Análisis de la portada
En segundo
término, en relación con los elementos constructivos y decorativos que están
presentes en la casa judía, tras analizar diversos trabajos que versan sobre la
cuestión, no dábamos con un perfil definido, con un patrón que caracterizara la
fachada judía y/o judeoconversa. Sí se ha identificado la presencia esporádica
de algunos símbolos hebraicos en dinteles y jambas, como es el caso de la
estrella de David y similares que podemos observar en ciertas viviendas de los
barrios de San Lorenzo y el Alcázar, también en la gradeta de Santo Tomás, en la vecina Úbeda. Aunque, en este
sentido, el medievalista Vicente Salvatierra sólo admite como núcleo judío o
judería ubedí la zona que gira en
torno a la plaza Carvajal, lugar situado junto a una de las puertas de las
murallas del Alcázar[1].
Lámina 4. Casa con
estrella de David en el barrio de San Lorenzo, Úbeda.
Por norma general,
‘no existen diferencias en cuanto a la tipología de la vivienda de los judíos y
los cristianos en la Edad Media. Sus casas y viviendas eran similares en cuanto
respondían a un mismo modo de vida conforme con el nivel económico y la
posición social del propietario’[2]. Sin embargo, tomando como
referente la obra del autor de las líneas anteriores, Emilio Fonseca Moretón,
hemos concluido que la casa judeoconversa sí podría presentar ciertas peculiaridades,
al menos en el norte de Portugal y Galicia, desde Castelo Rodrigo a Tui pasando
por Guarda, Sabugal, Monçâo, Caminha, Valença, Melgaço, Ribadavia, Allariz,
Monforte o Betanzos. Se trata de una serie de elementos claramente visibles,
anclados en el tiempo y de influencia ‘manuelina’ (periodo artístico portugués),
que caracterizarían la fachada de la casa judía y judeoconversa. Y decimos detenidos
en el tiempo, porque siendo características propias de un momento histórico, a
caballo entre los siglos XV y XVI, se siguen utilizando en la casa
judeoconversa a lo largo del XVI y XVII, cuando el Renacimiento ya era el estilo
artístico dominante. Por cierto, situación nada singular en los ámbitos del
arte y la religión, como pone de evidencia la religión anglicana: durante
siglos, desvanecido en el resto de Europa las maneras de construir góticas, Inglaterra
siguió abanderando el uso del gótico frente las formas artísticas que imponía Roma.
Lámina 5. Portada
de la casona de los Medinilla u horno de Cañizares. En ella, aparte de los
elementos del dintel y sobredintel, se
aprecian diferentes elementos decorativos: bisel, alfiz, falso arco conopial,
etc.
Como decíamos, son
numerosos los detalles funcionales y decorativos que caracterizan la casa
judeoconversa galaicoportuguesa y, tras un minucioso análisis, casi todos ellos
están presentes en nuestra vivienda de calle Fugitivos. Veamos cuáles son.
Siguiendo el patrón de Fonseca Moretón, la casa debe presentar dos entradas,
una específica para el negocio o comercio y otra para la vivienda familiar,
totalmente privativa, En nuestro caso, las puertas no están contiguas, como sí
ocurre en la zona de estudio de Fonseca, pero es que nuestro caso viene
condicionado por la propia pendiente del terreno en que se asienta el edificio.
El desnivel existente favorece que una puerta, la de nuestro estudio, que es la
de carácter comercial o panadería, se abra a Fugitivos; mientras que la
doméstica, la privativa y a un nivel superior (primera planta), tiene acceso
por la Plaza Mayor, actual de la Constitución (véase lámina 1). Hoy presenta
una segunda planta añadida, inexistente en sus orígenes.
Lámina 6. Biselado
en la brenca derecha (también en la izquierda). En la parte superior, en el
punto de encuentro con el dintel, se aprecia cómo se acentúa la decoración del
biselado.
