viernes, 14 de noviembre de 2025

Hisn Banya

Contrariamente a lo que pueda parecer, el nombre del pueblo, enclavado en las estribaciones meridionales del macizo de Sierra Morena, no tiene su origen en la presencia de algún balnea o alhama renombrado e identificado, tampoco en la abundancia hídrica de su entorno o en la presencia de aguas minero medicinales con propiedades terapéuticas reconocidas. Ninguna de esas situaciones se da ni se ha verificado documental o históricamente. Es una realidad que gran parte del conjunto histórico está horadado por un rosario de pozos que, sin certeza absoluta, podrían superar la cincuentena. A esa cantidad, se suma un número menor de pozos y alcubillas repartido por el frente sur del pueblo, de este a oeste, y en el norte con localizaciones puntuales —véase Nuevo, Vilches, de la Serna, de la Vega, Charcones, Luzonas, Alcubilla y Pocico Ciego—. En todos los casos, estos fontanares ofrecen agua salobre nada apta para el consumo humano directo, aunque, por el contrario, eran excepcionales para la elaboración de pan.

Contrariamente, las aguas que manan de diferentes puntos de la periferia urbana son de muy distinta calidad, como es el caso del pozo de Huerto Lucero o los veneros de La Pizarrilla, el Pilar de la Virgen y la fuente del Barranco del Pilar. Esa misma es la situación de las distintas fuentes históricas localizadas en el barranco de Valdeloshuertos —Cayetana, Socavón, Pacheca y Salsipuedes—, de las que tradicionalmente se ha suministrado de agua potable la población de Baños. Pero, en todos los casos, son fuentes menores que apenas daban para el abastecimiento del conjunto de la vecindad. Así nos lo venía a confirmar el ingeniero Dupuy de Lôme, mediante un estudio realizado en la década de los veinte del pasado siglo (1924):

‘… A pesar de tener Baños de la Encina unos 3.200 habitantes y debido a su riqueza olivarera varias fábricas de aceite que consumen un caudal importante de agua no tiene abastecimiento de agua propiamente dicho. Unas casas se surten de pozos situados dentro de la población a pesar de ser estos de malas condiciones higiénicas y otros vecinos van a buscar el agua a fuentecillas situadas fuera del pueblo, algunas a bastante distancia, y todas de caudal muy corto sobre todo en la época de estiaje’.

Por otra parte, es una realidad que la fosa de La Campiñuela contiene un enorme acuífero, un reservorio hídrico del que sólo se ha podido extraer agua recientemente y mediante complejas técnicas de extracción que la obtienen, y quizá abusivamente, a más cientos de metros de profundidad (sondeo y bombeo). Algo similar ocurre con la cuña de terreno que, de levante a poniente, barre el piedemonte del pueblo y flanquea el cauce intermitente del arroyo de los Huertos, en origen del Berrocal. Aunque pueda no parecerlo, el espacio se corresponde con una antigua zona de cíclica inundación que acoge en su seno enclaves cuyo apelativo confirman su carácter como humedal fosilizado: Cantalasrranas, Colmenera, Renacuajares, Charcones y Valdeloshuertos. Lugares, por cierto, donde se contabiliza el mayor número de antiguas norias, desde la de la huerta de Penecho a la del Morito, pasando por otras de entidad como las de la huerta Zambrana, Matigüelas y Antero, entre otra veintena.

Desde la vertiente cuantitativa, el volumen de aguas de nuestros veneros es insignificante si los comparamos con fuentes de la vecindad provincial, como es el caso de Sierra Mágina. Así es, en esta comarca, cada pueblo se ha erigido sobre la generosidad de hontanales de enorme fecundidad. Valga como ejemplo el manantial de la Fonmayor, en Torres; o, más cercano a nuestros pagos, en La Loma, las arcas que han suministrado el abastecimiento a las ciudades históricas de Úbeda y Baeza, o el manantial que ha surtido de agua al balneario de Canena. Aún más próximos a nuestra localización, tenemos los veneros del barranco de Valdeazores, La Aliseda y La Cerecilla, todos ellos en territorio del parque natural de Despeñaperros, que ponen en cuestión la posible bondad hídrica del entorno bañusco.

