miércoles, 26 de diciembre de 2012

Sendero de Vuelcacarretas, p. n. de Cardeña y Montoro

Se tira uno toda la vida peleando para que sus hijos le acompañen a lugares a los que siempre se ha querido volver, a otros que no visitó pero que pretende descubrir de su mano,…, y un día van ellos y te dicen que andando…


El domingo, a uno hora medio decente que no estaba la cuestión para empezar con mal pie, armados con un bocadillo de jamón, la naranja correspondiente, zumo y agua enganchamos carretera buscando un buen sendero para pasar la mañana. Nos vino que al pelo el Camino de Vuelcacarretas, junto a la aldea de Venta del Charco, Cardeña, en el parque natural de Cardeña-Montoro.

A la altura de Marmolejo dejamos la autovía, ese hilo que ha achicado tanto este mundo que ahora parece que un buen número de mortales sobramos, para engarzar la calzada que desde este municipio lleva a Cardeña, Pozoblanco y Belalcázar para morir en los lejanos extremos del Duero. En poco más de uno hora, casi a los pies de la Venta, arribamos junto al achaparrado cementerio de San Rafael, saludándonos antes la muerte que la vida. En su flanco derecho se abre la arrancada del sendero entre pétreos y bellos muros ganaderos. Por delante nos esperan doce kilómetros, entre ida y vuelta.

Los primeros metros discurren por los albores de la dehesa pedrocheña, zigzagueando entre la apretada y hermosa estrechez muraría para dar paso, en breve, a una ligera bajada que nos da de bruces con la amplia llanura de encinas y quejigos que dominarán en gran medida todo el recorrido. Atrás y por nuestra siniestra dejamos el pequeño cementerio de la aldea que simula ser una prolongación de la dehesa y sus viejos muros merinos, dando paso a una sucesión de ingeniosas parideras de lata que igual cobijan borregos que cerdo negro.



Las piedras ceden lugar al hierro y al cemento, poniendo en evidencia que las malas formas  toman cobijo en cualquier lugar. La primera mitad del recorrido, hasta que baja suavemente buscando el cortijo de Valdecañas, está dominada por la encina, esbelta, dueña de su espacio, forzando un paisaje de tonos verdes oscuros escasamente amarilleado por la presencia de un número mal contado de quejigos. Testimonialmente, canchales de granito, vacas cárdenas, un mulo y algunos individuos de roble melojo destacan en un paisaje en exceso ortodoxo.



Según avanzamos, empieza a flanquearnos un cada vez más numeroso sotobosque mediterráneo apretado entre el camino y la ancha dehesa, marginado entre mallas de alambre y al amparo de la delimitación legal de la cañada de Fuencaliente a Marmolejo. Aunque en sus comienzos está testimonialmente representado por un raquítico monte de jara pringosa, retama y cantueso, en  breve, cuando se dé de  bruces contra los dominios del cortijo de Valdecañas, dará paso a todo un elenco botánico con presencia de labiérnago, jara estepa, torvisco, esparraguera blanca, un excepcional piruétano y alguna que otra coscoja que agachada clarea entre el áspero monte.



Superando por nuestra izquierda los inmuebles del cortijo y un pequeño pantanillo, la traza se va elevando hasta llevarnos al alto de Vuelcarretas donde domina un altivo pinar de repoblación. Atrás, en la umbría, dejamos dos hileras de zarza que flanquean el camino y una muestra bella y excepcional de durillo, el llamado laurel silvestre. Arriba el horizonte se abre a nuestros pies para ofrecernos por el norte una desgarrada Sierra Madrona, mientras alarga nuestra mirada por el sur haciendo asomar los picos de la subbética por encima de la bruma que ocupa el valle del Guadalquivir. Por el camino hemos dejado las primeras piaras de cerdo ibérico, a nuestra diestra, un tránsito geológico que da pie a conglomerados y areniscas que sustituyen al granito pedrocheño y un monte cada vez más cerrado que va cercenando la dehesa mientras nos presenta los primeros ejemplares de lentisco, un número creciente de alcornoques y quejigos,……. y, avanzando ya en el descenso, una buena representación de  madroños en flor: nos adentramos en el corazón del más característico monte mediterráneo continental.




 
 
Llaneamos durante un buen rato bajo el rumor de los arrendajos, el vuelo del rabilargo y la atenta mirada de alguna urraca. A nuestra izquierda se suceden dos largas y estrechas hileras de pinos que esconden tras su espesura la más bella estampa de Sierra Madrona, dando paso a sus espaldas a la llanura manchega del Valle de Alcudia. ¡Buen lugar para el bocadillo!, a la vuelta.

 
 
Por la siniestra el pinar da pie a un extenso jaral escasamente salpicado de encinas y pinos, evidencia clara de un pasado proceso de humanización ahora sepultado por el afán de una naturaleza incansable.


A la derecha, un quejigo de cuento nos avisa de la presencia del cortijo del Socor y un obligado giro a la derecha, en bajada, que nos lleva a los dominios del cortijo de Fimia.
 
 
Ahora la mano del hombre vuelve a hacer acto de presencia como  así ponen de manifiesto la elevación de varios muros pétreos, un oscuro y derruido pozo y los pies de un viejo olivar, olvidado, decadente, que asciende por la ladera de la izquierda.



El rumor de un pequeño arroyete campa por sus fueros dando paso a una bucólica llanura, adehesada, que se extiende a los pies de la cortijada de Fimia. Intentando cobijarse tras los muros de zarza y piedra, un rebaño de ovejas completa la postal que pone punto y final a la senda del día.
 
 

Solo queda volver sobre nuestros pasos y disfrutar de lo que resta de esta espléndida mañana pedrocheña que nos ha deparado los rastros del principal personaje de este parque natural.
 
 
 
 


domingo, 23 de diciembre de 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Arqueología y turismo en Andalucía, y 3

En este estado de la cuestión, es necesario anotar que todo este proceso ha permitido que algunos municipios andaluces con un notable e interesante patrimonio arqueológico, integrados o no en rutas de mayor envergadura territorial, han realizado grandes esfuerzos e invertido recursos humanos y económicos en organizar una oferta turística que girara en torno a estos bienes patrimoniales, una oferta que fuera mucho más allá de la simple visita, guiada o no, al yacimiento arqueológico. Este proceso se ha adueñado del discurso turístico y ha sobrepasado los límites físicos del territorio que ocupaba el yacimiento, impregnando a toda la práctica turística de la localidad: gastronomía, recuerdos, turismo activo,…
 
Más importante aún, ha favorecido la creación de un tejido empresarial que, utilizando el bien arqueológico como referente, ha multiplicado los productos turísticos y sus tipologías, permitiendo que el turista pase de una acción pasiva a participar activamente en el producto turístico que consume.
 
Han sido bastantes los municipios que argumentando su discurso turístico en un bien arqueológico, o varios, han implementado, con distinto grado de éxito, las infraestructuras necesarias para que ese recurso favoreciera el desarrollo de productos turísticos que tuvieran en él su origen; entre ellos destacan localidades como Galera (Castellón Alto y necrópolis de Tutugi, Granada), Baena (Torreparedones, Córdoba), Baños de la Encina (Peñalosa, Jaén) o Almedinilla (villa romana de El Ruedo y Cerro de la Cruz, Córdoba). Veamos este último caso que quizá sea el más significativo.
 
El proyecto tiene como punto de partida un hallazgo (un horno) encontrado durante obras realizadas en la carretera de Priego de Córdoba a Granada, a su paso por Almedinilla. Así sale  a la luz la villa romana de El Ruedo, que data de los siglos I al VII d.c. y cuenta con una de las superficies más completas de la Península Ibérica. Destaca la monumentalidad de los alzados de sus muros y la riqueza de sus elementos: mosaicos, pinturas y pavimentos. Tras las primeras campañas de excavación y consolidación muraria, se plantea la posibilidad de redactar un proyecto que permitiera la difusión de sus valores. La iniciativa, en principio denominada “Ecomuseo del Río Caicena” (eje hídrico que vertebra el municipio), debía dotar al territorio, a la villa de Almedinilla, de las infraestructuras necesarias para desarrollar un producto turístico mucho más complejo que la sola visita al yacimiento arqueológico. El Ecomuseo del Río Caicena, a día de hoy, es un proyecto para investigar, proteger y divulgar el rico patrimonio histórico, cultural y medioambiental de Almedinilla, consiguiendo relacionar directamente la riqueza arqueológica del municipio con sus otros recursos ambientales, monumentales, gastronómicos, etc. El proyecto, en constante crecimiento, se compone de los siguientes equipamientos:
 
-     Villa romana de El Ruedo y poblado ibérico de El Cerro de la Cruz; como yacimientos arqueológicos visitables, en sus distintas variantes, y principales componentes del producto turístico.
-     Museo Histórico Arqueológico y Museo sobre la Historia de los Movimientos Campesinos; centrado en el período de la II República, Guerra Civil y posterior Dictadura, funcionan como equipamientos interpretativos complementarios.
-     Aula de los Molinos y Cereales en un antiguo molino harinero; equipamiento interpretativo pero con un componente mucho más didáctico y activo que los anteriores.
-     Taller de restauración y almacén; como elemento logístico.
-     Centro de Recepción; equipamiento interpretativo que paralelamente es utilizado como inmueble para el desarrollo de actividades que podemos entender como oferta complementaria: jornadas, eventos gastronómicos, etc.
-     Biblioteca, sala de exposiciones, conferencias y talleres; complemento básico de un producto eminentemente cultural.
-     Alojamiento para investigadores; inevitable si se quiere profundizar en la máxima información y en la veracidad del producto turístico. Por otra parte, necesario para favorecer su publicidad en medios académicos.
-     Recorrido etnobotánico, rutas senderistas y recorrido a través del río Caicena; la historia, la prehistoria, local no puede entenderse como un proceso ajeno a un territorio.
 
A todo este proceso habría que sumar otros productos turísticos, con mayor vinculación el patrimonio efímero e intangible, como almuerzos y cenas romanas “Los Placeres de la Mesa Romana”, banquetes funerarios, Jornadas del sueño, visitas teatralizadas, “Festum” – Jornadas íbero romanas (teatro, pasacalles, mercado, música, arte, conferencias), etc.
 
Un segundo caso, Baños de la Encina, en Jaén, tiene como soporte arqueológico una comunidad prehistórica que se asienta durante el IIº milenio antes de Cristo en la cuenca del río Rumblar. La base de su economía es la extracción de mineral (cobre arsenicado), siendo el poblado de Peñalosa, en la ribera del embalse del Rumblar, su principal testigo.
 
En este caso, partiendo de una excavación sistemática desarrollada durante 25 años por la Universidad de Granada, se argumenta el producto turístico de raíz arqueológica en los siguientes componentes:
 
-     Excavación arqueológica, consolidación y rehabilitación de las estructuras murarias de dos tipologías de asentamientos presentes en la zona: Peñalosa como poblado central, centro de poder y núcleo metalúrgico; y Migaldías, fortín de control del territorio. Una fase posterior pretende seguir estas pautas con un entorno minero: la mina de José María Palacios.
-     Creación de una sala arqueológica destinada a esta Cultura en el Museo local del Territorio, como equipamiento interpretativo de apoyo.
-     Creación de la Casa del Barro como taller para conocer de manera activa y didáctica la alfarería en la prehistoria.
-     Creación de un taller de etnoarqueología soportado en una reproducción parcial, a escala real, del poblado de Peñalosa, obteniendo así un lugar idóneo donde poder realizar actividades de arqueología experimental: encender fuego, cocer cerámica, llevar a cabo la fundición de metal o elaborar útiles de piedra,… (en proceso).
-     Desarrollo de una serie de itinerarios señalizados que permitan conocer el territorio que dio cobijo a este proceso social en la prehistoria, preservando y dando a conocer el patrimonio arqueológico y etnográfico que soportan: Sendero del Bronce, Sendero de La Verónica, Verea de las Aguas a Peñalosa y Geosendero de la Pizarrilla.
 
Proyectos culturales y turísticos de raíz arqueológica, como Almedinilla, han levantado los pilares para que hoy se pueda hablar del turismo arqueológico en Andalucía, en el sentido de un microsegmento turístico emergente y con un potencial muy elevado. Muestra de ello es que la oferta de empresas turísticas que soportan sus productos sobre recursos arqueológicos es cada mayor. Más importante aún, estos se caracterizan por ser novedosos e innovadores, fomentan la participación activa del turista, muestran un alto componente didáctico e interpretativo, son capaces de compaginar muy diversas herramientas como método para el desarrollo del propio producto turístico, como pueden ser el teatro, la gastronomía, la ciencia, la tecnología y el deporte, etc.
 
Así, podemos mencionar, a modo de muestra, algunas empresas que vienen trabajando siguiendo estas pautas, como pueden ser:
 
PanArqueo; empresa turístico-cultural que viene utilizando los recursos arqueológicos para elaborar productos turísticos que permitan conocer la historia más profunda de la ciudad de Cádiz.
 
Algaba de Ronda; proyecto empresarial que ha creado en el entorno rural de Ronda un Parque Científico de la Prehistoria. Toma como punto de partida la reconstrucción experimental (activa) de un poblado de la Prehistoria Reciente (Edad del Cobre) intentando crear una aproximación lo más fiel posible a cómo sería un hábitat humano en este momento de la Prehistoria, innovando desde el punto de vista interpretativo y didáctico, participando activamente de la arqueología experimental como oferta turística.
 
Cordobaviva; estos emprendedores, catalogados como de turismo activo, dan una importancia principal, entre su oferta de actividades ambientales, culturales, deportivas, etc., a la visita activa a la Sierrezuela de Posadas (Córdoba), como patrimonio arqueológico de gran interés. Utilizando varios recursos arqueológicos y geológicos como soporte a interpretar y conocer (dolmen, calera, cantera romana, minas, etc.) y el senderismo y la etnografía como herramientas de apoyo, construyen un producto turístico más que interesante.
 
Culturaleza; presentan un caso muy similar al anterior, aunque su oferta “arqueológica” y su ámbito territorial es mucho mayor: ruta de la Edad del Bronce, ruta de la Edad del Hierro, ruta de la Edad Media y ruta de la Romanización.
 
Era Cádiz; este proyecto, que ya tiene más de 12 años, da una importancia principal a la arqueología experimental como forma de hacer vivir en primera persona los modos de vida que se dieron en los diferentes periodos de la Prehistoria. A través de numerosos talleres, hacen que los alumnos y visitantes conozcan el día a día de nuestros antepasados: taller de danza, de rituales, de prospección, de restauración, de excavación, de elaboración de tejido, de agricultura, de cerámica a mano, etc.
 
Las Peñas de los Gitanos; en este caso su labor en materia arqueológica se concreta en la visita guiada al enclave dolménico del mismo nombre (Montefrío, Granada), que compaginan con otras actividades como rutas temáticas y de aventura, talleres de educación ambiental para grupos escolares, actividades deportivas, observación astronómica, equinoterapia, geobiología consciente, coaching o terapias orientales (chi-kung, tai-chí, siashu, yoga, reiki).
 
Cerámica Galira; éste es un caso muy particular, pues su labor se centra en la elaboración de cerámicas, principalmente a mano, que siguen patrones de civilizaciones antiguas: argárica, ibérica y romana, vinculadas a los dos yacimientos de la localidad que les da cobijo, Galera (Castellón Alto y necrópolis de Tutugi). No solo fabrican y venden cerámica, también desarrollan talleres participativos y elaboran reproducciones para espacios museísticos.
 
Espiral; su labor va más allá de la prestación de actividades turísticas y es partícipe de proyectos de gestión del patrimonio: formación, publicaciones, diseño museográfico,…, y dinamización del patrimonio arqueológico. Desempeña una labor importante en el conjunto monumental de Itálica y Sevilla en general.
 
Culmina; aunque su actividad se centra principalmente en las visitas al conjunto histórico artístico de Baños de la Encina (Jaén) y los principales monumentos de la ciudad de Linares, como oferta complementaria desarrollan varios productos de carácter arqueológico: ruta interpretativa en el Sendero del Bronce, gestión de la Casa del Barro como taller didáctico de la alfarería en la prehistoria, visita guiada a la ciudad íbero romana de Cástulo y a las minas del distrito Linares-La Carolina y, en colaboración con la empresa de turismo activo Ríojadula, visitas náuticas al yacimiento de Peñalosa.
 

 

viernes, 23 de noviembre de 2012

martes, 20 de noviembre de 2012

De arquitectura en ruina: cubiertas 1

Bueno, volviendo al tema de la arquitectura en ruina, como el mal alumno que siempre he sido, comenzaré la casa por el tejado.
 
Aunque algunas han sido las intervenciones más modernas, bastantes son las evidencias antiguas que manifiestan la riqueza y variedad de cubiertas que han caracterizado a esta esquina de la Cestería con Precipicio. Así, desde arriba, podemos otear varios testigos del viejo tejado bañusco que ha venido caracterizando las alturas, en algún que otro caso con ciertas variantes y modificaciones.
 
En esta línea, nos encontramos con una cubierta a dos aguas siendo la delantera mucho más corta y pendiente que la posterior. Esta estructura viene condicionada por la distribución interna de la casona, donde la primera crujía o portal, la que en su día estaba destinada a un uso menos privativo (hogar), presenta en altura una oscura cámara o altillo (como manifiesta un mínimo ventanuco) ausente en la segunda (alcobas). La acusada pendiente que gana el inmueble según avanza en profundidad, escalonada desde la puerta de la calle hasta la salida al corral, fuerza una cubierta trasera con algo más de caída que las casonas de la acera contraria cuyo fondo se va elevando de la fachada al patio. El caso más significativo lo podemos apreciar algo alejado de la misma esquina, en la casa de Mariano y Manuela “la rabiosa”.
 

 

Por frente, la casa de  Rafael “el gordo de Pili” o la de Salvador el “calé” son también claros ejemplos de este esquema de cubierta.
 

 

La casona que da forma a la misma esquina, segregada hoy en tres unidades (Mónica, “el quiri” y una pequeña parte de la de Dioni “el percha”) y sin presencia de cubierta, hundida, nos muestra rasgos de la que fuera su forma original que, por otra parte, seguía los patrones descritos. Así lo manifiestan las distintas alturas de los muros de carga que a duras penas, entre diversas modificaciones (adaptación de parte de la cámara delantera a segunda planta habitada), podemos apreciar: el faldón anterior (un agua) se ha transformado a  dos aguas elevando los muros laterales y creando un caballete intermedio; por su parte, el muro posterior se ha sobreelevado con materiales modernos (ladrillo) para completar otra segunda planta posterior habitable, también con cubierta formada a doble faldón.
 

 
 
Las casi totalidad de la casona de Dioni “el percha”, estando en la misma línea constructiva, lleva hasta sus últimas consecuencias la asimetría de los dos faldones llegando el anterior a desaparecer casi totalmente.  Del agua delantera, a modo de reminiscencia, nos queda un mínimo testimonio, como podemos apreciar en la fotografía.


sábado, 17 de noviembre de 2012

Arqueología y turismo en Andalucía II


También en el ámbito de las instituciones, en este caso tanto las mayores como las menores, cabe subrayar el importante trabajo desarrollado para crear y potenciar espacios museísticos vinculados a la materia, así como aulas, talleres y centro de interpretación fuertemente relacionados con el patrimonio arqueológico local. En este sentido existen más de cien equipamientos, más o menos grandes, más o menos equipados tecnológicamente, más o menos dotados de personal especializado y de recursos didácticos,… Todos ellos vienen siendo participes de actividades que permiten dinamizar el patrimonio arqueológico local y, por ende, desarrollar productos turísticos de raíz arqueológica.

Así, apreciamos que la mayoría cuentan con un calendario de actividades muy interesante que permite que el Museo Arqueológico de a conocer el trabajo que desarrolla, pero qué también salga de sus paredes y entre a formar parte activa del conocimiento y disfrute del territorio que le da cobijo. Sirvan como ejemplo las actividades de difusión realizadas en este caso por el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera (Málaga), que está organizando actualmente salidas de campo al enclave arqueológico de Peñas Cabrera (Casabermeja), o las del Museo Arqueológico de Linares (Jaén) que invita a participar de labores que cotidianamente realiza el arqueólogo, como es el etiquetado de cerámica perteneciente al cercano yacimiento de Cástulo.

