Siempre he sido de celebrar y compartir cuando superaba los escalones que me iba poniendo el camino. Con la llegada a buen puerto, me echo un vaso de vino y celebro en soledad los muchos tropiezos. Puede llegar a parecer que casi no me alegro de haber alcanzado la meta.
Pero he ahí que llega un buen amigo y te dice que le llenes. Pues nada, le llenas y a preparar la siguiente. Gracias Doe.
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