Efectivamente, así es, no hay indicios sólidos de que el nombre del castillo, y por ende del pueblo, derive de la existencia de un importante conjunto termal más allá de la presencia testimonial de algún pequeño balnea puntual, digamos de ‘andar por casa’, como son los casos de las villae de la Virgen de la Encina y Santa Amalia. Por el contrario, según las últimas investigaciones, el apelativo de ‘baños’ podría derivar de la repetición fonética de una voz árabe. Veamos. Castilla, en su primer contacto con el lugar, debió escuchar, y asimilar, el nombre árabe con que era conocida la fortaleza que, por entonces, se elevaba en el Cerro del Cueto reutilizando las fortificaciones históricas anteriores, el altozano que fue germen histórico del núcleo urbano actual de Baños de la Encina. Si su apelativo hubiera derivado de la presencia de unos baños o termas, hubiera sido una más de las alhamas o alhamillas que salpican la geografía del sur de la Península. Con la información que hoy dispongo —auxiliado por la Doctora y amiga Ana Sánchez Medina, profesora de la Escuela Oficial de Idiomas Axarquía de Vélez-Málaga—, esa voz, la que debió identificar para almorávides y almohades el castillo y lugar de Baños, podría tener su origen en ‘banya’. La voz, cuya génesis está en el árabe clásico, en castellano y literalmente vendría a traducirse como ‘fortaleza con profundas raíces históricas, antigua o con mucha historia’. Las diversas excavaciones arqueológicas realizadas en el interior de la fortaleza, también en las inmediaciones del castillo, ponen de manifiesto la riqueza histórico-cultural del lugar y certifican la posibilidad de este apelativo: la presencia humana ha sido prácticamente constante, aunque con pequeñas interrupciones temporales, desde una etapa tardía de la Edad del Cobre hasta la edificación de las murallas actuales del castillo. Valgan como testimonio el poblado argárico del Cueto, la pequeña torrus ibérica, el templo funerario romano o los testimonios defensivos y funerarios de carácter emiral presentes en el Cueto. En conjunto, todas las estructuras han dado forma a los diferentes horizontes históricos que han configurado el complejo del castillo de Baños de la Encina. 

Los castellanos, afincados en el frente de conquista y con Sierra Morena de por medio, debieron escuchar esta voz, la de banya, aproximadamente durante un siglo, el periodo que el macizo mariánico contó con el estatus de frontera, el intervalo de tiempo que transcurre entre el Poema de Almería —1147— y la entrega definitiva de la plaza de Baeza al rey castellano Fernando III —1227—. Las hordas ‘reconquistadoras’, a fuerza de pronunciarla con imprecisiones, provocarían la evolución del sonido de la siguiente manera: Banya > Bannos (o Vannos) > Baños; de igual forma que lo haría su gentilicio bani-osco > bañusco, donde ‘bani’ es la raíz y ‘osco’ el morfema que indica procedencia, un gentilicio cuyo génesis se origina en el castellano más primitivo.

Fuente: Dirección General del Turismo (1967)

martes, 4 de noviembre de 2025

La Venta de los Palacios en el camino del Muradal, y 6

6. Conclusiones.

Durante los siglos XIII al XVII, la Venta de Los Palacios fue un punto de referencia en las comunicaciones entre La Mancha y Andalucía a su paso por Sierra Morena. Fue albergue de viajeros y posada de milicias en una zona tradicionalmente despoblada por la presencia y negativa incidencia de los bandoleros o “golfines”, un lugar donde acechaba permanentemente el peligro.

La Venta se ubicaba junto al camino del Puerto del Muradal, vía tradicional de paso desde la antigüedad, en un lugar conocido como Jarandilla, donde ciertos cronistas sitúan testimonios murarios de población romana. Cerca de la Venta, se levantaba una ermita dedicada a la Santa Cruz, aunque después, desde el siglo XVII, quedó bajo la advocación de Santa Elena. Ambas construcciones debieron tener su origen en el siglo XIII.

Venta fortificada, disponía de una torre. Fueron diversos los intentos de repoblación de la zona de los Palacios por parte de la Corona, sobre todo en los siglos XV y XVI, pero estos no llegaron a culminar hasta la ejecución del proyecto de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, en las últimas décadas del siglo XVIII, cuando la Venta de Los Palacios ya no existía y, en el entorno de la ermita, se había programado la edificación de la feligresía de Santa Elena.