Pero al hilo y al amparo de estas iniciativas institucionales han ido surgiendo por doquier rutas más o menos organizadas y de distinto ámbito territorial, casos individuales muy localizados y de sumo interés, y proyectos territoriales más complejos que están sentando los pilares de un importante desarrollo turístico de raíz arqueológica que, por otra parte, está multiplicando el tejido empresarial ligado a este microsegmento y permitiendo la creación de productos verdaderamente innovadores y potencialmente competitivos.

En esta línea podemos anotar varias rutas interesantes, con distinto grado de consolidación y visibilidad en el mercado turístico, muy dispares en cuanto al ámbito territorial de distribución. Así nos encontramos desde aquéllas que se dispersan por todo el Mediterráneo, como la Ruta de los Fenicios, hasta aquéllas otras que se centran en una comarca andaluza como pueden ser la Ruta Arqueológica de la Sierra de Cádiz o la de la Subbética Cordobesa. Entre ambas las hay de muy variado rango, como las que abarcan desde comarcas de distintos estados europeos (Caminos de Arte Rupestre Prehistórico), pasando por las que se circunscriben a varias provincias andaluzas (Ruta Bética Romana) para desembocar en aquéllas de carácter uniprovincial, caso de El Viaje al tiempo de los íberos (Jaén). También se da el caso de itinerarios menores, de carácter local, cuyo principal hilo temático gira en torno a su riqueza arqueológica. Este es el caso de la ruta arqueológica de la Sierrezuela de Posadas (Córdoba) o el Sendero del Bronce en Baños de la Encina, en la Sierra Morena de Jaén.

Junto a estas rutas comienzan a hacerse visibles distintos destinos turísticos de raíz arqueológica que, funcionando de manera individual, vienen a relacionarse por similitudes culturales, técnicas, temporales, temáticas, etc. Este es el caso de las cuevas y grutas ocupadas por poblaciones de neandertales, como Nerja y La Araña (Málaga), Cueva de las Ventanas de Píñar (adaptada para personas con discapacidad física) y el Boquete de Zafarraya (a caballo entre las provincias de Granada y Málaga, aunque en el término municipal del municipio malagueño de Alcaucín) o Los Murciélagos (Córdoba); o los destinos con numerosa presencia dolménica (“paisajes megalíticos”), caso de Gorafe y Las Peñas de los Gitanos en Montefrío (Granada), Aljarafe-norte sevillano (Montelirio, Pastora y Matarrubilla) o la ruta dolménica de la provincia de Huelva, en la que se incluyen el dolmen de Soto, de Labradillo, el conjunto de Los Gabrieles, el de El Pozuelo, el conjunto megalítico de El Gallego-Hornuevo, el círculo de piedras de la Pasada del Abad de Rosal de la Frontera y el Centro de Interpretación de la Cultura Dolménica de Zalamea la Real.

Regresando a las rutas mencionadas con anterioridad, vamos a analizarlas con más detenimiento.

La Ruta de los Fenicios es uno de los Itinerarios Culturales internacionales reconocidos por el Consejo de Europa. La ruta, que pasa por 18 países y por más de 80 ciudades, y que se centra en el legado de fenicios y púnicos de tres continentes, es considerado como el Itinerario de la Interculturalidad Mediterránea. La Ruta de los Fenicios representa la conexión de las grandes travesías marítimas utilizadas por los fenicios desde el siglo XII a.C. como el principal medio de comunicación comercial y cultural en el Mediterráneo. A través de estos caminos de la mar, los fenicios, navegantes y expertos comerciantes, dieron origen a una gran civilización que se asentó a través de su expansión en Occidente, favoreciendo el desarrollo de intercambios de productos manufacturados, de personas e ideas, y para la creación de una 'koiné' (comunidad) cultural mediterránea. De los 15 recursos de la ruta presentes en el Mediterráneo Occidental (Península Ibérica y norte de África), 3 está en nuestra comunidad autónoma: Castillo de Doña Blanca (El Puerto de Santa María), Museo de Cádiz y La Casa del Obispo, también en Cádiz capital.

Los Caminos de Arte Rupestre Prehistórico agrupan al conjunto de lugares visitables y con manifestaciones rupestres prehistóricas de España, Portugal, Francia, Italia, Irlanda, Suecia y Noruega. En el caso concreto de Andalucía, son nueve los destinos arqueológicos que integran la ruta cultural: las cuevas de Ambrosio y Los Letreros, en Vélez-Blanco (Almería), la Tabla de Pochico en Aldeaquemada (Jaén), Doña Trinidad en Ardales (Málaga) y la cueva de los Murciélagos en Zuheros (Córdoba), así como los abrigos del Engarbo en Santiago de la Espada y de la Cueva de la Graja en Jimena (ambos en Jaén), el dolmen de Soto en Trigueros (Huelva) y el Tajo de las Figuras en Benalup-Casas Viejas (Cádiz), todos ellos excelentes ejemplos del arte rupestre andaluz y, en algunos casos, adscritos al Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La Ruta Arqueológica de la Sierra de Cádiz, del mismo modo que la existente en la Subbética cordobesa, proponen conocer el patrimonio arqueológico de una comarca mediante la selección de una serie de hitos que vienen representados por yacimientos arqueológicos, museos y aulas arqueológicas puestos en valor y con horario de visita. Así, forman parte de la primera la ciudad íbero-romana de Sierra Aznar, en Arcos de la Frontera, la ciudad romana de Carissa Aurelia, en Bornos, la ciudad romana de Ocuri, en Ubrique, el dolmen de Alberite, en Villamartín, y la villa medieval de Zahara de la Sierra.

