Ahora que se plantea la posibilidad de realizar unas catas, o posiblemente un levantamiento, o quizá los dos, de un yacimiento arqueológico tan interesante, y por otra parte tan desdeñado, desconocido y cercano a nuestro pueblo, como es la rafa del Polígono-Contraminas, he creido interesante recuperar lo que el buen amigo Luís Arboledas decía sobre el mismo en su tesis doctoral "Minería y metalurgia romana en el Alto Guadalquivir: aproximación desde las fuentes y el registro arqueológico":
Localización
Esta gran rafa de casi un kilómetro de longitud se encuentra a escasos 500 metros al Sudoeste de la población de Baños de la Encina, entre los depósitos de agua y la carretera comarcal JV-5041, que pasa por encima del extremo sudoeste de la mina.
Ésta se encuadra entre los siguientes puntos de coordenadas UTM: extremo SW, x =431529 y = 4224000 y extremo NE, x = 432107 y = 4224789, dentro de la Hoja 905 (19-36) (Linares) del Mapa del Servicio Geográfico del Ejército a escala 1:50.000, 905 (1-1) (Baños-Villanueva de la Reina-Guarromán) y 884 (1-4) 1: 10.000 (Baños de la Encina) del Mapa Topográfico de Andalucía a escala 1:10.000 (Fig. 139 y 140).
Acceso
A esta mina se accede desde la localidad de Baños de la Encina por la carretera comarcal JV-5041, que une a esta población con Los Escoriales, tras recorrer 2.300 metros. También se puede llegar a pie bajando por la falda SW del cerro donde se levanta el castillo de Baños de la Encina.
Descripción
La rafa de la Mina El Polígono o Contraminas se abre a lo largo de más de un kilómetro, con una dirección SW-NE, en un terreno formado por las pizarras del Culm y parcialmente cubierto por los asperones triásicos (Fig. 139, 140, 141 y 142). La mineralización de cobre ocupaba los niveles superficiales, mientras que en profundidad se encontraba la de plomo. En los desmontes o escombreras se observa una gran concentración de minerales de cobre, fundamentalmente, malaquita y azurita, y se han hallado varios mallei de ranura central para el enmangüe (Domergue, 1987: 264) (Fig.142).
La fisonomía de la antigua explotación a cielo abierto de época romana no se parece en nada con la que debió de tener en su momento debido a la continua explotación a la que ha sido sometida, concretamente hasta los años sesenta del pasado siglo XX, de donde se extraería plomo a cierta profundidad, y su utilización como vertedero municipal. Los restos de galerías (Est. 7), de escombreras (dentro de la misma rafa) y de pozos (Est. 8) son testimonio de este último periodo de laboreo que sufrió esta mina (Fig. 140). En unos de los pozos aún se conserva la cabria o castillete empleada para la extracción del mineral y acceso de los mineros.
A escasos metros de la rafa minera se constata la existencia de trabajos de cantería para explotar el asperón triásico aflorante de color rojizo (Est. 5). La piedra de esta cantera se ha empleado hasta hace pocos años en la construcción de los edificios de Baños de la Encina.
También, posiblemente, de esta cantera fuera la piedra en la que se talló la estela sepulcral infantil de Q. Artulus o Q(v)artulus (Pastor et al. 1981), la cual fue hallada en el entorno de este lugar, donde se debería situar la necrópolis junto a una vía romana. Minería y Metalurgia romana en el Alto Guadalquivir. 396
Por la cronología de la estela, s. I y II d.C., podría estar relacionada con varios asentamientos rurales o villas de época romana, Alto y Bajo Imperial, de Las Mendozas I (J-BE-39), Contraminas (J-BE-44), Cerrillo Pico I y II (J-BE-45 y 46), La Lisarda (JBE-47) y Renacuajar (J-BE-48) (ver anexo nº 3) (Lizcano, et. al., 1990; Casado, 2001: 183-185), situadas en las cercanías, al Sureste, de la mina y entorno al camino de Baños a Andújar.
