Hace ya más de cuatro milenios que desde los altiplanos de Granada llegaron a nuestras sierras unos “tipos” que, cargados de nuevos argumentos culturales y tecnológicos, fueron instalando su modo de entender la relación con la tierra que hoyaban. El afán minero era su principal objetivo y así, en torno a la minería y la metalurgia, fueron creando un hábitat formado por explotaciones mineras (Polígono-Contraminas, Huerta el Gato y José Martín Palacio -Doña Eva-), fortines como el de Migaldías o el Mesto y grandes poblados amurallados (La Verónica, Peñalosa, La Obra de los Moros o nuestro Cerro del Cueto).
Atrás habían dejado otras formas de vida y muerte (enterramiento colectivo en dólmenes) para avanzar en el complejo laberinto de la historia.
Pues hete ahí que, 4.000 años después, va nuestro amigo y maestro Lore de la mano de la ya más que bañusca Auxilio y les planta en sus narices (Parque de la Ciencias de Granada) uno de sus viejos dólmenes. Deuda saldada.
Atrás habían dejado otras formas de vida y muerte (enterramiento colectivo en dólmenes) para avanzar en el complejo laberinto de la historia.
Pues hete ahí que, 4.000 años después, va nuestro amigo y maestro Lore de la mano de la ya más que bañusca Auxilio y les planta en sus narices (Parque de la Ciencias de Granada) uno de sus viejos dólmenes. Deuda saldada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario