miércoles, 30 de enero de 2019

Sefarad, una edad dorada

Sefarad, en concreto Andalucía, durante la mayor parte de la Alta Edad Media ha sido considerada por muchos historiadores, también por literatos y filósofos, como el territorio donde floreció con mayor pujanza la cultura judía. Heredera de la tradición hebrea afincada en Babilonia y timón del califato Omeya, formó una de las mayores comunidades judías del momento, siendo sus pensadores los que marcaron las pautas de la vida y el comportamiento de los judíos del mundo entonces conocido.

Siendo aquél un periodo caracterizado por la magnificencia cultural y la bonanza económica de sus haciendas, vino a dar al traste en la Baja Edad Media debido a las invasiones “unitarias” de almorávides y almohades, que los obligó a huir en masa a los reinos cristianos del norte. Tan sólo fue el principio del fin, durantes los tres siglos que siguieron se alternaron momentos de emprendimiento económico y colaboración financiera con las diferentes monarquías, con periodos más o menos velados de fiera persecución y confiscación de bienes. A los dramáticos episodios acontecidos en 1391, le siguió un siglo después la definitiva expulsión, que se produjo bajo el reinado de los Reyes Católicos, en 1492. Francia e Inglaterra habían utilizado la misma estrategia uno y dos siglos antes, Portugal lo haría en 1497.

Una década antes, en 1483, la expulsión de los judíos de la geografía andaluza era ya una realidad. Dejaron su casa, Andalucía, una tierra donde imbricaron los cimientos “clásicos”, las ideas del Mediterráneo Oriental y el pensamiento hebreo para gestar  un verdadero “Renacimiento” cultural (siglo X), que tuvo lugar cinco siglos antes que en la Península Itálica se incubaran los principios del reconocido como tal por el mundo occidental.

De todo aquello sólo nos queda una vaga impresión, una huella arquitectónica que apenas se deja ver y el eco de unas gentes que el filtro castellano nos ha hecho ver como “extranjeros”. A causa de este mismo tamiz, los recordamos como notables financieros, crueles recaudadores y ávidos comerciantes, pero en gran parte se ha ocultado su faceta como filósofos, médicos, astrónomos y excelentes poetas. Andaluces que vivieron y construyeron una época, su edad dorada, cuando Sefarad, la vieja Bética romana, fue el centro del mundo judío, también de la esfera islámica.

Es por estos motivos que la cultura sefardí, también los herederos de aquella diáspora, debe de ocupar un lugar de privilegio cuando se trabaja en dar forma a un producto turístico sustentado en las muchas raíces que han configurado la cultura e historia actuales de Andalucía.

En relación con el proyecto “Andalucía, tus Raíces”, las ofertas/experiencias que han elaborado los empresarios y dirigidas al mercado judío-sefardí, en líneas generales, se pueden englobar bajo las siguientes temáticas:

-        Ofertas de carácter muy genérico, relacionadas con el conocimiento del patrimonio urbano, arquitectónico (juderías de la Red Rasgo) y el legado sefardí en general.
-        Música sefardí y recreaciones mediante artes escénicas, que giran territorialmente en Córdoba capital.
-        Experiencias que giran en torno al vino y la gastronomía kosher, principalmente concentrados en la ciudad de Lucena.
-        Actividades novedosas y monográficas, como pueden ser tour fotográficos o gastronómicos por la Red de Juderías de toda España.
-        Rutas guiadas por el patrimonio judío de Úbeda (ciudad que no está en la Red de Juderías), diversificando la oferta mediante experiencias que tienen como escenario los monumentos, cuyo máximo exponente es la Sinagoga del Agua, y la inclusión de otras temáticas: gastronomía, música o astronomía (solsticio).
-        La visita guiada soportada sobre personajes sefarditas de renombre: Rambam y Hasday ibn Shaprut (Córdoba y Jaén).

Por otra parte, el trabajo que hemos realizado de investigación e identificación del patrimonio judío en nuestra Comunidad viene a corroborar que el conjunto de recursos con los que cuenta Andalucía, siendo más que notable no se estructura de una forma suficientemente singular, atractiva, competitiva. Necesita de un hilo conductor que hilvane todos esos recursos, que también dé trabazón a las experiencias derivadas que se soportan sobre ellos, de tal manera que “el producto Sefardíes – Kosher Friendly” pueda salir con solvencia a la conquista de mercados en los que sefardíes y población judía en general tienen una presencia importante. Pasamos a analizar, grosso modo, los recursos del inventario.