La segunda ruta cuenta con el Museo Arqueológico y Etnográfico Local (Cabra); Cueva de los Murciélagos y Museo Local (Zuheros); Museo Arqueológico Local (Priego de Córdoba); Villa Romana de El Ruedo, Cerro de la Cruz y Museo Arqueológico (Almedinilla); y el Museo Arqueológico Municipal (Fuente Tójar).

Por su parte, el itinerario que propone El Viaje al Tiempo de los Íberos es un gran proyecto promovido por la Diputación de Jaén y la Consejería de Turismo, en coordinación con los distintos ayuntamientos y con la colaboración de la Consejería de Cultura y el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén. El proyecto promueve la recuperación y valorización de una serie de yacimientos arqueológicos, así como la mejora o la creación de una red de centros de visitantes, museos y centros de interpretación que den personalidad propia al producto turístico. Hasta el momento la ruta cuenta con ocho hitos o paradas que permiten conocer la historia de los íberos en el Alto Guadalquivir (Jaén): Santuario de la Cueva de la Lobera (Castellar), Ciudad de Cástulo y Museo Monográfico (Linares), Tumbas principescas de Hornos y Toya (Peal de Becerro), Santuario heroico de El Pajarillo (Huelma), el Oppidum de Puente Tablas (Jaén), el Museo Provincial (Jaén), Cerrillo Blanco (Porcuna) y la Muralla Ciclópea de Ibros. Podríamos apuntar la posibilidad de sumar algunos yacimientos interesantes que no han sido incluidos en el itinerario y que permitirían dar a conocer otros ámbitos de la sociedad íbera y su transición hacia comunidades en vías de romanización, como es el caso de la minería o el control del territorio (minas de El Centenillo, Castillete de Salas Galiarda o el Cerro Castellón de Larva).

Posiblemente sea la Ruta Bética Romana uno de los itinerarios de carácter arqueológico con mayor asiento, no solo en el territorio, también en los mercados turísticos. La Ruta Bética Romana transcurre hoy por catorce pueblos y ciudades de las provincias de Sevilla, Cádiz y Córdoba. Discurre por la provincia más meridional de la Hispania Romana y abarca territorios por los que caminaba la antigua Vía Augusta. En esta ruta están comprendidos espacios paisajísticos de gran interés geográfico y natural como son el parque natural de la Subbética Cordobesa, la Campiña cordobesa, sevillana y gaditana, el parque natural de la Bahía de Cádiz o el Valle del Guadalquivir. Los municipios que integran la ruta son Santiponce, Carmona, La Luisiana, Écija, Almodóvar del Río, Córdoba, Montoro, Almedinilla, Puente Genil, Osuna, Marchena, Jerez de la Frontera, Cádiz y Tarifa.
 
De su presencia en los mercados turísticos es fiel reflejo la existencia de paquetes turísticos perfectamente elaborados, con programa cerrado y precio, y una duración que gira entre 3 y 7 noches de estancia.

Fotografía: fundición de mineral de cobre; Alex Casas Crivillé.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

De arquitectura en ruina

Hace unos días creaba una entrada en facebook, poco más que una fotografía acompañada de una frase. La imagen, de fondo, dejaba entrever la ruina en que se ha convertido la esquina de la Cestería con el Callejón del Precipicio, posiblemente unos de los rincones con mayor belleza y complejidad constructiva de Baños de la Encina.
 
Al hilo, una buena amiga preguntaba como revertir o paralizar el proceso. Quizá sean las canas y los muchos golpes en la entrepierna, pero mi respuesta era concisa: nada. En unos pocos años nos hemos dejado arrastrar por el fragor de la especulación inmobiliaria y así nos ha ido.
 
Como bien decíamos de chicos, nos queda recoger los tiestos y a nuestra casa.
 
  era de la opinión de documentar, registrar y hasta interpretar las ruinas y los motivos de las ruinas, para aprender, aunque sea un poco, porque de los polvos se pueden sacar buenas enseñanzas: aprender, aprender y aprender que es para lo que debería servir la historia.
 
Aunque sea de forma somera, durante los últimos años he ido fotografiando e identificando piedras, abobes y maderas intentando conocer el papel que desempeñaba cada uno. Para otros días queda rebuscar de manera más compleja en sistemas constructivos, usos e interpretaciones sociales.
 
En esas, creí interesante dejar constancia de ese trabajo y a las mismas me pongo.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

miércoles, 31 de octubre de 2012

Una buena mañana...