En las zonas aledañas a la explotación moderna se ha documentado la presencia de posibles restos de minería prehistórica, calicatas asociadas a pequeñas escombreras con elevada concentración de malaquita y azurita (Est. 9 y 10) (Fig. 143). De entre las escombreras se pudo recuperar una hoja de silex de filiación cultural claramente calcolítica (Fig. 144), por lo que pensamos en la posibilidad de que se trata de una mina de la Edad del Cobre ya que además se encuentra situada estratégicamente entre dos yacimientos calcolíticos, el Cerro del Tambor (J-BE-49) y el Castillo de Baños (J-BE-9) (ver anexo nº 3) (Contreras et al., 2004; 2005a).
Ambas estaciones (Est. 9 y 10) presentan fuertes concentraciones de malaquita y azurita. Hay presencia de estibina y vetas de cuarzo cristalino altamente compactas.
Estas vetas se desarrollan sobre pizarras que se hallan altamente fracturadas generando bloques de 2 a 20 cm. de diámetro (Contreras et al., 2004: 27; 2005).
Material arqueológico
Además del hallazgo de la estela sepulcral infantil, en esta mina se ha documentado una hoja de silex, un martillo minero con ranura central para el enmangüe40 (Fig 144 y 145) y, como señalábamos anteriormente, gran cantidad de mineral de cobre en las escombreras. Ante la abundancia de mineral cuprífero se decidió recoger varias muestras de mineral por cada estación para futuros análisis. En este caso, después de una selección previa de las mismas, se determinó realizarles un análisis de Isotopos de Plomo junto a otras muestras de minerales, escorias y objetos metálicos procedentes del cercano yacimiento argárico de Peñalosa (Contreras, 2000) y de la mina de José Martín Palacios (Baños de la Encina), con el fin de determinar la posible procedencia del mineral transformado en este poblado argárico (Hunt, 2006)41.
Fases cronológico-culturales
Los elementos documentados y analizados procedentes de esta mina señalan que ésta fue explotada en varios momentos, asociados a diferentes métodos de extracción:
Un primer periodo de explotación se produciría durante la Edad del Cobre, a través de la realización de pequeñas calicatas (Est. 9 y 10) con las que se beneficiaría los minerales ricos en cobre presentes en las zonas superficiales del filón. Esta cronología la proporciona el resto de hoja de silex hallado en una de las escombreras de estas labores mineras y su vinculación a dos yacimientos calcolíticos próximos (J-BE-9 y J-BE-49).
Los resultados de los análisis de Isótopos de Plomo realizados apoyan la existencia de una segunda fase de explotación durante la Edad del Bronce, ya que han determinado la consistencia entre los diferentes grupos de muestras recogidas de Peñalosa (básicamente de la Habitación VI) con los de esta mina y la de José Martín Palacios, dos de las minas del entorno que abastecerían de mineral este yacimiento minero-metalúrgico de la cuenca del Rumblar. Aunque este análisis no nos confirma de manera absoluta que una parte del mineral tratado en este yacimiento procediera de dicha mina, ya que la única certeza absoluta que se consigue con este método es la negativa, el saber que de cierta zona no viene el mineral (Hunt, 2006; Arboledas, 2006; Arboledas, en prensa).
Un tercer momento, y el primero de mayor explotación, se produciría en época romana republicana (s. II y I a.C) donde este filón se explotaría a través de una rafa o explotación a cielo abierto de más de un kilómetro. A este periodo podríamos asociar los martillos mineros de piedra documentados en los desmontes, aunque, a pesar de las tipologías que se han realizado (García Romero, 2002), sabemos que éste, no es un elemento material definitivo para adscribir esta mina este periodo. Sin embargo, vinculado a la explotación de la rafa en este periodo romano republicano, hallamos junto al extremo SW de la misma, dos asentamientos (Las Mendozas II (J-BE-40) y Marquesas (J-BE-43) donde vivirían los mineros y en los que se documenta, fundamentalmente, cerámica romana republicana de transporte y almacenaje (ánforas Dressel 1 y de tradición indígena) (Casado, 2001) y común de tradición ibérica (Lámina V y VI).
Además, debemos señalar la posibilidad de la existencia de otro momento en época Alto Imperial vinculado a las anteriormente mencionadas villas romanas, alto y bajo imperiales, emplazadas en la zona de vega pero muy cercanas a la mina42 y a la estela sepulcral infantil. Probablemente, éstas se dedicarían tanto a la actividad minera y agrícola de la rica llanura.