Por el relato de la Crónica del Condestable don Miguel Lucas (de Iranzo), de 1460, la reseña que hace Francisco Rus Puerta en torno a 1640 y la descripción del camino del Puerto del Muradal que se desprende del deslinde entre Baños de la Encina y Vilches, de 1627, deducimos que la ubicación de la Venta de Los Palacios estaría en el núcleo urbano de la actual población de Santa Elena, Su solar estaría ocupado en parte por el antiguo camino de Andalucía (hoy día carretera provincial J-6120) y la Plaza Antonio Daniel Ruiz Rodríguez. La gran pared vertical o escarpe que hizo el arroyo al sureste de su ubicación, durante la etapa de vigencia de la venta fortificada le serviría de defensa natural.

La Venta de Los Palacios se arruinó a mediados del siglo XVII, cuando el camino del Puerto del Rey sustituyó en importancia al del Muradal y, en la confluencia de los caminos del Muradal y Puerto del Rey, surgió Venta Nueva, cinco kilómetros al sur de la Venta de Los Palacios.



domingo, 2 de noviembre de 2025

La venta de los Palacios en el camino del Muradal, 5

5. La Venta de Los Palacios en la Cartografía.

La importancia de la Venta de Los Palacios en el camino del Puerto del Muradal es recogida por primera vez en cartografía en el siglo XVI, en el mapa de la Península ibérica de Hieronymus Cock, 1553, donde aparecen las ventas de la Iruela y Los Palacios.


Lámina 4.- Detalle del mapa de Hieronymus Cock, 1553

En la Geographia o descripción nueva del obispado de Jaén, del doctor Gaspar Salcedo de Aguirre, mapa manuscrito realizado el año 1587; y un años después en la Descripcion del Reyno de Jaén (1588), donde, junto a dicho camino, también aparecen la Venta de la Iruela y la villa de El Viso, ambas localizaciones ya en La Mancha.

Lámina 5.- Detalle del mapa de Gaspar Salcedo de Aguirre Geographia o descripción nueva del obispado de Jaén (1587).

Como curiosidad, el norte está situado en la parte inferior y el río Campana, afluente del Rumblar, aparece desde la cabecera bajo la denominación de “Herrumblar”, que en otros mapas sería “Ferrumblar”, en clara consonancia con la existencia de seculares minas de hierro que también cederían el nombre a Castro Ferral.

Lámina 6.- Detalle del mapa de Gaspar Salcedo de Aguirre Descripcion del Reyno de Jaén (1588). Anecdóticamente, el icono de las ventas aparece con mayor tamaño que las villas y ciudades.

La Venta de Los Palacios comenzó su decadencia a mediados del siglo XVII, cuando el camino Real de Andalucía por el collado de la Estrella o del Puerto del Rey sustituyó al del Muradal para cruzar Sierra Morena. Así seguirá hasta 1769, con la puesta en uso del conocido como Camino de Olavide que, durante muy pocos años, fue el principal paso de entrada en Andalucía, comunicando Valdepeñas y Santa Elena por la Venta de las Virtudes y la feligresía de Aldeaquemada[1]. Finalmente, perdería la primacía con la construcción entre 1779 y 1781 de la carretera por Despeñaperros[2]. Junto a este camino del Puerto del Rey surgen las nuevas ventas del Marqués o Bazana y la de Miranda, representada la primera junto al camino por primera vez en el mapa de Gregorio Forst, 1653. No obstante, pese a que desde el segundo tercio del siglo XVII se repitieron los intentos de adaptarlo al tráfico carretero, de lo que quedan testimonios como el camino del “Empedraíllo”, los problemas de circulación siguieron siendo constantes en época de lluvias. Con seguridad, en definitiva, fue más utilizado por caballerías que por coches y calesas.

En 1678, el camino del Muradal aún continúa reflejado en el mapa del Reino de Jaén como principal vía de tránsito. Pero hay que considerar que este mapa es una copia del cartográfico de Gaspar Salcedo del siglo anterior.

Lámina 7.- Detalle del mapa Descripcion del Reino de Jaen, antiguamente Mentisa en los Oretanos (1678).

Lámina 8.- Detalle del mapa Descripción del Obispado de Jaen, de Gregorio de Forst (1653).

