La semana que viene recibimos los paneles que aportarán información e intepretación del Sendero del Bronce (Dehesa Santo Cristo), pero ya estamos preparando los textos que irán en el nuevo folleto de mano de este interesante sendero. Os dejo la introducción que acompañara al mapa/croquis del recorrido.
Corría el año de 1246 cuando el rey santo Fernando III de Castilla, tras reorganizar el concejo de la realenga ciudad de Baeza, hizo una serie de concesiones a su aldea de Bannos (Baños de la Encina). Entre estos privilegios está la concesión de un término privativo para usufructo de los vecinos sin obligación de pagar a cambio impuesto alguno a las arcas del concejo de Baeza; este terreno es el denominado en los textos del momento como defessa de Navamorquina. Para algunos cronistas este hecho tenía como causa que este rey hubiera nacido años atrás en el propio castillo de Baños (tomado y vuelto a perder en los años finales del siglo XII). Argumentos de mayor constatación histórica nos dicen que esta concesión forma parte de una estrategia del monarca cuyo objetivo era evitar el despoblamiento de unas tierras ásperas y poco fértiles, recién conquistadas, pero a la sazón control y defensa de los pasos de Sierra Morena entre la llanura manchega y la vega del Guadalquivir.
Posteriormente, este término privativo fue segregado en cuatro dehesas de las que la más cercana al núcleo urbano es la denominada del Llano. Una parcela que ronda las quinientas hectáreas y que cubre una estrecha franja de terreno entre el núcleo urbano de Baños de la Encina y los ríos Grande y Rumblar, alargándose hacia el nordeste hasta la altura del santuario de la Virgen de la Encina. Alejada del núcleo de la finca matriz, más al noroeste, y muy cercana al pueblo, casi tocando los ruedos de éste, fue perdiendo su uso como pastadero de invierno de oveja merina trashumante, ganándole terreno el ganado local: cabras, mulos y burros, colmenas y ganado porcino. Una sobreexplotación local excesiva (debido a la proximidad) llevó a la dehesa a una situación de quasi ruina ambiental. La reforestación llevada a cabo durante la década de los cincuenta del siglo XX, principalmente con coníferas, palio en parte la situación, pero, sesenta años después, el carácter alóctono de algunas de las especies introducidas (eucalipto rojo) está causando pérdidas de suelo irreparables y un agotamiento parcial de la mayoría de los veneros de agua tan presentes en la zona. Pese a ello la encina y su cohorte van muy despacio colonizando su viejo territorio haciendo que la primavera embriague de calor y olor este pellejo serrano: cantueso, romero, mejorana, jara pringosa, jaguarzo, jara estepa, retama, …
Tras la Desamortización Civil de Madoz (1885) y la subasta pública de los bienes del Común del concejo de Baños, los vecinos, acostumbrados a roturar las tierras serranas, sólo encontraron cobijo en los barrancos que desde el pueblo se dejan caer a la cuenca del Rumblar (Dehesa de Santo Cristo). Abancalaron los barrancos, detuvieron el agua y consiguieron que tierras muy ásperas les dieran de comer creando pequeños vergeles entre lomas peladas de cantueso y retama. Fue toda una revolución popular en las postrimerías del siglo XIX que, refrendado por dos decretos redactados por la Excma. Diputación Provincial, permitió la legal propiedad de los vecinos.
Por último, esta zona, antes que se construyera el embalse del Rumblar o de la Cerrada de la Lóbrega, fue nudo importante de las comunicaciones entre Baños y el sur manchego, como atestiguan los referentes culturales comunes (no en vano Baños de la Encina posee el único molino de viento de tipología manchega en Andalucía -siglo XVIII-). Caminos como el del Hoyo o de Los Llanos, San Lorenzo y la Cayetana surcan la dehesa salpicados de fuentes y pozos, y hasta casi se obtiene durante la Dictadura de Primo de Rivera la construcción de dos pasarelas metálicas que salvaran el paso de los ríos Rumblar y Grande. Cayeron irremediablemente en el olvido.
Al día de hoy, la dehesa del Santo Cristo se va constituyendo en un pulmón natural de gran calidad, inmediato al pueblo, con una carga histórica, arqueológica y etnográfica sobresaliente.
Corría el año de 1246 cuando el rey santo Fernando III de Castilla, tras reorganizar el concejo de la realenga ciudad de Baeza, hizo una serie de concesiones a su aldea de Bannos (Baños de la Encina). Entre estos privilegios está la concesión de un término privativo para usufructo de los vecinos sin obligación de pagar a cambio impuesto alguno a las arcas del concejo de Baeza; este terreno es el denominado en los textos del momento como defessa de Navamorquina. Para algunos cronistas este hecho tenía como causa que este rey hubiera nacido años atrás en el propio castillo de Baños (tomado y vuelto a perder en los años finales del siglo XII). Argumentos de mayor constatación histórica nos dicen que esta concesión forma parte de una estrategia del monarca cuyo objetivo era evitar el despoblamiento de unas tierras ásperas y poco fértiles, recién conquistadas, pero a la sazón control y defensa de los pasos de Sierra Morena entre la llanura manchega y la vega del Guadalquivir.
Posteriormente, este término privativo fue segregado en cuatro dehesas de las que la más cercana al núcleo urbano es la denominada del Llano. Una parcela que ronda las quinientas hectáreas y que cubre una estrecha franja de terreno entre el núcleo urbano de Baños de la Encina y los ríos Grande y Rumblar, alargándose hacia el nordeste hasta la altura del santuario de la Virgen de la Encina. Alejada del núcleo de la finca matriz, más al noroeste, y muy cercana al pueblo, casi tocando los ruedos de éste, fue perdiendo su uso como pastadero de invierno de oveja merina trashumante, ganándole terreno el ganado local: cabras, mulos y burros, colmenas y ganado porcino. Una sobreexplotación local excesiva (debido a la proximidad) llevó a la dehesa a una situación de quasi ruina ambiental. La reforestación llevada a cabo durante la década de los cincuenta del siglo XX, principalmente con coníferas, palio en parte la situación, pero, sesenta años después, el carácter alóctono de algunas de las especies introducidas (eucalipto rojo) está causando pérdidas de suelo irreparables y un agotamiento parcial de la mayoría de los veneros de agua tan presentes en la zona. Pese a ello la encina y su cohorte van muy despacio colonizando su viejo territorio haciendo que la primavera embriague de calor y olor este pellejo serrano: cantueso, romero, mejorana, jara pringosa, jaguarzo, jara estepa, retama, …
Tras la Desamortización Civil de Madoz (1885) y la subasta pública de los bienes del Común del concejo de Baños, los vecinos, acostumbrados a roturar las tierras serranas, sólo encontraron cobijo en los barrancos que desde el pueblo se dejan caer a la cuenca del Rumblar (Dehesa de Santo Cristo). Abancalaron los barrancos, detuvieron el agua y consiguieron que tierras muy ásperas les dieran de comer creando pequeños vergeles entre lomas peladas de cantueso y retama. Fue toda una revolución popular en las postrimerías del siglo XIX que, refrendado por dos decretos redactados por la Excma. Diputación Provincial, permitió la legal propiedad de los vecinos.
Por último, esta zona, antes que se construyera el embalse del Rumblar o de la Cerrada de la Lóbrega, fue nudo importante de las comunicaciones entre Baños y el sur manchego, como atestiguan los referentes culturales comunes (no en vano Baños de la Encina posee el único molino de viento de tipología manchega en Andalucía -siglo XVIII-). Caminos como el del Hoyo o de Los Llanos, San Lorenzo y la Cayetana surcan la dehesa salpicados de fuentes y pozos, y hasta casi se obtiene durante la Dictadura de Primo de Rivera la construcción de dos pasarelas metálicas que salvaran el paso de los ríos Rumblar y Grande. Cayeron irremediablemente en el olvido.
Al día de hoy, la dehesa del Santo Cristo se va constituyendo en un pulmón natural de gran calidad, inmediato al pueblo, con una carga histórica, arqueológica y etnográfica sobresaliente.
Jose María, La leyenda unicamente es prehistórica?? bueno....me parece genial.
ResponderEliminarHola vicky, perdona, pero no entiendo la pregunta.
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