En esta línea,
también se han identificado particularidades muy relevantes en la portada de
Fugitivos, por otra parte, coincidentes con las galaicoportuguesas. Así ocurre
con las brencas o jambas y en el dintel, cuyas aristas externas están biseladas,
hecho que se acentúa en el punto de contacto entre jambas y dintel. Por cierto,
tras un análisis detallado, es uno de los pocos exponentes identificados en el
pueblo de Baños de la Encina. En total hemos localizado cuatro, el que nos trae
junto con el Casino de Leoncio, en la Carretera, el salón parroquial de San
Mateo y una de las puertas de la casona de Priores, la secundaria. A ello se
suman la existencia de un falso arco conopial, en este caso enmarcando al
emblema que acoge a menorá, pesaj y cordero de pascua, y la
presencia de un alfiz que acota la puerta en su parte superior. Igual que
sucedía con el biselado de las aristas, el alfiz es extraño a la arquitectura
bañusca, pues sólo hemos contabilizado seis casos con el nuestro: molino en
calle Encina, casona en Isidoro Bodson, la puerta del Sol, en la parroquia de San
Mateo, el horno del Serio, en cale
Isidoro Bodson, y el hospital de la Sangre de Cristo. Por cierto, en todos ellos hay presencia de
cruces de calvario o cruces incisas y, en un caso en concreto, en Delgado de
Castilla, con tres cruces, dos son normales y una es inversa. Por último, en la
puerta en cuestión, es necesario subrayar la comparecencia, ya mencionada más
arriba, de una cruz cincelada en la brenca derecha, por debajo del lugar de la mezuzá (hueco del bastoncillo). Siendo
otro de los elementos que caracterizan la vivienda judeoconversa, en el ámbito galaicoportugués
es conocida como cruz del converso o de sobremesa. De su presencia, en nuestro
caso inversa, podemos dar dos interpretaciones. De una parte, como criptojudío,
el vecino judeoconverso graba una marca que vendría a sustituir el papel que
desempeñaba la mezuzá; pero, de otra
parte, como converso, como cristiano nuevo, tiene la obligación de exhibir su
nuevo estatus, de hacerlo visible a toda la comunidad, y tiene que proceder con
humildad debido a su ‘sucia’ procedencia. A modo de conclusión, ¿hay mejor
manera de llevar a buen término y expresar su nueva situación que tallando una
cruz pretina, símbolo de humildad y fe inquebrantable?
Lámina 7. Portadas con alfiz: sencillo, en
molino de calle Encina, y más decorado en casona de los Delgado de Castilla, en
calle Isidoro Bodson.
Fonseca Moretón
pone de relieve una última característica, la presencia de una peana de piedra,
una laja, que sobresale de la fachada y que tiene especial protagonismo como
escenario de la Janucá o fiesta de
las luces. Con días variables, esta festividad se celebra en diciembre durante
ocho días con sus ocho noches y tiene como finalidad conmemorar el milagro de
luz que se produjo cuando Judá, tras vencer a los seleúcidas, dedicó de nuevo
el templo de Jerusalén al dios hebreo (siglo II antes de Cristo). Se trata de
una fiesta en la que se da gracias a Dios y se celebra la victoria de la luz
sobre la oscuridad. En este contexto festivo, sobre la peana de piedra se
situaba una lámpara de nueve velas, una para cada noche y una ‘sirviente’, de la
que se cogía la llama. En noches sucesivas, se va añadiendo una vela encendida
y se recitan bendiciones y oraciones especiales. Presente en las casas
judeoconversas de Galicia y Portugal, en nuestro edificio no la hemos
localizado. Sin embargo, a la izquierda del alfiz, a la altura del entresuelo, sí
hemos identificado un sillar extraño, pequeño e irregular, que pudo ser
recortado o sustituido en alguna reforma de la fachada. Es posible que dicho
lugar, originalmente, acogiera dicha peana.
Lámina 8. Sillar
extraño, tanto por su tamaño como por su situación, ubicado en la posible
localización de la peana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario