Un adelanto de las mesas panorámicas que ilustrarán el Geosendero de la Pizarrilla y para cuyos contenidos hemos contado con la inestimable colaboración del Departamento de Geología de la Universidad de Jaén, que ha realizado el trabajo de campo, redacción de contenidos, croquis y material fotográfico, es decir, todo ¡¡¡excelente!!!
Aún estamos corrigendo diseño y ciertos detalles, pero en breve estarán colocadas en su sitio.
lunes, 29 de noviembre de 2010
De "verea"
En relación con mi entrada sobre el mundo del toro en Baños de la Encina, y gracias a un anónimo amigo, me ha llegado la noticia que desde la Sierra de Segura y su vecino meridional, el Altiplano, ha arrancado la "Verea" con dirección a nuestra sierra. Todo un bien inmaterial de carácter endémico que debemos airear en estos días de malos vientos. Os dejo el enlace:
http://murciataurina.blogspot.com/2010/11/camino-de-sierra-morena-la-vereda-2010.html
http://murciataurina.blogspot.com/2010/11/camino-de-sierra-morena-la-vereda-2010.html
sábado, 27 de noviembre de 2010
john wayne - los enemigos
Llevo ya días sin echar un mísero vaso de vino, la abstinencia de lo cotidiano me obliga. Hoy, los lazos de amistad de mi buen amigo, el Merguis, resquebrajan a conciencia la entereza de mi cotidianidad, me alegro. Eres tú...
Burning - Una noche sin ti. En directo, Madrid 1990
Dejo caer poco sobre mi señora y como hoy es uno de esos más de 300 y pico días que no celebramos nada, ningún tipo de anivesario consumista, pues le dedico una genialidad. Un beso.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
martes, 23 de noviembre de 2010
Un ingenio de horno
Pues nada, arquitectura, ingenio y economía popular en el sentido más amplio, una chapeja y un viejo hocino sosteniendo la estructura.
lunes, 22 de noviembre de 2010
domingo, 21 de noviembre de 2010
De hornos y hongos
Esta mañana me escapado con Lore, mi perdición. No sé quién es más liante de los dos. Como mañana tenemos una salida al campo con la gente del instituto a reconocer setas, en el marco del programa raíces, pues nos hemos ido al campo a recoger todo tipo de “macromicetos” para que, en el día de mañana, además de los que recojan los alumnos puedan conocer otras variedades; mira que he salido veces y días a la sierra, pues nunca había ojeado tanta seta.
Pero, como no teníamos bastante, nos hemos liado con otros proyectos. Os dejo una pista fotográfica, que de aquí, como “castaño” o salimos por la puerta grande o a la fuente del Pisar.
sábado, 20 de noviembre de 2010
La Polla Records - El Alcalde
En el día de ayer (ya anteayer), andaban todos los medios de comunicación, de uno y otro extremo, un poco revolucionados por los videos un tanto subidos de tono de la campaña electoral catalana, quizá un pelín “eróticos”, pero vamos, como siempre, tomándonos por tontos. ¿Qué mejor metáfora que esos videos para expresar que la delegación política mediante el voto en manos de tanto farsante es un acto en el que nos “joden” (sálvase quien que pueda)? Pues bien que lo decía la Polla…
jueves, 18 de noviembre de 2010
Nueva reforestación participativa
Tras una prórroga, debido a que los viveros de la Consejería de Medio Ambiente han ofertado plantas tardíamente pese a que la apertura debía haberse producido el 15 de octubre, el próximo sábado 27 de noviembre llevaremos cabo una nueva reforestación participatica. Este año el lugar elegido, como no podía ser de otra manera, es la Piedra Escurridera.
Como en años anteriores, se sembrarán árboles grandes (por encima del mirador de la Piedra Escurridera) y pequeños (una savia). El lugar ha sido habilitado con riego, por lo que el éxito de las plantas ha de ser más que cierto.
Una vez realizada la plantación, como en otras ediciones, habrá una merienda y, como novedad, contaremos con el Grupo de Animadoras Socioculturales de Baños de la Encina (recién salidas de un curso de formación) que realizarán varias actividades y juegos: Gymkana, Juegos Populares y Cantajuegos.