En su caso, no aparece la Venta de Miranda, que por entonces podría ser de reciente creación. Recuérdese que unos años antes, en 1638, el ventero de Miranda, Pablo Rodríguez, había creado un camino entre la Venta de Miranda y la Venta Nueva por la Aliseda.

En el mapa de Gregorio Forst, de 1653, ya aparecen identificados el Puerto del Rey y la Venta del Marqués, así como el Puerto del Muradal. Sin embargo, no aparece la Venta de Los Palacios, en su lugar, como detalle muy interesante, se señala la ermita de Los Palacios.

Lámina 9.- Mapa del Camino de la Venta de Linares al Puerto del Rey, 1707, obra de Pedro Gallo[3].

Asimismo, en el proyecto del camino del Puerto del Rey, de 1707, en la zona de Jarandilla sólo aparece la ermita de Santa Elena. En la cartografía del momento, desaparece definitivamente el nombre de Los Palacios.

Lámina 10.- Detalle del mapa del Camino de la Venta de Linares al Puerto del Rey, obra de Pedro Gallo, 1707.

Lámina 11.- Mapa del Reino de Jaén, de Tomás López, 1761.

Aún con sus muchos errores, como la orientación de los arroyos del Rey y Galbarín (Galbatín), en el mapa del Reino de Jaén de Tomás López, 1761, se recogen los nombres de los puertos del Rey, Muradal y la Losa, pero sólo refleja el itinerario del Puerto del Rey, con presencia de sus ventas del Marqués y Miranda. Por otra parte, sólo hace mención de la Ermita de Los Palacios, sin referencia a la antigua venta.

Lámina 12.- Mapa del reino de Jaén, de Tomás López, 1787.

Veinticinco años después, Tomás López, en su nuevo mapa del Reino de Jaén, señala el nuevo camino carretero de Despeñaperros y la flamante población de Santa Elena. Por otra parte, continúa dibujado el camino del Puerto del Rey y las ventas de la Marquesa y Miranda. Para ese momento, el camino del Puerto del Rey ya ha perdido su importancia a la sombra del nuevo paso y carretera de Despeñaperros, como antes sucedió con el del Muradal.

Lámina 13.- Mapa de una parte de Sierra Morena que comprehende el proyecto de las nuevas poblaciones[4], del año 1768.

Anónimo, aunque posiblemente elaborado por los ingenieros militares Simón Desnaux y Joseph Branly[5], en él tampoco aparece la Venta de Los Palacios, pero sí la población de Santa Elena. Pese a ello, este cartográfico es muy interesante, pues muestra los límites entre las poblaciones de Baños de la Encina, Baeza, Linares y Vilches, en los primeros años de implantación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, y los caminos principales de la zona. Toda esta información ayuda a ubicar los mojones del deslinde entre las villas de Baños de la Encina y Vilches en 1627, el trazado del camino del Puerto del Muradal y la posible ubicación de la Venta de Los Palacios.



[1] PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, FRANCISCO JOSÉ (2020): El camino de Olavide de Santa Elena a Aldeaquemada: Patrimonio colonial en las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. En VIII Congreso virtual sobre Historia de las vías de comunicación. pp. 462.

[2] ROLL GRANDE, Manuel. “Caminos y lugares de Sierra Morena en torno a la Batalla de las Navas de Tolosa”. Alcazaba, 12-13 (2012-2013), p. 93.

[3] Archivo de la Real Chancillería de Granada. Signatura: ES.18087.ARCHGR/059CDFI//MPD nº 60.

[4] Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Militar. Archivo General Militar de Madrid, sig. 2956-J-G-1/3. Plano estudiado por DELGADO BARRADO, J.M.; PÉREZ SCHMID FERNÁNDEZ, F.J.; y CASTILLO MARTÍNEZ, J.M. “El proyecto de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena en el mapa de 1768”. Magallánica. Revista de Historia Moderna: 7 /13 (Varia). Julio - diciembre de 2020.

