Viajero, te encuentras en un lugar rebosante de historia y seducción, un paisaje gestado por la madre naturaleza durante millones de años y donde las rocas son sus principales protagonistas: cuarzo, arenisca, pizarra… y granito. Sí, granito, un mágico berrocal compuesto por una multitud de bolos y canchales, un rebaño pétreo agostado en total desorden junto a las aguas del Rumblar. Estas formas, en ocasiones tan caprichosas, se deben a la meteorización o alteración física y química que sufren los batolitos graníticos al estar expuestos a los agentes erosivos (agua, hielo, viento...). La acción conjunta de estos duendecillos climatológicos moldea un paisaje de cuento, donde rocas y vegetación, el viento y los aromas a sierra, cabalgan en común acuerdo tallando formas espectaculares, como la llamada ‘Piedra Caballera” o la más lejana ‘Siete Piedras’, donde roca sobre roca se sostienen en un equilibrio inexplicable. Otro tanto ocurre en el cauce del río Rumblar, donde el agua ha labrado un tobogán natural de formas inconcebibles y fantasmagóricas.
El
maestro de los sentidos
El granito (roca ígnea
formado por cuarzo, mica y feldespato) se obtiene a cielo abierto -cantería- mediante técnicas extractivas
y herramientas que han pervivido prácticamente inalterables desde la presencia
romana en la Península Ibérica (s. I-IV) hasta la Revolución Industrial, cuando
la piedra tuvo que competir con nuevos materiales (hormigón, acero, plásticos,...)
y renovadas técnicas constructivas.
El cantero inicia su trabajo observando la
superficie de la piedra y localizando las fisuras o vetas internas que
presenta, para después realizar con un pico de cantero y en la zona elegida unas
aberturas. Estas aberturas o "cuñeras"
se disponen a distancias regulares a lo largo de una línea recta y en la
dirección de la veta de la roca, que es por donde la piedra "raja". Después de insertar en cada
una de las aberturas unos punteros metálicos, normalmente de hierro, se golpean
alternativamente con un marrillo
hasta que la roca abre por igual. La aparición de una pequeña fisura por entre
las cuñeras marca el momento en que el cantero da unos pequeños golpes hasta
que se produce la fractura definitiva del bloque.
Este trabajo, y a lo largo del tiempo, refuerza la
importancia del cantero en la vida
cotidiana de la población como uno de los marcadores fundamentales de su
desarrollo socioeconómico y tecnológico. El aprendizaje de sus mayores y la
experiencia es la verdadera escuela de un maestro cantero. La observación de
las masas rocosas, su tacto al acariciarla y el sonido mientras la trabaja son las
más valiosas herramientas de este maestro
de los sentidos.
El
granito, símbolo de tránsito
En nuestro entorno más
inmediato se obtiene una piedra de granito que se desmorona con facilidad, por
lo que para usos industriales, sobre todo para fabricar las muelas de molinos harineros y
almazaras, se ha conseguido externamente, principalmente de la comarca
cordobesa de Los Pedroches. Sin embargo, por ese carácter de mutabilidad, nuestra roca ha sido usada
en términos menos materiales y mayor contenido simbólico e ideológico, como marcador
de tránsito. Así ocurrió en la antigüedad tardía con la construcción de sarcófagos, dando lugar a parajes de
honda ritualidad, como así certifica la cercana Loma de las Sepulturas; o como ponen de manifiesto los humilladeros y cruces de término, como la
de Las Azucenas en el próximo pueblo de Baños de la Encina, cuya columna se erigió
con esta roca, y los llamados mojones de
término, que a modo de enormes menhires
segregaron las tierras de Baeza y Baños de las del Señorío de Bailén —siglo
XIV— (de los Ponce de León, Duque de Arcos). Lamentablemente, durante las obras
de remodelación de la carretera que une los dos pueblos vecinos el último de
ellos fue expoliado.
Aunque se me hace lejana aún más la distancia porque últimamente las distancias crecen, siempre obtengo de tus entradas esos aportes históricos-científicos que da luz a tantas preguntas en tantos lugares comunes, ya sé lo que veía, gracias.
ResponderEliminarRosa, un placer compartir contigo lugares comunes. La mayor parte de tus comentarios me dan mucha luz... y enormes ganas de seguir. Abrazo
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