Otro hecho a destacar es la inexistencia de fundiciones en el entorno de esta explotación minera de gran envergadura. El último periodo, y segundo de mayor desarrollo del laboreo de esta mina, sería ya en el s. XX, y estaría vinculado a la explotación del plomo.
Tipo de yacimiento:Mina romana a cielo abierto.
Localización
Esta gran rafa de casi un kilómetro de longitud se encuentra a escasos 500 metros al Sudoeste de la población de Baños de la Encina, entre los depósitos de agua y la carretera comarcal JV-5041, que pasa por encima del extremo sudoeste de la mina.
Ésta se encuadra entre los siguientes puntos de coordenadas UTM: extremo SW, x =431529 y = 4224000 y extremo NE, x = 432107 y = 4224789, dentro de la Hoja 905 (19-36) (Linares) del Mapa del Servicio Geográfico del Ejército a escala 1:50.000, 905 (1-1) (Baños-Villanueva de la Reina-Guarromán) y 884 (1-4) 1: 10.000 (Baños de la Encina) del Mapa Topográfico de Andalucía a escala 1:10.000 (Fig. 139 y 140).
Acceso
A esta mina se accede desde la localidad de Baños de la Encina por la carretera comarcal JV-5041, que une a esta población con Los Escoriales, tras recorrer 2.300 metros. También se puede llegar a pie bajando por la falda SW del cerro donde se levanta el castillo de Baños de la Encina.
Descripción
La rafa de la Mina El Polígono o Contraminas se abre a lo largo de más de un kilómetro, con una dirección SW-NE, en un terreno formado por las pizarras del Culm y parcialmente cubierto por los asperones triásicos (Fig. 139, 140, 141 y 142). La mineralización de cobre ocupaba los niveles superficiales, mientras que en profundidad se encontraba la de plomo. En los desmontes o escombreras se observa una gran concentración de minerales de cobre, fundamentalmente, malaquita y azurita, y se han hallado varios mallei de ranura central para el enmangüe (Domergue, 1987: 264) (Fig.142).
La fisonomía de la antigua explotación a cielo abierto de época romana no se parece en nada con la que debió de tener en su momento debido a la continua explotación a la que ha sido sometida, concretamente hasta los años sesenta del pasado siglo XX, de donde se extraería plomo a cierta profundidad, y su utilización como vertedero municipal. Los restos de galerías (Est. 7), de escombreras (dentro de la misma rafa) y de pozos (Est. 8) son testimonio de este último periodo de laboreo que sufrió esta mina (Fig. 140). En unos de los pozos aún se conserva la cabria o castillete empleada para la extracción del mineral y acceso de los mineros.
A escasos metros de la rafa minera se constata la existencia de trabajos de cantería para explotar el asperón triásico aflorante de color rojizo (Est. 5). La piedra de esta cantera se ha empleado hasta hace pocos años en la construcción de los edificios de Baños de la Encina.
También, posiblemente, de esta cantera fuera la piedra en la que se talló la estela sepulcral infantil de Q. Artulus o Q(v)artulus (Pastor et al. 1981), la cual fue hallada en el entorno de este lugar, donde se debería situar la necrópolis junto a una vía romana. Minería y Metalurgia romana en el Alto Guadalquivir. 396
Por la cronología de la estela, s. I y II d.C., podría estar relacionada con varios asentamientos rurales o villas de época romana, Alto y Bajo Imperial, de Las Mendozas I (J-BE-39), Contraminas (J-BE-44), Cerrillo Pico I y II (J-BE-45 y 46), La Lisarda (JBE-47) y Renacuajar (J-BE-48) (ver anexo nº 3) (Lizcano, et. al., 1990; Casado, 2001: 183-185), situadas en las cercanías, al Sureste, de la mina y entorno al camino de Baños a Andújar.
En las zonas aledañas a la explotación moderna se ha documentado la presencia de posibles restos de minería prehistórica, calicatas asociadas a pequeñas escombreras con elevada concentración de malaquita y azurita (Est. 9 y 10) (Fig. 143). De entre las escombreras se pudo recuperar una hoja de silex de filiación cultural claramente calcolítica (Fig. 144), por lo que pensamos en la posibilidad de que se trata de una mina de la Edad del Cobre ya que además se encuentra situada estratégicamente entre dos yacimientos calcolíticos, el Cerro del Tambor (J-BE-49) y el Castillo de Baños (J-BE-9) (ver anexo nº 3) (Contreras et al., 2004; 2005a).