Los menores podrán llevarse algunas plantas de primera savia para sembrar en casa y valorar como van creciendo.
Como en años anteriores, se sembrarán árboles grandes (por encima del mirador de la Piedra Escurridera) y pequeños (una savia). El lugar ha sido habilitado con riego, por lo que el éxito de las plantas ha de ser más que cierto.
Una vez realizada la plantación, como en otras ediciones, habrá una merienda y, como novedad, contaremos con el Grupo de Animadoras Socioculturales de Baños de la Encina (recién salidas de un curso de formación) que realizarán varias actividades y juegos: Gymkana, Juegos Populares y Cantajuegos.
Los menores podrán llevarse algunas plantas de primera savia para sembrar en casa y valorar como van creciendo.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Estreno del geosendero de la Pizarrilla
En el marco del programa Raíces que desarrolla el área de turismo y medioambiente del ayuntamiento de Baños de la Encina con la participación de los centros escolares de la localidad, se ha estrenado el Geosendero de la Pizarrilla como equipamiento didáctico y deportivo. Han sido los niños y niñas de los dos cursos de 1º de ESO quienes han realizado por primera vez este itinerario de la mano de dos de sus profesores y Susana, la guía intérprete de nuestro Museo del Territorio.
Le pedí a Susana que me pasara algunas fotos e impresiones de la experiencia y, como Susana es una "burra", me ha mandado un testamento; así que casi se lo he fusilado (con su autorización) y lo he transformado en un cuaderno de bitácora de la experiencia. Os lo dejo:
Profesores: Rosa María Escribano Vitón, profesora de Matemáticas, y Francisco Javier Muñoz Hidalgo, de Lengua y Francés.
Guía: Susana Martín, Guía interprete del Museo del Territorio.
Todos puntuales, a las 10,15 am, en las gradas del IES Bury al Hamma. Allí nos organizamos en 6 grupos de 5 alumnos cada uno, correspondiéndole a cada grupo un tipo de roca de las que después veríamos: pizarra, arenisca roja, cuarcita, arenisca marina, granito y pórfido (granito con feldespato alterado, rojo).
Reparto de tareas. Objetivo práctico: nos han encargado hacer el mapa del Geosendero y observar, claro está, las formaciones rocosas que lo componen y el entorno que éstas conforman. Cuando se dijo a uno de ellos tenía que llevar la brújula e ir marcando en el papel los cambios de rumbo se quedaron expectantes. Uno de los maestros, Francisco Javier, dijo que había que hacer la foto del antes y del después. A los profesores se les veía bastante animados, aunque sin saber exactamente qué íbamos a hacer y a ver,... Agustín se quedó con ganas de acompañarnos.
Comenzamos a caminar aproximadamente a las 11,15 horas. En el primer hito, primera parada y recordatorio de tareas: lo de dibujar, como que lo llevan un poco mal, pero los que mejor lo hacían del grupo cogieron lápiz y el papel y a la faena. Explicación, un poco más pesada, de la Historia de la Tierra. Desde el inicio nos fuimos parando para ver los materiales que había en el suelo recogiendo muestras: fueron selectivos, se animaron bastante preguntando si era o no era un tipo de roca u otra.
Parada en la Cueva de la Mona (Niña Bonita): ¡se metieron TODOS! vamos, incluidos los profesores que fueron los primeros. Luego se sentaron en el bardalillo y tocó explicación.
Continuamos y paramos también junto a las areniscas marinas de color amarillo, que todos tocaron y cogieron para la muestra y se fijaban en detalles como cualquier tipo de agujero, hasta les llamó la atención unos buitres que pasaron en ese momento por allí.
Cruzamos el sendero y volvimos a parar en la “era de Casas”. Continuamos hasta el Pozo de la Vega, donde llegamos aproximadamente a las 12,15 horas. Allí estaban Loren y Dionisio limpiando el pozo y echando de nuevo los bichejos que salían con los cacharros (insectos), alimento de tiros y ranas. Fue toda una suerte porque hubo ocasión para comentar cómo funcionan las aguas subterráneas en Sierra Morena y, algo muy importante (Susana afirma que lo machacó y lo machacó): buenas prácticas medioambientales y sentido común a la hora de cuidar las aguas. Aquí José Fernando se puso malito.
Continuación hasta la Huerta Zambrana, que les llamó mucho la atención. Seguían cogiendo piedrecillas sin que se les dijera nada. Continuación hasta el cruce y explicación de la señalización que vamos a ir viendo (la del Geosendero, la del PR A289 de la Verónica y la del GR 48 de Sierra Morena). Pensaron que se iba al santuario de la Virgen de la Encina. Los profesores ya hacían comentarios del tipo: "esto está muy bien".
Cuando llegamos a la altura del cordel de Guarromán, paramos y tocó explicación de los usos históricos de los caminos y cañadas, propiedad, tamaño, etc. Al llegar de nuevo a una zona de contacto (falla de Baños), nueva explicación, ¡ahora les quedó bastante más claro! No protestaron en ningún momento. Al llegar a la zona de la Piedra Escurridera se echaron a correr para coger sitio y escurrirse, claro, lo que haríamos todos.
A partir de aquí hubo paradas múltiples para ver los arroyos, las charcas, que tenían habitantes (escuerzos), las setas, un nido caído, la araña del nido,... De nuevo, el maestro quiso la foto de familia sobre las pizarras levantadas y quebradas por el contacto con el dique de granito y hablamos del bosque mediterráneo. Cuando se llegó a La Alcubilla, hicimos una buena parada; leímos entre todos el panel sobre el sistema hídrico del Cerro de la Calera; a la muchachilla que leyó el primer párrafo dedicado a los más pequeños le hizo gracia lo de los "mazacotuscos" (simbólicamente, los primeros habitantes de Baños que explotaron las canteras de arenisca del lugar denominado calle de “Las Piedras”, hoy calle de los Riscos situada sobre el Mazacote, origen artificioso del apelativo); luego, todos querían leer algo. Serían las 13,30 horas cuando marchamos por el Camino de San Lorenzo. En este punto el profesor reconoció que estaba gratamente sorprendido por el itinerario y que tenía intención de aprovecharlo; ambos profesores pidieron más documentación sobre los senderos y, en concreto de éste (se les argumentó que se está trabajando en un cuaderno de campo y en los hitos interpretativos), es más, pensaban aprovechar alguno de los que los alumnos hubieran dibujado para tener el máximo de referencias posibles, ¡fenomenal!
Llegamos al cruce de Piedras Bermejas, nueva parada con nuevas actividades: se habló del granito y del hábitat que conforma para determinadas especies, cómo hacer una brújula con una aguja sobre el agua, leer poemas relativos a las rocas y jugar a la Rosa de los Vientos, algunos no querían dejar de jugar.
Sobre las 14,15 horas encaramos el tramo final, con vacas (mansas) y todo. Ya iban comentando lo que iban a comer y a beber. Y despedida en el Instituto.
Los profesores en todo momento fueron atentos a las explicaciones, mandaban callar y ordenaban a los chicos para algún elemento en concreto se viera mejor,... Este Geosendero es muy particular, muestra no sólo las piedras y la Historia de la Tierra a secas, es partícipe de las historia humana a través de sus piedras.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Un viejo amigo
Prácticamente, desde la muerte de mi madre fui sobrino de muchas tías y chachas que, afanadas en dar ayuda a mi abuela, se echaron en algún caso cargos ajenos y lejanos. Esto me dio pie para poder moverme con entera libertad y coartada por casi todos los rincones de este bendito pueblo. Así, un día igual pillaba un cucharrillo de mi chacha Ana María, la prima de mi abuela Pura, en el Precipicio como me escapaba al chalé de la tía Lidia, casi en el Peñón Gordo, donde a golpe de tijera y una clase de francés pillaba unos reales.
Pero las ruinas del molino eran uno de los sitios que más me tiraban. Al cobijo de mi tía Ana, en tiempos de trilla, me escapaba al Calvario Viejo con la excusa de dar una vuelta al tío José “el suave”, sobrino de mi abuelo Frasquito que también tenía raíces en los Filabres. De entonces, puedo afirmar que he trillado, pese a que por mi edad ya eran caducas estas labores.
Tanto a la ida como a la vuelta, el molino, sus decadentes piedras, eran parada obligatoria. Un molino abierto al horizonte sobre bardales de cascada piedra oscura.
Cuando fui creciendo y el molino se iba cercando de casas y chiquillos, cuando empezó a gustarme y emocionarme esto de conocer el pasado para crear un futuro algo mejor, o al menos intentarlo, eché en falta el protagonismo que debía tener el molino, a duras penas aferrado a una leyenda prestada; pero también note la ausencia de la Cayetana oculta por su fin, del Pozo Nuevo y del de la Vega, donde la piedras se ahogan en un mar de hierbas, de una Alcubilla oculta entre sus ruinas, … Pero, al amparo de “tres obras de arte”, ya sea sabe. Fue mi buen amigo y maestro, Eduardo Araque, quien me hizo ver la belleza de estos ingenios y tirar del hilo de sus entrañas.
Por eso, cuando en 1998 aprecié un hueco por donde colar sus piedras, no perdí la ocasión e hice la propuesta. Poco tuve que defenderla, pues a Pepe le faltó tiempo para aceptarla y le dimos prioridad en la orden de “Infraestructuras Turísticas” de la Consejería de Turismo y Deporte de ese año. Aquí empezaron las peripecias.
La primera faena fue investigar, y así cogimos el hato Miguel el de “Vilortas”, Salvador el aparejador y Quico “el pelón” y nos fuimos a Campo de Criptana a beber de los que más sabían de esto de la molienda. El trato fue excepcional y nos trajimos ideas, proyectos y hasta revistas con un interesante acopio de información que, por cierto, nunca fueron devueltas. El principal problema vino de la mano de la Comisión Provincial de Cultura, que se aferraba a la ausencia documental de datos sobre este ingenio y esta geografía. Esto y un tema de un poste eléctrico eran las barreras básicas para la recuperación de nuestro molino.
Al final el proceso tomó un aceleración tremenda, de un día para otro hubo que presentar a Cultura un informe que justificará que el molino era, pues eso, un molino, pero la Comisión no cayó en la cuenta que la noche era mi mejor medio, llevaba toda la vida en ella. Por la mañana tenían sobre la mesa un informe técnico que justificaba la vida y muerte de nuestro molino y, en la mesa, estaba Paqui Hornos que nos echó las dos manos para que el molino elevara sus aspas. Demasiados anónimos pasan desapercibidos para que unos pocos aireen los laureles.
Las mudanzas electorales enfriaron mi relación con el ingenio vecino de Santa Olalla.
Pero el tiempo y la vida vuelven a unir a los buenos amigos. Y así se me encomendó preparar la exposición “Historias al viento” que ha venido dando contenido al molino. Este año había una reserva de dinero de los presupuestos municipales para complementar la exposición con un conjunto de reproducciones de ingenios vinculados al cereal y el viento, pero vino la “tormenta perfecta” finando febrero y torció las intenciones.
Como en su día a Pepe, a Miguel Ángel le faltó tiempo para ratificar mi opinión de buscar fondos de manera inmediata, de tal forma que sus aspas se alzaran sobre “Buenos Aires” antes de sucumbir el año en curso. Y así se hizo. Con la ayuda de PRODECAN y con fondos europeos el jueves noche el molino recuperaba su compostura. Ahora, como en Reyes, las bondades no vienen solas y a la enmendada fisonomía externa se unen algunos retoques internos que le acercarán más aún, si cabe, a sus hermanos mayores manchegos.
