción del alcazarejo y la sustitución de la torre musulmana principal por la actual Almena Gorda. Obras totalmente de sillería irregular del siglo XIII, que parecen reordenar en parte el espacio interno del alcazarejo, pero que reutiliza la estructura urbana almohade.

Este momento histórico es el más afectado por el uso posterior como cementerio municipal y por esto los registros materiales son bastante menores de los que debieron existir en el Castillo de Burgalimar. Entre los materiales de este período destacan las piedras de molino, las grandes tinajas de almacenamiento de vino o aceite que se conservan en alguna bodega, algunas de ellas boca abajo y limpias, preparadas para la campaña de la producción de vino. Además aparecen los habituales componentes de las vajillas de cocina y comunes, y son habituales la recuperación de algunas monedas castellanas del siglo XII en adelante.

El único conjunto o espacio estructural nuevo reconocido, aparte de la misma estructura del alcazarejo, se localiza en el interior de éste, en su esquina este, donde documentamos los restos de un espacio adaptado a la nueva orientación interna que produce el alcazarejo y cuyo último uso debió ser el de almacén-bodega. Este espacio rectangular utiliza como paredes este y sur el mismo lienzo de muralla y el lienzo sureste del alcazarejo, las otras dos estructuras son dos muros de sillarejo irregular.

Época Contemporánea. El cementerio municipal.

Como comentamos anteriormente el 80% de los niveles excavados están afectados por las fosas de inhumación del cementerio municipal y el registro material pertenece a estas inhumaciones y a los períodos de ocupación comentados del cerro del Cueto comentados con anterioridad. En el Castillo de Burgalimar comienza a realizarse enterramientos en la segunda mitad del siglo XIX y los últimos son del año 1928 y los materiales asociados a estas inhumaciones son los habituales en los enterramientos contemporáneos de nuestra cultura, los restos de madera y herrajes de las cajas, de los sudarios y casacas, como botones y hebillas, del calzado,...








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