"En todo tiempo y lugar, el hombre, aferrado a su tierra, ha buscado y encontrado sus señas de identidad en aquéllos que le precedieron, en la tradición de sus gentes y en las labores que nacieron al amparo de su entorno natural más inmediato.
En los tiempos que corren, esta necesidad innata, más que una estrategia que nos identifique con la tierra que nos da sustento, parece ser un fenómeno necesario con el fin último de diferenciarnos y distanciarnos de nuestros vecinos. Con este objetivo nos aferramos a culturas, a veces no sólo alejadas en el tiempo, también en el espacio, quedando al margen, arrinconados, saberes que trasmitidos a través de decenas de generaciones nos permitimos olvidar en un instante.
Nuestro pequeño objetivo, invitándote a recorrer esta tierra en un viaje por el tiempo, es que puedas apreciar los saberes y haceres que nos legaron nuestros mayores. También, por qué no, los de aquéllos que hoy se muestran mucho más alejados en la distancia del tiempo, pero sobre todo éstos de los que aún tenemos una vaga imagen en la memoria, porque son ellos y no otros los que en gran medida han construido las señas de identidad de lo que hoy damos a conocer como Villa de Baños de la Encina.
En los tiempos que corren, esta necesidad innata, más que una estrategia que nos identifique con la tierra que nos da sustento, parece ser un fenómeno necesario con el fin último de diferenciarnos y distanciarnos de nuestros vecinos. Con este objetivo nos aferramos a culturas, a veces no sólo alejadas en el tiempo, también en el espacio, quedando al margen, arrinconados, saberes que trasmitidos a través de decenas de generaciones nos permitimos olvidar en un instante.
Nuestro pequeño objetivo, invitándote a recorrer esta tierra en un viaje por el tiempo, es que puedas apreciar los saberes y haceres que nos legaron nuestros mayores. También, por qué no, los de aquéllos que hoy se muestran mucho más alejados en la distancia del tiempo, pero sobre todo éstos de los que aún tenemos una vaga imagen en la memoria, porque son ellos y no otros los que en gran medida han construido las señas de identidad de lo que hoy damos a conocer como Villa de Baños de la Encina.
El propósito de las historias que aquí narramos es el reconocimiento de aquéllos que labraron nuestras tierras aunque tuvieran que andurrear hasta El Marquigüelo, La Campiñuela o el Mesto; de aquéllos otros que, cargados con una res, helados por el agua y el frío, y extenuados de cansancio, se ganaban la vida con la caza que Dios les daba y el hombre les arrebató; de algunos que, con horizontes más abiertos, trashumaban en la “verea”, la siega o la vendimia; aún de algunos que, con sus cuatro cabras, prefirieron quemarse sobre los rastrojos del verano; de aquellas mujeres serranas que mermaban el frío de sus hijos taponando con barro nacido de las cenizas del carburo las rendijas del chozo por las que éste suspiraba cauteloso; o de aquéllas otras, de manos agrietadas por la crudeza de un suelo preñado de aceitunas o por las gélidas aguas del Rumblar que daban brillo a sus harapos; ...; en memoria de todos nuestros mayores.."
Con este texto nos recibe el primer panel que da comienzo a la visita de este Museo del Territorio, este museo que pretende reflejar lo que ha sido la historia social de nuestra villa y sus gentes en los últimos ocho siglos; lo que ha sido la aldea y villa Castellana de Baños de la Encina.
Ha sido un proyecto complejo y largo que ahora va a hacer once años que fue preñado y en el que, entiendo, todos los alcaldes que desde entonces han pasado por el gobierno de la villa han creído. Con Pepe nació la idea y, creo, fue quién más ilusión personal puso en él. Miguel apostó por la continuidad del proyecto y con Rafael y Miguel Ángel se ha acabado de ejecutar. Ahora debe empezar a andar con el paso más firme posible.
Como decía, hace ya once años que surgió la idea, en el marco de unas ayudas de la Consejería de Turismo y Deporte que estaban destinadas a revitalizar el marco turístico del Guadalquivir. Pepe y yo conseguimos, no sin la inestimable ayuda de Fran Aguilera, por entonces delegado provincial de Turismo, que esta línea de ayuda nos abriera un hueco y se convirtiera en un Plan de Dinamización de los municipios del Parque Natural Sierra de Andújar, donde, por supuesto, si teníamos cabida. Así se fraguó la idea a principios de 1999.
La visita se estructura en torno a un eje que ordena los contenidos. Se trata de un eje físico, territorial, que nos va conduciendo desde el Puerto del Rey, la vieja frontera entre la Mancha y las tierras de Jaén, hasta el siglo XVIII en término municipal bañusco, por caminos hoy polvorientos por el paso de los años y de los hechos, hasta llegar a la amplia campiña que descansa a los pies del conjunto histórico de Baños de la Encina.
Aquí realizamos un recorrido periférico en torno al pueblo, un recorrido intenso que nos lleva por huertas y huertos, eras y molinos, fuentes y norias, ... hasta alcanzar el Camino de San Lorenzo que nos lleva Sierra adentro.
Realmente nos encantó el Museo, y tuvimos el doble honor de contar con una visita completamente personalizada y de realizar alguna pequeña sugerencia. Un 10 para la visita, el pueblo y, sobre todo, su gente.
ResponderEliminarRubén.