Por cierto, nunca he sido de tomar protagonismo, defectos tengo muchos y cada día más, no porque me crezcan, que también, sino porque con la edad uno los identifica con mayor claridad, pero nunca me ha dominado la pereza ni me ha dejado atrás la curiosidad y la ignorancia la he tratado de paliar leyendo, pateando en primera persona, escuchando a muchos, admitiendo errores, aceptando otras versiones y creando las mis propias, pero nunca copiando las de los demás; y siempre con mi trabajo y responsabilidad. A nuestro pueblo, durante mucho tiempo, le han sobrado tantos falsos títulos y honores que se ha quedado amarrado en los arrabales de Vetusta.
Viñeta realizada por Paco Nájera.
domingo, 14 de noviembre de 2010
sábado, 13 de noviembre de 2010
¿por qué yo? - los enemigos
Andaba anoche con la cabeza en desvaríos, cuando me vino a la mente una afirmación tajante que ya hace unos años me soltó mi buen amigo Alfonso Hortelano allá por tierras de Soria: “No le des vueltas, el turismo puede echar una mano, pero, en verdad, la dinamización económica de lo rural sólo puede venir de la mano de unas nuevas formas agrícolas”; y tenía más razón que un santo, como suele decirse.
La santa globalización entre la que nadamos ya ha designado su papel a cada ámbito de la sociedad y cada rincón geográfico, encorsetando a tierras y gentes; y aún nos vanagloriamos de nuestra grandeza. La sierra, decadente en usos ganaderos tradicionales, se dedica para pasto de gloriosos trofeos una vez cercenados caminos y cañadas. La campiña, saturada de unos olivos de alto coste ecológico, se mueve al antojo de una economía entre grilletes. Y las gentes, nuestras gentes, siguen siendo aquellos jornaleros del siglo XIX y parte del XX, que iban a la plaza a esperar turno de tajo, otrora agrario y hogaño pegado, en lo que puede, al ladrillo y al hormigón.
Y ahora, decadente en faena, no le queda otra que llorar al padre consistorial, que ha de tornar su tiempo de gestión en mendigar a las ufanas instituciones mayores los cuartos que por derecho le son propiedad ¡ja!
Porque, a decir verdad, como bien me contaba el amigo Hortelano, ¿cuáles son las materias primas que nacen al amparo de nuestro ámbito rural (Baños de la Encina) y que nos pueden abrir nuevos caminos económicos? Y no me valen las manidas plantas aromáticas, y sino que le pregunten al señor que las vende secas en la Plaza de Abastos de Andújar que no puede adquirir más cupos de material, porque para cortar las plantas aromáticas hay que tener la pertinente autorización, ¿lo sabemos?
Otro día hablaremos del inconsciente cierre del Matadero Municipal y como puso fin de manera tajante a un modo tradicional, la ganadería ovina y caprina, y dejó manga ancha al sistema cinegético “globalizado”, y etc., etc.
La santa globalización entre la que nadamos ya ha designado su papel a cada ámbito de la sociedad y cada rincón geográfico, encorsetando a tierras y gentes; y aún nos vanagloriamos de nuestra grandeza. La sierra, decadente en usos ganaderos tradicionales, se dedica para pasto de gloriosos trofeos una vez cercenados caminos y cañadas. La campiña, saturada de unos olivos de alto coste ecológico, se mueve al antojo de una economía entre grilletes. Y las gentes, nuestras gentes, siguen siendo aquellos jornaleros del siglo XIX y parte del XX, que iban a la plaza a esperar turno de tajo, otrora agrario y hogaño pegado, en lo que puede, al ladrillo y al hormigón.
Y ahora, decadente en faena, no le queda otra que llorar al padre consistorial, que ha de tornar su tiempo de gestión en mendigar a las ufanas instituciones mayores los cuartos que por derecho le son propiedad ¡ja!
Porque, a decir verdad, como bien me contaba el amigo Hortelano, ¿cuáles son las materias primas que nacen al amparo de nuestro ámbito rural (Baños de la Encina) y que nos pueden abrir nuevos caminos económicos? Y no me valen las manidas plantas aromáticas, y sino que le pregunten al señor que las vende secas en la Plaza de Abastos de Andújar que no puede adquirir más cupos de material, porque para cortar las plantas aromáticas hay que tener la pertinente autorización, ¿lo sabemos?