... de liria, perdón, de Santos. Con mi padre, el bueno de Pedro "el yidro", Juan Ramón y mi buen amigo "el merguis". Buena madrugá y mejor mañana, y eso que la misma tuvimos que quitarle a mi padre una vaca de encima (de lidia).

El muy bestiajo de Pedro hizo un buen lumbrón de jara, colocó encima un cacho de piedra de aupa y venga echar hongos encima,..., de lujo.

sábado, 27 de octubre de 2012

Arqueología y turismo en Andalucía I

La práctica turística vinculada a recursos de carácter arqueológico viene de muy lejos, así lo manifiesta el hecho que los primeros viajeros románticos de los siglos XVIII y XIX tuvieran como principal objetivo descubrir y conocer lo que se entendía como “ruinas” arqueológicas. También refrenda este hecho que gran parte de los recursos turísticos emblemáticos que fueron la base del desarrollo del sector en el país, y en nuestra comunidad, durante la segunda mitad del siglo XX, más que monumentales lo eran en primera instancia arqueológicos: Altamira, Ampurias, Numancia, el acueducto de Segovia,…, los dólmenes de Antequera, Baelo Claudia  o la propia Itálica.
 
Pese a ello, hemos de reconocer que inmersos en una genérica maraña de recursos histórico-artísticos-monumentales sus verdaderas cualidades, como bien arqueológico, pasaban desapercibidas. En el desarrollo de la práctica turística esto se traducía en un tratamiento no diferenciado respecto al recurso monumental a la hora de construir el producto turístico: eran pocas las veces que el hecho turístico iba más allá de la visita autoguiada, libre, o mínimamente interpretada desde la vertiente artística. De ahí que no nos extrañara la expresión “esto son cuatro piedras” que afirmaba gran parte del público no especializado, o la generalizada expresión “ruinas” para nominar una gran cantidad de yacimientos arqueológicos.

Posiblemente, desde la práctica turística, han sido estos derroteros los que no han permitido que este microsegmento tenga un mayor desarrollo en Andalucía. Aunque con seguridad la escasa inversión en consolidación y comunicación de los contenidos de los yacimientos, una vez excavados, han ayudado en gran medida al efecto negativo de este proceso.

En este sentido, para paliar esta corriente, aunque en primera instancia para lograr la preservación de un patrimonio que constituye una de las señas de identidad más significativas de nuestra región, la Consejería de Cultura de la comunidad autónoma andaluza puso la primera piedra mediante la creación de la llamada RAYA (Red Andaluza de Yacimientos Arqueológicos). El proyecto planteaba desde el principio la intervención en un número reducido de yacimientos arqueológicos con una buena distribución temporal y geográfica. Como ejemplo significativo de esta intervención tenemos el caso del enclave arqueológico de Castellón Alto en Galera (Granada). La excelente consolidación de este poblado de la Edad del Bronce no solo permitió una mejora de la visita turística, generó también en su entorno una sinergia que ha permitido la creación de nuevos equipamientos turísticos culturales de raíz arqueológica, como el centro de visitantes situado a los pies del yacimiento o el Museo Arqueológico (que acoge los restos de una momia del momento única y en un estado excepcional). Pero además ha dado pie a la implicación del tejido humano local, como pone de manifiesto el desarrollo de una empresa que fabrica reproducciones cerámicas argáricas, íberas y romanas que siguen los rigurosos patrones del momento (Cerámica Galira). El taller no solo se limita a la mera venta de productos, ofrece talleres participativos, tanto pasivos como activos.

Contemplado solo desde la vertiente turística este hecho supone el desarrollo de nuevos productos turísticos que permiten optimizar la propia práctica. Por otra parte, este modelo alentó a otras administraciones a seguir el ejemplo, caso de la localidad de Almedinilla (Córdoba) como con posterioridad veremos.

Desde la óptica cultural, pero también desde la turística, una de las aportaciones de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía es la constitución de la llamada RECA (Red de Espacios Culturales de Andalucía) que, entre otros logros, viene a integrar a los antiguos yacimientos miembros de la RAYA.

Su definición (artículo 83 de la Ley) es la de “un sistema integrado y unitario formado por aquellos Espacios Culturales ubicados en el territorio de la Comunidad Autónoma que sean incluidos en la misma por la Consejería competente en materia de patrimonio histórico, así como aquellos Enclaves abiertos al público, que por sus condiciones y características no requieran la dotación de un órgano de gestión propio”.

Actualmente forman parte de la RECA siete conjuntos culturales y casi cuatro decenas de enclaves culturales. Entre los conjuntos culturales existentes los hay de carácter monumental (la Alhambra y el Generalife de Granada y la Alcazaba de Almería) y el resto lo son de arqueológico: Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz), Madinat al-Zahra (Córdoba), los Dólmenes de Antequera (Málaga), Itálica y Carmona (Sevilla).

Por su parte, los enclaves culturales son a día de hoy predominantemente arqueológicos (26 de 37). En su inmensa mayoría son de titularidad de la Junta de Andalucía aunque existen varios que son de propiedad municipal, incorporados a la RECA mediante el protocolo pertinente.

Con seguridad, es la RECA el gran nicho de recursos que debe suministrar los componentes necesarios para crear un potente producto turístico de raíz arqueológica en Andalucía, pero no el único. En este sentido, la propia administración de Cultura elaboró un conjunto de actividades que dinamizarían la vida cultural de los yacimientos arqueológicos y, con posterioridad, ha dado forma a un sintético Itinerario que publicita las bondades de nuestra riqueza arqueológica.

El itinerario propone un recorrido por la historia de Andalucía, que toma como hilo conductor los ocho yacimientos que hasta fechas recientes conformaban la Red de Yacimientos Arqueológicos de Andalucía: dólmenes de Huelva, el poblado fortificado de Los Millares (Almería), el conjunto dolménico de Antequera (Málaga), el núcleo argárico de Castellón Alto (Granada), el enclave fenicio de Doña Blanca (Cádiz), la ciudad púnico-romana de Carteia y los recursos romanos del Teatro de Málaga y Cercadillas en Córdoba.

En estos momentos la RECA está formada por los conjuntos monumentales subrayados más arriba y los siguientes enclaves culturales, tanto arqueológicos como monumentales (los equipamientos que presentamos pueden haber tenido alguna alteración, casi siempre en sentido creciente):

1.- Dólmenes de La Pastora y Matarrubilla, Valencina de la Concepción (Sevilla); dólmenes y Museo de Valencina.
2.- Puerta de Almería; yacimiento.
3.- Acinipo, Ronda (Málaga); yacimiento.
4.- Cerro de la Cruz y Villa del Ruedo, Almedinilla (Córdoba); yacimientos, centro de visitantes, museo y otros.
5.- Ategua, Córdoba; en proceso de apertura al público.
6.- Carissa Aurelia, Bornos (Cádiz); en proceso de apertura al público.
7.- Carteia, San Roque (Cádiz); yacimiento.
8.- Castellón Alto y necrópolis ibérica de Tutugi, Galera (Granada); yacimientos, centro de visitantes, museo.
9.- Cercadilla, Córdoba; yacimiento.
10.- Gades: teatro romano, factoría de salazones, columbarios, Cádiz; yacimientos.
11.- Peñas de los Gitanos, Montefrío (Granada); yacimiento.
12.- Villa romana de Fuente Álamo, Puente Genil (Córdoba); yacimiento.
13.- Los Millares, Santa Fe de Mondújar (Almería); yacimiento y centro de visitantes.
14.- Munigua, Villanueva del Río y Minas (Sevilla); yacimiento.
15.- Peñas de Cabrera, Casabermeja (Málaga); yacimiento.
16.- Puente Tablas, Jaén; en proceso de apertura al público.
17.- Singilia Barba, Antequera (Málaga); en proceso de apertura al público.
18.- Torreparedones, Baena (Córdoba); yacimiento, centro de visitantes y Museo Histórico.
19.- Turóbriga, Aroche (Huelva); yacimiento y exposición permanente.
20.- Villa romana de Bruñel, Quesada (Jaén); yacimiento.
21.- Baños árabes de Ronda, Ronda (Málaga); yacimiento.
22.- Castillo de Doña Blanca, el Puerto de Santa María (Cádiz); yacimiento, punto de información.
23.- Cerro de la Encina, Monachil (Granada); en proceso de apertura al público.
24.-Dolmen de Montelirio, Castilleja de Guzmán (Sevilla); en proceso de apertura al público.
25.- Dolmen de Soto, Trigueros (Huelva); yacimiento.
26.- Teatro romano de Málaga; yacimiento.
27.- Castillo Marqués de los Vélez (enclave monumental), Cuevas del Almanzora (Almería).
28.- Peña de Arias Montano (enclave monumental), Alájar (Huelva).
29.- Baños árabes de El Bañuelo (enclave monumental), Granada.
30.- San Isidoro del Campo (enclave monumental), Santiponce (Sevilla).
31.- Villaricos (enclave monumental), Cuevas del Almanzora (Almería).
32.- Fortaleza de la Mota y sus defensas (enclave monumental), Alcalá la Rea (Jaén).
33.- Sinagoga de Córdoba (enclave monumental).
34.- Baños árabes de Baza (enclave monumental), Baza (Granada).
35.- Castillo de Sotomayor (enclave monumental), Belalcázar (Córdoba).
36.- Castillo de Vélez Blanco (enclave monumental), Vélez Blanco (Almería).
37.- Palacio Dar- Al-horra (enclave monumental), Granada.

Como decíamos, en el ámbito de los recursos adscritos a la RECA son muchas las actividades de dinamización que se han venido realizando, casi todas ellas enormemente innovadoras, activas y participativas, y que han venido no solo a dar un empujón a la vida cultural del yacimiento, también han participado de la creación de verdaderos productos turísticos de un calado potencialmente importante.

En este sentido, como ejemplo, merece la pena subrayar la labor que viene realizándose en el conjunto monumental de Itálica (Santiponce, Sevilla) por la empresa de gestión cultural “Espiral, Gestión del Patrimonio”. Entre otras, cabe destacar campañas como las denominadas “Los Sentidos de Itálica”, “Itálica despierta”, “Más visiones de Itálica” o “Itálica en escena”; ésta última ha sido desarrollada en el teatro de Itálica, apartado del resto del conjunto monumental.