domingo, 6 de julio de 2014

De postura

Por este tiempo y cuando chico, a los zagales del Corralón nos daba por echar la mañana subiendo y ordenando alpacas en el pajar de la vaquería de Juan Manuel, el de “la tonta”, un señor con una vozarrón tremenda, que asustaba, pero con un corazón que no desmerecía el tamaño de la voz.

La paliza, el calor y los picores mermaban con el juego y las ricias que le liábamos con la paja y con la vacas, por no decir con el viejo pasquali, pero además teníamos como recompensa ser partícipes de una auténtica postura bañusca.

Al amparo del primer portal, donde el fresquito de la casa rebajaba las calores oportunas, las del tiempo y las del “castro”, una retahíla de gente de buen beber y mejor discusión mermaba la alacena de la buena de Isabel: mi tío Dioni “el de las cabras”, José “el municipal”, mi chacho “laruta”, Balbino, “el diablo”, “goyico” un tipo único, “maquilera”, “el abogao”,… seguro que me dejo alguno.

Al final, poco más que una berenjena o cuatro chorchos pillábamos, pero la ligera conquista y las muchas voces y “afrentas” llenaban con colmo nuestra infante andadura por este mundo.

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