Otro día hablaremos del inconsciente cierre del Matadero Municipal y como puso fin de manera tajante a un modo tradicional, la ganadería ovina y caprina, y dejó manga ancha al sistema cinegético “globalizado”, y etc., etc.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Textos para el geosendero de la Pizarrilla 3
Según avanzamos sobre la empinada cuesta, a nuestra izquierda va levantándose una magnífica panorámica de la Depresión, con la campiña hilvanada de olivar en primer término. El ascenso, escoltado a nuestra derecha por grandes losas o lajas de pizarra, nos lleva ya en la ceja a la mesa de areniscas sobre las que se sitúa el pueblo, más concretamente al paraje denominado “Calvario Viejo”, una meseta formada hace más de 200 millones en un ambiente fluvial, hoy un antiguo solar de eras empedradas con ripios de arenisca, que aún intentan asomar muy tímidamente de entre el desuso. La mayor resistencia a la erosión de este tipo de roca respecto al resto de materiales que afloran en las proximidades (pizarras, margas y arenas carbonatadas) ha dejado un cerro residual, semiaislado, de cima peniplanizada, ocupado por el pueblo y rodeado de áreas a inferior altura: la Depresión del Guadalquivir al este y barrancos de abruptas laderas encajados por ríos en pizarras como el que queda al sur de la localidad, el Rumblar al oeste y el arroyo de la Alcubilla al norte. Más o menos cerca hallamos otros espacios testigo de este tipo de roca como el Cerro del Gólgota, frente al castillo en dirección suroeste; y Los Llanos-Dehesilla, a los pies del macizo granítico del Navamorquín. Debido a la dureza y baja tenacidad de la arenisca, hecho que facilita su labra, y a su abundancia, se ha convertido en la piedra por antonomasia de la localidad, presente en todos y cada uno de sus edificios históricos y tradicionales.
Sobre el camino, éste nos obligará en breve a girar a la derecha para encarar el camino de la Alcubilla que atraviesa de pleno el dique de granito que corre parejo al arroyo del mismo nombre y que nos guiará en nuestros próximos pasos. Hace 300 millones de años, tras el plegamiento de las pizarras, un material fundido, ígneo, ácido, es decir, con elevado contenido en sílice (magma ácido) ascendió a través de una superficie de debilidad subvertical en las pizarras (una fractura o diaclasa) desde una cámara magmática. El material fundido se enfrió lentamente bajo la superficie topográfica cristalizando los minerales componentes del granito. El desmantelamiento por erosión de las pizarras que cubrían el dique granítico dejaron al descubierto el cuerpo granítico que quedó expuesto en superficie a las condiciones atmosféricas. Hoy podemos apreciar como en un mar de pizarra aparecen pequeños reductos de bolos y canchales rojos, formando un paisaje de aspecto desordenado y belleza extrema que tiene continuidad en la vecina “Piedra Bermeja”.
Tras superar en descenso “La Piedra Escurridera”, un elemento natural con unos tintes etnográficos sobresalientes, nos dejamos caer al “Pocico Ciego”, ingenio hídrico que aprovecha el encuentro entre los quebrados pliegues de la pizarra y el dique emergente para abastecer sus veneros de agua. A poco, el camino, que va por encima del pozo, y el propio arroyo, nos obligan a girar a la izquierda para, entre eucaliptos, encarar el paraje de la alcubilla. Aquí encontramos uno de esos paisajes culturales que dan sensación de eterna placidez; en realidad se trata de un complejo hídrico formado por pozo (agua para animales), alcubilla (fuente para las personas), rebosaderos y sus correspondientes canales de evacuación elaborados con mortero de cal. Por encima emerge el “Huerto Miguelico”, prototipo del huerto en barranco presente en la Dehesa Santo Cristo por la que discurrimos ahora, cuyos verdes bancales luchan por sujetar la vida vegetal a la pendiente del cerro. En general, el paraje se constituye como un ingenio hídrico, que de modo endémico parece atado a otro tiempo y a otros usos.
