Con la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano, Andalucía
se embarcaría en la mayor aventura de su historia. Extremo y fin terrestre de
la Vieja Europa, tras aquella singladura sería timón de gobierno del mundo entonces
conocido. Sevilla y Sanlúcar, la agitación mercantil de sus puertos, impusieron
su frenético ritmo a todo el Occidente Europeo y se elevaron como muelle donde
atracarían mercaderes y navegantes de todos los rincones del orbe, en puente de
mando de ideas expresadas en cualquier lengua, en lonja donde maridarían aromas
y sabores de todas las latitudes del planisferio. Y de todo aquello, nuestra
tierra, que se consolidaría como crisol de fusión cultural, heredó el gran
acervo humano y turístico que hoy la identifica como origen y destino de la
enorme aventura que fue la Primera Circunnavegación Terrestre.
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