[5] DELGADO BARRADO, J.M.; PÉREZ SCHMID FERNÁNDEZ, F.J.; y CASTILLO MARTÍNEZ, J.M. (2020): El proyecto de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena en el mapa de 1768. Magallánica. Revista de Historia Moderna, volumen 7, nº 13. Julio - diciembre. pp. 324-327.

jueves, 30 de octubre de 2025

La venta de los Palacios en el camino del Muradal, 4

4. El fin de la Venta de Los Palacios.

La Venta de Los Palacios, como fonda de descanso de viajeros, estuvo unida desde su construcción en el siglo XIII al paso de los puertos del Muradal y La Losa entre La Mancha y Andalucía, en Sierra Morena, principalmente al primero, de mejor trazado y conservación. El Muradal era una senda para el tráfico de caballerías, un camino de herradura, que no permitía el tránsito de carros. Otro paso cercano era el del Collado de la Estrella o del Puerto del Rey, por donde hay quien opina que sortearon las huestes cristianas la sierra antes de la batalla de las Navas de Tolosa. Este puerto era definido en 1544 como senda[1].

En el siglo XVII, la mayor parte del tráfico de viajeros se desplaza del paso del Muradal al Puerto del Rey por sus ventajas como camino carretero. Todavía a mediados de este siglo, Francisco de Rus Puerta sitúa en la Jarandilla (Santa Elena) una posada antigua junto al arroyo Galbarín, que ya debía estar en ruinas por el declive de viajeros y arrieros por el Puerto del Muradal, a favor del Puerto del Rey. En el mapa de Gregorio Forst de 1653 no aparece Los Palacios como venta, sino como ermita.

Probablemente, los cambios comenzaron a producirse a lo largo del primer tercio del siglo XVII, cuando empezó a generalizarse el uso de la calesa en los viajes por la Península. Por entonces, el Marqués de Santa Cruz, propietario del Viso, que no controlaba el portazgo del Muradal ni las ventas a ambos lados del puerto, la de Iruela en el norte, bajo control de la encomienda calatrava de Mudela, y la de Los Palacios en el sur, empezó a acondicionar el camino del Puerto del Rey en su tramo norte. Paralelamente, ponía dificultades a los viajeros y arrieros que atravesaban el Muradal[2]. Es por entonces que el señor de Bazán construye la Venta Bazana o del Marqués al norte del puerto, en el pie de monte, a dos leguas al sur de la localidad[3] y en la nombrada hoy como dehesa de Magaña, de la que ya tenemos noticia a mediados del siglo XVII. Mientras tanto, en la vertiente meridional venía actuando el concejo de Baños, propietario de aquellas tierras desde su independencia jurídica en 1626. Pocos años después, en 1638 y según recogen las actas capitulares de Vilches, se acondicionó como camino de ruedas la antigua senda del Puerto del Rey, uniendo eficazmente Venta Nueva con la de Miranda y el Puerto del Rey por la Aliseda y las Angosturas de Miranda, dando de lado al viejo Camino Real y, por tanto, a la Venta de Los Palacios y al Puerto del Muradal, que quedaba a levante de la nueva traza. Y, de aquella manera, los regidores de Vilches dejaban de manifiesto su enfado: “Y ahora sucede que, por Pablo Rodríguez, ventero de Miranda, propio de la villa de Baños, y en dicha tierra, se ha abierto un nuevo camino que parte de Venta Nueva y, dejándose el Real a la mano derecha y la dicha Venta Nueva, va a la referida de Miranda, de forma que se trajina mucho más que por el camino antiguo, y con poco trabajo lo acaba de hacer capaz para coches y calesas”[4].

Situada a tiro de piedra del río de la Campana, con toda probabilidad la Venta de Miranda sería la que visitó François Bertaut en la segunda mitad del siglo XVII, cuando atravesó el camino del Puerto del Rey, de la que dice: “… es el país de la Mancha, que es de Castilla la Nueva y allí comienza Andalucía. No hay en todas estas nueve leguas más que una venta, que es un edificio muy largo y muy plano sostenido de muchos pilares, lo mismo que una iglesia”[5].

En este contexto histórico, algunas décadas después y ya avanzado el siglo XVIII, se deduce la construcción de una nueva venta en terrenos del marqués de la Rambla, propietario de la Aliseda desde 1689. Edificada río Campana abajo, se construyó con la finalidad de restarle protagonismo a Venta Nueva, con la que la Aliseda tenía media legua mal comunicada, y con la intención de abrir un camino alternativo y directo entre las ventas de Miranda, Linares y La Peñuela, trayecto que en mayor o menor medida coincidiría con la carretera de Vilches a la Aliseda por La Carolina del cartográfico del término municipal de Santa Elena de 1878. De construcción casi ciclópea, parece ser que sucumbió a las llamas, de ahí que adquiera el apelativo de “Venta Quemada”. Así se concluye de un informe que Ondeano, Intendente general de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, redacta a modo de respuesta de un memorándum que el marqués de la Rambla, Martín de Orozco y Argote, envía al conde de Floridablanca el 2 de enero de 1792, donde criticaba la mala gestión de las “Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía”:

“Para ello, elabora una lista de quince puntos y una respuesta directa a las seis medidas anteriormente descritas. En la primera, habla de la heredad de La Aliseda, su corta extensión y como sus antepasados la fundaron para la caza. Que en los papeles de la contaduría de la Intendencia solo se expresan las 76 fanegas de olivar y dos huertas, sin que haya tenido nunca labor. Estando en la actualidad arrendado, Ondeano no entiende cuáles son sus conocimientos sobre agricultura. Además, en el tiempo de su gestión se habían deteriorado las olivas, perdido las huertas y se había quemado una venta que su padre estaba edificando”[6].

Por su parte, volviendo la mirada atrás, la Venta de Miranda está ubicada estratégicamente en un lugar cercano al camino del Puerto del Muradal, con el que también enlazaba mediando por la antigua Venta de Los Palacios, a 3km de distancia, sobre el trazado de una antigua calzada “romana”, según nos indica el cartográfico de finales del siglo XIX. En el proyecto de 1707, que tenía como objetivo disminuir pendiente y la mejora del pavimento mediante empedrados, esta venta y el camino carretero que la atravesaba aparecen representados[7]; así como la Venta Nueva, que surgió en el segundo tercio del siglo XVII en competencia con la Venta de Los Palacios. Sin embargo, el paso de carros necesitaba un continuo mantenimiento del camino, lo que no siempre ocurría, y el paso carretero sólo se mantuvo en perfecto estado en períodos ocasionales. Aún podemos apreciar restos de aquellos empedrados del camino en algunos tramos del trayecto, como es el caso del conocido como “empedraíllo” o en pequeños intervalos, que cada vez son menos, existentes entre la Aliseda y Venta Nueva.

Con toda probabilidad, la ejecución de este proyecto de 1707 apuntilló finalmente la vida útil del camino del Muradal y la Venta de Los Palacios.



[1] En 1544 tiene lugar un pleito entre la ciudad de Baeza y la villa de El Viso a causa de los mojones y límites comunes donde se dice “la senda del Puerto del Rey” (RODRÍGUEZ MOLINA, José. “El puerto del Muradal…).

[2] En un documento notarial de 1665, en Santa Cruz de Mudela, unos arrieros se quejan de que les ha cortado el paso desde la Venta de la Iruela, en el camino del Muradal, a Santa Cruz de Mudela, obligándoles a dar un rodeo para pasar por el Viso del Marqués. En este documento no se hace mención a la otra venta en el camino, la de Los Palacios, sino a la Venta Nueva, que surgió cinco kilómetros más debajo de la antigua Venta de Los Palacios, en el camino del Muradal (SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Jesús. “La defensa del camino real de Andalucía: Muradal, 1665 - Despeñaperros, 1810”. El Nuevo Miliario, núm. 0, agosto 2005, p. 10-11).

[3] ROLL GRANDE, MANUEL (2013): Ventas y caminos en el entorno de Despeñaperros: vertiente norte de Sierra Morena. En I Congreso Virtual sobre Historia de la Caminería. pp. 6.

[4] AMV., Actas Capitulares, libro 3º (1634-1658), s/f. En TORRES JIMÉNEZ, Juan Carlos (2006): El bandolerismo en el Reino de Jaén. Fundación para el desarrollo de los Pueblos de la Ruta del Tempranillo.

[5] Journal du voyage despagne, contenant une description fort exacte, de sus royaumes... Paris, Chez Rene Guignard, 1682, p. 63.

[6] PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, FRANCISCO JOSÉ (2024): Una heredad de los marqueses de La Rambla en la Intendencia de Nuevas Poblaciones: La Aliseda. En Vegueta, Anuario de la Facultad de Geografía e Historia, 24 (2). pp. 1531-1532.

[7] Archivo de la Real Chancillería de Granada. Op. Cit.

miércoles, 29 de octubre de 2025

La venta de los Palacios en el camino del Muradal, 3

3. Otras noticias sobre la Venta de Los Palacios.

La Venta de Los Palacios es citada también en una segunda ocasión en la Crónica del Condestable don Miguel Lucas en referencia al levantamiento del sitio del castillo de Montizón, que estaba cercado por don Rodrigo Manrique, hermano del Condestable. La tropa, tras levantar el cerco, regresó por el Puerto del Muradal para llegar a la Venta de Los Palacios al amanecer. Desde allí, alcanzaron un lugar yermo que llamaban Carboneros, donde descansaron, para llegar por la tarde a Bailén. Fue en el año 1465[1].

La zona en torno a la Venta de Los Palacios era un gran despoblado, donde se producían numerosos robos y otros delitos a los viajeros. El rey Enrique IV, en 1467 y a petición de la ciudad de Baeza, mediante una carta de privilegio real eximió de tributos a cincuenta pobladores que habitasen el lugar de la Venta de Los Palacios[2]. La repoblación del lugar con cincuenta vecinos (unos 200 habitantes), encabezados por los Alonso de Baeza, no llegó a consolidarse pues unos años después, ya entrado el siglo XVI, el lugar volvió a quedar desierto por el impago de las obligaciones dinerarias que había comprometido la ciudad de Baeza para el mantenimiento de la puebla (8.000 reales anuales)[3].

Años después, debió construirse una venta en Carboneros, lugar habitual de descanso en el camino del Puerto del Muradal una vez pasada la Venta de Los Palacios y bajando hacia Bailén. En la Venta de Carboneros la ciudad de Baeza tenía establecido un portazgo, que era subastado a particulares. En 1487, en plena Guerra de Granada, Don Rodrigo Ponce de León se quejó a los Reyes de que el arrendador del portazgo había dejado de recaudarlo en la Venta de Carboneros, lugar dependiente de su señorío de Bailén, y lo hacía en la Venta de Los Palacios, lugar dependiente de Baeza, lo que producía gran daño y perjuicio a la “su villa de vaillen”. Los Reyes Católicos emitieron una cédula real que encarga al Corregidor de Jaén y Andújar hacer cumplir el portazgo en la Venta de Carboneros, como se hacía de costumbre[4]. Posteriormente, mediante un documento privilegio de 1492 emitido en Santa Fe, los Reyes Católicos establecerían el portazgo definitivo de la zona:

“… fue acordado que devyamos mandar que de aquí adelante las personas que paguen la dicha roda en el manso de Vilches o Vaños, logares dela dicha çibdad de Baeça, o en Mengibar, que es en térmyno de la çibdad de Jahén, no paguen en la dicha venta del Toldillo, e el que pagare en la dicha venta no la pague en nynguno delos logares susodichos, y que entretanto que en el nuestro consejo señale e dethermine lo que se debe hazer en todos los portadgos e almoxarifadgos e rodas de nuestros reynos que el que ovyere de coger la dicha roda leve de roda delas mercaderías e cargas e bestyas que pasaren por la dicha venta las contyas de maravedíes siguientes (…) Los quales dichos derechos de roda paguen las personas que pasaren por la dicha venta con las dichas bestyas cargadas o vazías como dicho es, que las personas que pagaren la dicha roda en qualquiera delos dichos logares de Vilches, Olivares o Vaños o Menjibar no la paguen en la Venta del Toldillo, e que las personas que pagaren en la dicha venta del Toldillo no paguen en nynguno delos dichos logares”[5].

A principios del siglo XVI el estado de la Venta ya amenazaba ruina. Una Real Cédula del príncipe Felipe de 2 de diciembre de 1544, recordando cédulas de Carlos I enviadas a la ciudad de Baeza en 1520 y 1521, manifiesta la necesidad de “arreglar “los Palacios Reales del Puerto del Muladar” (Venta de Los Palacios)[6]:

“que de las penas de cámara desa çiudad (Baeza) se diesen por el tiempo que su voluntad fuesse ocho mil mrs. en cada un año para los reparos de los Palaçios Reales del Puerto del Muladar y que los dichos mrs. Se entregasen a Alonso Alcalde, alcaide que a la sazón hera de los dichos Palaçios, según más largo en las dichas çedulas a que nos referimos se contiene. Y agora, por parte del conçejo, justicia y regimiento desa ciudad nos ha sido hecha relaçión que ha algunos años que murió el dicho Alonso Alcalde y que después acá no hay alcaide en los dichos Palaçios ni se gastan los dichos mrs. en los dichos reparos, a cuya causa está mucha parte de la dicha casa para caerse, suplicándonos fuesemos servido de mandar proveer de manera que la dicha casa se reparase y que los dichos mrs. Se distribuyesen en ello o como la nuestra merçed fuese”[7].

El 14 de diciembre de 1523, el italiano Andrea Navagiero pasó de Andalucía a la Mancha por el Puerto del Muradal, que identifica con el Saltus Castulonensis romano, lugar deshabitado. Llegó a la “Venta del Palacio”, a cinco leguas de Linares. La define como “buena casa grande, que está en el monte… hay muchas buenas habitaciones, un buen salón, pero desnudo y sin nada: tienes que llevar todo contigo, como en todas las ventas de España”[8].

El 18 de diciembre de 1526, el emperador Carlos V, “comió, cenó y pernoctó en la Venta de Los Palacios”; y el día 19 “comió en la Venta de los Palacios, cenó y pernoctó en Santa Crux”[9].

En los Repertorios de Caminos de Juan de Villuga (1546) y Alonso de Meneses (1576) sitúan la Venta de Los Palacios en el camino de Toledo para Málaga , a dos leguas de la Venta de la Iruela y a cinco de Linares; y en el camino de Toledo para Granada y Almería, a dos leguas de la Venta de la Iruela y a tres de Vilches[10]. Asimismo, casi dos siglos después, en 1727, en la Guía de caminos para ir, y venir por todas las Provincia más afamadas de Efpaña, Francia, Italia, y Alemania, de Pedro Pontón, se decía que “La Venta de la Firuela” estaba a dos leguas al sureste “del Vifo” y a otras dos al norte de “La Venta de Los Palacios”; y esta última, a cinco de Linares.

En 1654 el historiador Martín Jimena Jurado, en su Catálogo de los obispos de las iglesias catedrales de la diócesis de Jaen y Annales Eclesiasticos deste obispado, cita el lugar como la población de Jarandilla y afirma que, por entonces, aún se reconocía “muchas de las calles y la plaça, y gozaba esta población de dos fuentes de muy lindas aguas, que están a un lado della; la una se llama ahora El Moralejo y las otras de Los Baqueros…”.



[1] Relación de los hechos… p. 246.

[2] RODRÍGUEZ MOLINA, José (ed.). Colección Documental del Archivo Municipal de Baeza

(siglos XIII-XV). Diputación Provincial de Jaén, 2002, p.426-428.

[3] TORRES JIMÉNEZ, J.C (2003): Op. cit. pp. 344.

[4] Archivo General de Simancas. Registro General del Sello, Arévalo 04-02-1487.

[5] AGS, RGS, III-1492, fol. 141. En RAMOS SÁNCHEZ, Isabel (2003): Memoria del Castillo de Baños de la Encina. Universidad de Jaén, Jaén. pp. 317-321.

[6] MONTORO DE VIEDMA, Josefa-Inés. Archivo Histórico Municipal de Baeza. Catálogo-Inventario de los documentos desde el siglo XIII al siglo XVI. Excmo. Ayuntamiento de Baeza, 1990.

[7] RODRÍGUEZ MOLINA, José. “El Puerto del Muradal…” Envía a Archivo Municipal de Baeza, nº 37, caj. 3°.

[8] Il Viaggio fatto in Spagna, et in Francia, dal magnifico M. Andrea Navagiero… Venicia, 1563, fol. 30v.

[9] FORONDA Y AGUILERA, Manuel. Estancias y viajes del Emperador Carlos V. 1914. Biblioteca virtual Cervantes.

[10] VILLUGA, Pero Juan. Reportorio de todos los caminos de España. Madrid, 1546; y MENESES, Alonso de. Reportorio de Caminos. Alcalá de Henares, 1576.