Dejándonos llevar por el camino que discurre entre un bosque cerrado de pinos y algunos eucaliptos, donde el matorral mediterráneo ya tiene una mayor presencia (distintas variedades de jara, romero, cantueso, mejorana, retama, etc.), surcamos por el corazón del dique de granito rojo que exhibe su mayor belleza en el paraje de “Piedras Bermejas”. A unos pocos metros del último gran giro a la izquierda que ya nos acerca sin solución al final de nuestro recorrido, sobre el trazado aparecen restos de un viejo camino empedrado fabricado con la técnica denominada “glarea strata” (utilizando grandes ripios de granito), de posible origen romano.
El tramo final nos lleva al llano del Santo Cristo, lugar donde antaño estaba la mayor concentración de canteras de arenisca, hoy ocultas bajo el asfalto de la modernidad.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Textos para el geosendero de la Pizarrilla 2
Nuestro descenso viene a cortar la Falla de Baños para acercarnos a un nuevo mar con 9 millones de años. El trayecto final del camino, antes de topar con el firme de hormigón y, al frente, ya junto a la torreta de la luz, nos sitúa sobre un banco de areniscas formadas durante el mioceno y que colmataron las aguas marinas que llegaron en su día hasta los pies de lo que hoy es el pueblo. Frente a la torreta y bajo ella, sobre la era y observando la pared lateral de arenisca amarilla, podemos apreciar la presencia de dunas que se formaron bajo el agua y los rastros dejados por pequeños crustáceos y planctón marinos. La tosca, como popularmente se conoce por estas tierras a esta roca, era usada por nuestros abuelos, hecha tierra, para limpiar la vajilla y, mezclada con agua, para “blanquear” cocinas y “redores” (bajos de las paredes que más se ensuciaban).
Seguimos de frente, ahora sobre el la traza del “Camino Cascarrillo”, otrora Real de Castilla, y flanqueados por un interesante muro de pizarra que lucha por aferrarse a la existencia. Nos acerca al encuentro del “Pozo de la Vega” dejando atrás y a nuestra izquierda “La Casa Vilches” que, claramente decadente, exhibe sus despojos de molino aceitero. Este ingenio hídrico, que se halla en el punto de encuentro de los caminos Cascarrillo y Linares, consta de pozo y brocal de piedra, “babero” pétreo de excelente factura y piletas de arenisca y granito; en líneas generales un conjunto etnográfico de tintes casi monumentales. A poco que reanudamos el trayecto el camino se esfuerza por enseñarnos retazos de su viejo “empiedro” a ratos oculto bajo el polvo del olvido. El pozo, como consecuencia de un nivel freático elevado, nos adelanta que estamos arribando a las tierras con mayor presencia de agua y mejores rendimientos agrícolas: la huerta bañusca.
Un recio muro viene a recibirnos por nuestra izquierda presagiando la presencia de la Huerta Zambrana, posiblemente la mejor representación de este tipo de paisaje cultural autóctono. En todos los casos la huerta se organiza en torno a un esquema más o menos similar: un amplio recinto de tierra fértil cercado por una alta y característica cerca de piedra cubierta a dos aguas por losas de pizarra que evacuan las aguas fuera del muro (el murado subrayó en su día la privacidad de las tierras mientras salvaguardaba las cosechas del ganado). Ya en el interior, es una constante la presencia de una monumental noria que conduce el agua directamente a una alberca de piedra o, como en este caso, a través de un pétreo acueducto. En contadas ocasiones puede aparecer un pozo complementario, como aquí ocurre. La casa, cubierta con tejado a un agua y elaborada con sillares de arenisca bien labrados, daba cobijo a los aperos, a animales de labranza y carga y a un hato de animales domésticos que engordaban a cargo de la producción con taras o perecedera. En este caso, en la Huerta Zambrana, aparece una era complementaria para el cereal.