Ambas estaciones (Est. 9 y 10) presentan fuertes concentraciones de malaquita y azurita. Hay presencia de estibina y vetas de cuarzo cristalino altamente compactas.
Estas vetas se desarrollan sobre pizarras que se hallan altamente fracturadas generando bloques de 2 a 20 cm. de diámetro (Contreras et al., 2004: 27; 2005).
Material arqueológico
Además del hallazgo de la estela sepulcral infantil, en esta mina se ha documentado una hoja de silex, un martillo minero con ranura central para el enmangüe40 (Fig 144 y 145) y, como señalábamos anteriormente, gran cantidad de mineral de cobre en las escombreras. Ante la abundancia de mineral cuprífero se decidió recoger varias muestras de mineral por cada estación para futuros análisis. En este caso, después de una selección previa de las mismas, se determinó realizarles un análisis de Isotopos de Plomo junto a otras muestras de minerales, escorias y objetos metálicos procedentes del cercano yacimiento argárico de Peñalosa (Contreras, 2000) y de la mina de José Martín Palacios (Baños de la Encina), con el fin de determinar la posible procedencia del mineral transformado en este poblado argárico (Hunt, 2006)41.
Fases cronológico-culturales
Los elementos documentados y analizados procedentes de esta mina señalan que ésta fue explotada en varios momentos, asociados a diferentes métodos de extracción:
Un primer periodo de explotación se produciría durante la Edad del Cobre, a través de la realización de pequeñas calicatas (Est. 9 y 10) con las que se beneficiaría los minerales ricos en cobre presentes en las zonas superficiales del filón. Esta cronología la proporciona el resto de hoja de silex hallado en una de las escombreras de estas labores mineras y su vinculación a dos yacimientos calcolíticos próximos (J-BE-9 y J-BE-49).
Los resultados de los análisis de Isótopos de Plomo realizados apoyan la existencia de una segunda fase de explotación durante la Edad del Bronce, ya que han determinado la consistencia entre los diferentes grupos de muestras recogidas de Peñalosa (básicamente de la Habitación VI) con los de esta mina y la de José Martín Palacios, dos de las minas del entorno que abastecerían de mineral este yacimiento minero-metalúrgico de la cuenca del Rumblar. Aunque este análisis no nos confirma de manera absoluta que una parte del mineral tratado en este yacimiento procediera de dicha mina, ya que la única certeza absoluta que se consigue con este método es la negativa, el saber que de cierta zona no viene el mineral (Hunt, 2006; Arboledas, 2006; Arboledas, en prensa).
Un tercer momento, y el primero de mayor explotación, se produciría en época romana republicana (s. II y I a.C) donde este filón se explotaría a través de una rafa o explotación a cielo abierto de más de un kilómetro. A este periodo podríamos asociar los martillos mineros de piedra documentados en los desmontes, aunque, a pesar de las tipologías que se han realizado (García Romero, 2002), sabemos que éste, no es un elemento material definitivo para adscribir esta mina este periodo. Sin embargo, vinculado a la explotación de la rafa en este periodo romano republicano, hallamos junto al extremo SW de la misma, dos asentamientos (Las Mendozas II (J-BE-40) y Marquesas (J-BE-43) donde vivirían los mineros y en los que se documenta, fundamentalmente, cerámica romana republicana de transporte y almacenaje (ánforas Dressel 1 y de tradición indígena) (Casado, 2001) y común de tradición ibérica (Lámina V y VI).
Además, debemos señalar la posibilidad de la existencia de otro momento en época Alto Imperial vinculado a las anteriormente mencionadas villas romanas, alto y bajo imperiales, emplazadas en la zona de vega pero muy cercanas a la mina42 y a la estela sepulcral infantil. Probablemente, éstas se dedicarían tanto a la actividad minera y agrícola de la rica llanura.
Otro hecho a destacar es la inexistencia de fundiciones en el entorno de esta explotación minera de gran envergadura. El último periodo, y segundo de mayor desarrollo del laboreo de esta mina, sería ya en el s. XX, y estaría vinculado a la explotación del plomo.
Tipo de yacimiento:Mina romana a cielo abierto.
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