sábado, 13 de julio de 2024

Al pozo de la Vega

Reanudamos la marcha para dejar atrás la caída final de la empinada cuesta. Empedrada a conciencia, la calle presenta tal pendiente que parece que quisiera estamparnos contra la campiña, hoy una inmensidad verde plata que suspira por una gota de agua. Reseca como chortal sin agua, la trama de olivos se pierde en un horizonte que nos puede parecer infinito, pero que en realidad es una enorme homogeneidad sin fin. Sin padrones ni veneros que opongan resistencia a la guadaña económica de un capitalismo agrario que no tiene mesura, segados por la brutalidad del arado y la rastra, la campiña se derrama con aplomo desdibujando entre la calima un paisaje sin alma.

Como quien intuye que su destino final se acerca, nos dejamos caer a la hondura del pozo para respirar con anchura los vientos de una vega estrecha, que merma con los días, y trastear en lo poco que queda del polvo de sus caminos.



2 comentarios:

  1. La denominación de estos campos como sin alma es de lo más acertado. Esto no se trata del cambio climático sino del económico, la medida desequilibrada de lo justo y necesario, del equilibrio entre lo que puedo tener y lo que puedo sacar adelante. Te comentaba que hay paisajes manchegos que guardan un equilibrio de raíces antiguas, campos de siega que se alternan con olivares y estos van a menudo acompañados por encinas que no han sido taladas, guardar la esencia de los caminos sin atropellar su firme, sembrar a medida de lo que se puede. Quizás, por eso, cuando regreso a mi pueblo, me agobian las vistas de la llanura verde y plata, de la tierra mil veces arada, sin embargo enmudecen las penas cuando al fondo vislumbro las montañas. Creo que la medida justa a la hora de planificar y el aprender a guardar más agua puede ser la solución.
    Gracias por acercarme al abismo y a la historia. Un saludo

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    1. Así es amiga, pero nadie quiere soluciones, tampoco hay quien sepa ver el problema. En este mundo todo está inventado y avisado, y lo de la gallina de los huevos de oro no iba en vano. Cuando llegué la crisis, que llegará, todo reventará y a empezar de nuevo. En el camino, el pescador ávaro habrá sacado la mayor tajada

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