Andalucía cuenta con 3 juderías incluidas en la Red de Juderías (Córdoba, Lucena y Jaén), el 15% del total presente en la geografía hispana. También cuenta con una ciudad que lo estuvo (Sevilla) y ahora no aparece en la web oficial. Asimismo, hay otras ciudades en las que destaca la presencia, más o menos nítida, de patrimonio monumental/urbanístico sefardí, como son Úbeda, Granada o Málaga, y en menor medida Cazalla de la Sierra, Utrera, Jerez de la Frontera o Guadix, entre otras.

En líneas generales, siendo este patrimonio más que notable, nos encontramos con un número muy reducido de recursos monumentales de contrastada identificación sefardí y carácter sobresaliente. En esta situación estarían la Sinagoga de Córdoba, la Necrópolis de Lucena y las Juderías de Córdoba y Sevilla. Por otra parte, no están totalmente acreditados por la comunidad científica o totalmente descartados como tales un buen número de barrios y monumentos, entre los que se cuentan algunas supuestas juderías. Hay otros casos en los que el rumor de la sospecha se eleva por encima de la credibilidad, como ocurre con la Casa de Hasday ibn Shaprut en Jaén.

Por otra parte, hay un interés creciente y un esfuerzo más que interesante por promocionar el variopinto patrimonio inmaterial que rodea la cultura sefardí: música, poesía, artes escénicas, gastronomía, etc. Valga como ejemplo el calendario de actividades culturales y festivas de la ciudad de Córdoba, donde destacan eventos como el Otoño Sefardí y el Festival Internacional de Música Sefardí; o el programa que viene desarrollando la Sinagoga del Agua (Úbeda) vinculado con el solsticio de verano: gastronomía, leyenda, música, etc. Redundando en este sentido, es una muestra más que evidente de este hecho, el nacimiento y consolidación de una serie de grupos teatrales, musicales y de “cuentacuentos” o juglares que salpican con su arte las ciudades con raíces sefarditas más arraigadas: Conchinchina (Jaén), Arquitrabe Folk (Úbeda) o el Coro de Cámara Elí Hoshaná Ciudad de Lucena (Córdoba), entre otros muchos.

Es también necesario subrayar el esfuerzo que vienen desarrollando administraciones, asociaciones y entes privados con el fin de musealizar, interpretar y comunicar el interesante patrimonio sefardí que ha generado esta tierra. En este sentido, cabe destacar proyectos como la Casa de Sefarad y el Museo Casa Andalusí de Córdoba, El Centro de la Memoria Sefardí y el Palacio de los Olvidados de Granada o el futuro Centro Cultural Sefardí de Málaga.

Con todo ello, somos conscientes que la principal causa que motiva que este mercado viaje y conozca un territorio como el nuestro, que ahora es mayoritariamente ajeno a la cultura hebrea, es la presencia de valores de tipo cultural, más aún, aquéllos que identifiquen y pongan en valor las raíces que han dado forma al acervo cultural sefardí, por ende al judío, valores que hoy son universales. Con todos estos argumentos, es de reconocer que la estructura general de cómo se presentan los productos turísticos que se sustentan sobre nuestro patrimonio sefardí no tiene un hilo conductual que la abrigue, que la haga atractiva. Necesita un plus que la vista de seducción, que haga de obligada necesidad que un judío, sea o no de origen sefardí, que hoy reside en Estados Unidos, Israel o Chile, se interese de manera activa por “experimentar” las raíces sefardíes de Andalucía.

Y entendemos que ese hilo conductor puede construirse utilizando los diferentes personajes judíos y sefarditas que poblaron Andalucía durante la Edad Media, hasta su definitiva expulsión en 1492. Hispanos, andaluces y sefardíes que durante muchas generaciones nacieron y/o vivieron y gestaron su obra en Andalucía: médicos, rabinos, filósofos, poetas, astrónomos, etc. Los unos, muy notables por sus amplios conocimientos financieros, pues no en vano ejercieron como almojarifes y Contadores Mayores de Castilla, como es el caso de Samuel ha-Leví, Yusaph Pichón o Samuel Abrabanel. Los otros, de excelente sabiduría por sus estudios de medicina y astronomía, como Yosef ibn rabí Elazar, Rabí Salomón o Abraham Zacuto. Aunque por encima de todos ellos se eleva un amplio número de sabios que destacaron por su amplia obra rabínica, filosófica o poética, por el papel que han desempeñado en el nacimiento y desarrollo de la Edad de Oro de la Cultura Judía en España (siglo X-XII) y principalmente por su aportación a la conformación de la actual cultura judía, que con su vida y obra comienza a ser universal pues se expande de Oriente a Occidente, más allá de que ya hubiera población judía en el poniente europeo. Estos autores, los últimos mencionados, no sólo han participado en la construcción de la historia de Sefarad, no sólo son personajes sobresalientes de la historia de Andalucía o España, en realidad son celebridades que sobrepasan el ámbito geográfico de la Península Ibérica para situarse como grandes de la historia y cultura judías de todos los tiempos.

