miércoles, 21 de abril de 2010

Barranco del Pilarejo

Me traía un poco preocupado el tema de los últimos árboles que sembramos a primeros de marzo en el Pilarejo, detrás de la Granja. Los de otoño iban viento en popa, el invierno de agua no sólo había asegurado la persistencia de los de mayor tamaño, hasta lo más pequeños habían agarrado perfectamente. Todos. Pero, los de primavera, ya era otro cantar.

A los más de 500 árboles que sembramos este pasado otoño, más de treinta de ellos entre los de tamaño grande y mediano (olmos, encinas, alcornoques, robles melojos, coscojas y algarrobos), sumamos a primeros de marzo otros 500. En este caso, llegando también casi a cuarenta los de tamaños grande y mediano, éstos últimos fueron los menos (no nos fiábamos de las lluvias de la primavera). Ahora hubo mayor variedad e introdujimos madroños.

Como no pude participar el día de la repoblación, por encontrarme en las Jornadas de Arquitectura Militar “Oretum” de las que tendré que contar algo, y quedaron árboles sin sembrar, no deje pasar el fin de semana siguiente para echar un rato. Entre la familia de mi buen amigo José Luís y la mía nos sembramos casi ciento cincuenta más entre madroños, mirtos y encinas. Les dimos un riego y, posteriormente, viendo que no venían aguas, José Luís les dio otro. Estas aguas nos han dado un respiro y parece que la nueva plantación puede llegar a buen puerto. Estaremos atentos durante el final de primavera y el próximo estío.

Aunque la Consejería de Medio Ambiente no nos aprobado la subvención que se pidió para hacer de la escombrera del Pilarejo una verdadera área recreativa, al menos si nos ha dado visto bueno al proyecto de actuación. Recoger las aguas del Paseo en una alcubilla para asegurar el riego de las plantas y adecentar la parte inicial de la escombrera, viniendo de la Granja, como zona de estancia de autocaravanas tendrá que esperar; los árboles, las primeras mesas de merienda y la limpieza y recuperación estructural del Pilarejo creo que vamos a ser capaces de realizarlas. El próximo otoño seguimos.

Ahora estamos con el Geosendero de la Pizarrilla, donde ya hemos recuperado el Camino de la Cueva de la Mona, a falta de los bancos y mesas de interpretación, unos llegarán antes que otros; y donde vamos a iniciar el proceso idéntico con el Pozo Nuevo. Aunque se que el camino de la Cueva de la Mona, ya se que su nombre real es de “la niña bonita”, no es el Camino Ancho, que pasa por debajo, por lo que ahora es la carretera de Bailén, creo que a éste, al de “la Mona”, deberíamos darle el de “Ancho”, por no perder un nombre de tanto apego como éste. No nos pase como con “lo negro”, que toda la vida fue, más o menos, “la vuelta la Pera”.

Os dejo a “mis artistas” haciendo hora antes de iniciar la repoblación.





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