El viajero curioso que camine por este lugar observará multitud de desmontes en el terreno que con las primeras lluvias, y a modo de estanque, se inundan de agua. Aunque los chiquillos del terreno, ahora ya con cierta edad, lo recordarán como un paraíso para la captura de 'cabezolones' y 'tiros', lo que en realidad se aprecia son las huellas de una cantera para obtener piedra arenisca o asperón, una roca sedimentaria y porosa en la que sus componentes minerales se concentran en tamaño arena.
Esta piedra da a las
construcciones cierto carácter de solidez medieval, pero valorándola en su
lugar de origen nos permite realizar un maravilloso viaje en el tiempo, 200
millones de años atrás, cuando los dinosaurios
campaban a sus anchas. Por entonces, todo el reborde actual de Sierra Morena era una inmensa marisma y
en la cuenca se depositaban las arenas que, por compactación, gestarían una roca
que adquiere su característico tono rojizo por las impurezas contenidas en los
minerales.
Castilla
en Andalucía
El uso de la arenisca
está muy extendido por la comarca, debido a su abundancia y a que es una piedra
relativamente resistente y fácil de labrar. Tiene el inconveniente de que, al
exterior, acusa los cambios meteorológicos y el paso del tiempo.
En nuestras calles
abundan los ejemplos de construcciones que utilizaron este tipo de piedra,
principalmente a partir del siglo XVI, de tal forma que los pueblos del entorno
más parecen Castilla que Andalucía. Así es, cuando en la Baja Edad Media el
pueblo de Bailén se derrama a la vera de su Castillo y a la par que el Camino
Real, con esta peculiar piedra ‘colorá’ se elevan su iglesia y capillas, las
casonas de la Calle Real y sus adoquinados, las torres de prensa de las
almazaras… y hasta el mismísimo palacio de sus condes. Pero podemos viajar aún
más atrás en el tiempo, a la génesis de la población actual, cuando corrían los
años finales del siglo VII y el Abad Locuber erige la iglesia visigoda de San Andrés en el lugar donde después se
edificaría el castillo. De entonces, como afirmaba el prior Rus Puerta en 1634,
queda escrito sobre una ‘piedra de color bermejo, propia del lugar’ la
fundación de la primera iglesia cristiana de la ciudad.
Artesanos
del tiempo
Aunque, en función de
la dureza y resistencia de la roca, hay diversas maneras de extraerla, en
nuestro caso se utilizaban cuñas de hierro o madera mojada para ir
desprendiendo los bloques. Después vendría desbastarlos para cuadrar las
esquinas y aplanar y alisar las caras, para lo que les era muy útil la escuadra y el compás. El trabajo final consistía en el labrado, en perfilar y
nivelar las superficies mediante talla, usando algunas herramientas como el
puntero, la picola, el escoplo o la gradilla,
con lo que se conseguía el acabado final deseado.
Qué haríamos sin los artesanos del tiempo y sin los artesanos de ahora que saben generosamente regalarnos tan impresionantes páginas.
ResponderEliminarEnhorabuena siempre.
¡Gracias Rosa! En este caso es un trabajo de colaboración para un proyecto de puesta en valor cultural y turística de un espacio natural de visita más que recomendable, la Dehesa de Burguillos, en Bailén. Además, me han admitido ciertas licencias que me han permitido evocar mi infancia. Siempre gracias por tu apoyo.
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