Abramos un pequeño paréntesis en los argumentos de carácter turístico y veamos algunos apuntes sobre la cultura y religión judía.

Personajes como Hasday ibn Shaprut (Jaén), Maimónides, Abraham Ibn Daud Dunash ibn Labrat (Córdoba), Mosé ibn Ezrá, Samuel ibn Nagrela y Jehudá Halevi (Granada), Salomón Ibn Gabirol (Málaga) o Rabí Yosef Ibn Migash Halevi (Lucena) son hoy prohombres de la Cultura Judía, en MAYÚSCULA. Y esto, siendo de interés más que sobresaliente, lo es aún más si consideramos que el judaísmo no es bíblico, es decir no se rige sólo por los cinco primeros libros de la Biblia atribuidos a Moisés, el llamado Pentateuco o Torá escrita. El judaísmo actual es rabínico, cada práctica y pensamiento judío en cualquier forma que hoy encontremos es producto detallado estudio y análisis de un círculo de grandes pensadores a los que se llama “nuestros Maestros” o rabinos; y ahí están situados, en primera línea, una parte muy representativa de los eruditos sefardíes relacionados más arriba.

En los primeros siglos del judaísmo, las interpretaciones escritas de estos rabinos o Gaonim, sobre todo de la llamada Torá oral, fueron construyendo un compendio de leyes judías llamado mishna. En sus orígenes, este compendio fue tomando forma en dos academias babilónicas: Sura y Pumbedita, gestando cada una su libro sagrado de la ley judía o Talmud. La fuerza religiosa de estas dos academias era tal que recibían consultas de judíos de todo el orbe conocido, individuos y comunidades enteras enviaban cartas a Bagdad con preguntas difíciles o discusiones sobre la halaja (normas de vida judaica) y los gaonim respondían con argumentos que estaban apoyados y justificados en interpretaciones derivadas de su propio Talmud. Levantado sobre estos argumentos, su poder económico aún era mayor, pues cada consulta era recompensada con un importe dinerario.

Durante el siglo X Bagdad sufre un grave periodo de inestabilidad que provoca la decadencia de estas dos academias. Hasday ibn Shaprut, con el apoyo de la dinastía Omeya de Córdoba, se aprovecha de ello haciendo que la corte cordobesa fuera atractiva para gran parte de estos pensadores. Su éxodo elevó a la capital andalusí como heredera indiscutible en el timón hebreo. Córdoba, el Califato Omeya de Occidente, se posiciona ahora como sucesor de lo que aquéllas academias fueron, justificando su preponderante situación mediante dos leyendas que justifican el nuevo estatus. Se sientan las bases de la Edad de Oro de la Cultura Judía en Andalucía y España, un buen número de eruditos y sabios se elevan ahora en Occidente como faro de la cultura y religión judías. Entre ellos ocupan un lugar destacado, cómo no, los que ya hemos mencionado más arriba.

Salvando las distancias y sin la intención de realizar comparaciones, que siempre son odiosas, personajes como Maimónides, Hasday ibn Shaprut o ibn Migash Halevi  son para el judaísmo lo que los Padres y los Doctores de la Iglesia para la confesión cristiana; y Mosé ibn Ezrá, Samuel ibn Nagrela o Samuel Ibn Gabirol para la poesía hebrea lo que representan Cervantes o Shakespeare para la literatura occidental.

Volvamos al ámbito turístico.

Nos encontramos en Andalucía con una notable herencia urbanística, también monumental, un interesante patrimonio inmaterial y un elenco de personajes sobresalientes que participaron activamente en dar forma a la cultura sefardí (y en general a la judía de entonces y de hoy), algunos de ellos guías de la comunidad internacional judía. Si utilizamos de forma adecuada los episodios de la vida de cada personaje, su ingente obra, para impregnar con los unos y las otras ese patrimonio tangible, también el intangible, estaremos preparados para construir un producto turístico singular, potente, competitivo. Es por estos argumentos que planteamos como hilo conductor que permita construir experiencias Sefardíes – Kosher Friendly, de una extensión temporal adecuada (6 noches/7 días), el que sigue:

Sefarad: los padres de una Edad Dorada


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