miércoles, 6 de junio de 2012

De hábitos y coces

Andaban los locales en mejor coyuntura futbolera cuando les tocó, en trance decisivo, visitar Cazalilla. Con día que aventuraba lluvia y campo apto para nabos y patatas, pronto se vino Baños arriba y endosó dos tanto al contrario. Parecía que la mañana escampaba y tiraba para bueno cuando unas gotas traicioneras aventuraron tormenta.

Llegó un gol de los de casa en dudosa posición cuando quedaban apenas unos lastimeros y mojados minutos. A renglón seguido, un delantero local propinó una patada a rompecalzón a la lustrosa barriga del de negro que, tras varios minutos inerte, emergió del barro con un penalty bajo la chistera (a favor de los locales). Con el empate en el casillero y pitadas por doquier, ajeno a la algarrada, el arbitro se encaró con el público visitante y amonestó verbalmente a varios jugadores que le recriminaban tal actitud.

Cuando los ánimos empezaron a templarse en exceso, al director de orquesta no le quedó otra opción que la carrera y así, en dos blincos, llegó a la puerta del vestuario buscando buena guarda. En esas, mi tío Antonio, hombre de pocas justificaciones por escrito, sombrilla en ristre arremetió contra el del hábito estampándole el paraguas en el cogote. Aún tuvo el señor agallas para nuevos insultos mientras recibía la segunda embestida.

Días atrás, metidos también en cosas de hábitos, el maestro de ceremonia repartió coces por doquier, ¡se ve qué por estos rincones no escasean elementos para calzarse lo mismo una gorra que una casulla y hacerse los dueños del cortijo! En esta ocasión, como en muchas, harto de darse de bruces contra los gigantes, Quijano dejó la pica, oxidada, para mejor envite.

http://youtu.be/AEFgLeouVAo

1 comentario:

  1. Jajaja... Los de negro, vistan calzón de colegiado o sotana de pater, suelen confiar en que todo el monte es orégano, y claro, de vez en cuando, algún "desaprensivo" les sorprende con un sonoro bofetón en los belfos o con un certero sombrillazo en el cogote (o la tonsura).

    Muy buena la anécdota y mejor el relato, y guarda, sí, el estoque para mejor ocasión.

    Un saludo

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