De nuevo en camino, con una panorámica general de pueblo a nuestra izquierda y antes de topar con el asfalto de la carretera de Linares, nuestro trayecto se cuela entre dos viejos edificios: a la izquierda la tradicional fábrica de aceite de Jesús del Camino y, a la derecha, una vieja empresa de envasado de aceitunas tornada a una ya decadente fábrica y torre para la elaboración de perdigones de plomo. Sobre el asfalto y dirección a Baños, en menos de 50 metros debemos coger el desvío que a nuestra derecha nos acerca al santuario de la Virgen de la Encina a través del Camino de Majavieja (en el giro, a la izquierda quedará el Pozo Nuevo, un conjunto etnográfico que en nada desmerece al del Pozo la Vega).
Ya en camino, a intervalos, vuelve a aparecer el viejo y astillado empedrado del Camino Real que nos recuerda que este eje viario era continuación del Cascarrillo que traíamos. A poco, nos vemos obligados a girar a la izquierda por un corto trayecto que discurre entre olivas para incorporarnos al Cordel de Guarromán, que viene encorsetado entre dos bellos muros o bardales de pizarra. Ahora, sobre las 45 varas del cordel, torcemos de nuevo a la izquierda acercándonos a Baños. Aunque en camino, no debemos evitar una pequeña parada para conocer la bellísima noria que queda a nuestra derecha, “la del descolorío”, que se alza sobre una hermosa galería que penetra horadando el manto de pizarra del paraje de la "Zalá" o Celada.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Textos para el geosendero de la Pizarrilla 1
Arranca nuestro recorrido junto a la Casa del Pueblo, edificio anecdóticamente edificado con parte de los sillares de arenisca que formaban parte de la vieja iglesia de Santa María del Cueto. El lugar de inicio, señalado mediante un enorme mojón de piedra, apenas dista 200 metros del Punto de Información Turística.
Nuestra ruta avanza en primera instancia sobre el Camino de la Cueva de la Mona, cuya traza va rompiendo en descenso y muy suavemente una curva de nivel que abraza el Cerro del Cueto sobre el que se asienta el castillo de Baños. En todo este primer tramo del trayecto la pizarra se adueña del suelo que vamos hoyando. A nuestra izquierda y en alto, tierras de labor y olivar se derraman en anchos bancales que escalonan la loma del castillo, terrazas que dejan entrever episodios ocultos bajo la sepultura de los años. A nuestra derecha, sobre la cola del pantano del Rumblar, la vista nos ofrece una abierta panorámica dominada por suaves lomas de pizarra que se suceden hasta romper contra el macizo granítico del Navamorquín que cierra el horizonte. Hace 550 millones de años nos situamos en un mar somero donde se iban acumulando arenas y fangos carbonatados y cuyas costas estaban situadas algo más al norte, en la actual y cercana línea de cuarcitas de Despeñaperros (Santa Elena); hace 320 millones de años, debido a la orogénesis Hercínica, los sedimentos depositados fueron sometidos a fuertes transformaciones (metamorfismo) y deformaciones (pliegues y fallas) y, posteriormente, a su levantamiento y emersión definitiva. El mar se retiraría definitivamente y, desde entonces, el relieve permanece emergido y sometido a la erosión. Las arcillas se transformaron en pizarras metamórficas y aquellas antiquísimas arenas litorales dieron origen a los resistentes niveles de cuarcita armoricana, cuyos estratos verticales se erigen como centinelas en el Desfiladero de Despeñaperros.
A poco, por la izquierda, viene a nuestro encuentro la Cueva de la Mona, cuya verdadera denominación es de “La Niña Bonita”, ¡vaya de manera de trocar topónimos! Frente a ella, ya en el piedemonte, a modo de una alargada y gigantesca cicatriz, nos aparece la “Rafa minera del Polígono – Contraminas”. Una y otra son firmes testimonios del pasado minera de la zona. La segunda consta de un complejo formado por una mina a cielo abierto laborado ya desde la Edad del Cobre -hace más de 4000 años- (azurita y malaquita), cantera de arenisca y pozos mineros de los siglos XIX y XX (galena argentífera). La primera, la cueva, siendo una cata minera viene acompañada de bellas historias que la acercan a un origen legendario de riquezas, batallas y bellas damas.
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