La integridad física de los
caminos tradicionales y la conservación de aquellos reductos paisajísticos eran
dos de los objetivos fundamentales planteados con la implementación del
programa Red de Senderos Temáticos, pero no era menos importante la
recuperación de la memoria cotidiana e histórica de estos territorios y la
asignación de nuevos usos de carácter público para sus ingenios hidráulicos y los
espacios de producción tradicional. Y ahí tuvo un papel protagonista la
población local, que no dudó en volver a ocupar estos espacios, bucear en su
memoria y edificar unos nuevos usos sociales acordes con la historia de su
paisaje cultural.
“…Tras
superar en descenso “La Piedra Escurridera”, un elemento natural con unos
tintes etnográficos sobresalientes, nos dejamos caer al “Pocico Ciego”, ingenio
hidráulico que aprovecha el encuentro entre los quebrados pliegues de la
pizarra y el dique emergente para abastecer sus veneros de agua. A poco, el
camino, que va por encima del pozo, y el propio arroyo, nos obligan a girar a
la izquierda para, entre eucaliptos, encarar el paraje de la alcubilla. Aquí
encontramos uno de esos paisajes culturales que dan sensación de eterna
placidez; en realidad se trata de un complejo hidráulico formado por pozo (agua
para animales), alcubilla (fuente para las personas), rebosaderos y sus
correspondientes canales de evacuación elaborados con mortero de cal. Por
encima emerge el “Huerto Miguelico”, prototipo del huerto en barranco presente
en la Dehesa Santo Cristo por la que discurrimos ahora, cuyos verdes bancales
luchan por sujetar la vida vegetal a la pendiente del cerro. En general, el
paraje se constituye como un ingenio hidráulico que de manera endémica parece
atado a otro tiempo y a otros usos…”.
Fuente: Cuaderno
de Campo de la asignatura “La Sociedad y su Medio. Geosistema, Territorio y
Paisaje” impartida por el profesor de la Universidad de Granada José Gómez
Zotano, extracto a su vez del Cuaderno de Campo «Geosendero de la Pizarrilla» editado
por el Excmo. Ayuntamiento de Baños de la Encina y textos de José María
Cantarero Quesada.
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