domingo, 27 de septiembre de 2020

El agua como elemento ordenador del territorio

Realmente, el objetivo último de estas infraestructuras no era ordenar o regular las tierras del entorno, pero sí es cierto que, al trazarlas o socavarlas, ya fuera para reconducir las aguas de lluvia o para evitar los daños de las riadas, se conseguía tal fin, pues se ordenaba la trama urbana del pueblo, se regulaban sus usos y, en ocasiones, se obtenían nuevas tierras para cultivo. Veámoslo. En líneas generales, son dos las construcciones que aquí tienen cabida.  De una parte, se cuenta con las llamadas como callejas de agua (Precipicio, Fugitivos, Arroyo —luego segregada en Mestanza, Del Pilar y Cuidado—, Trinidad baja, Herradores, Barranco, Mazacote y Cuesta de los Molinos), ejes viarios que canalizaban y evacuaban las aguas de un callejero con pendientes muy significativas y minimizaban los daños de las lluvias, a veces torrenciales. Se trataba de callejas estrechas, asombrosamente empinadas y, en un número elevado de ellas, sin vecindad —aunque en algunas ocasiones sí son el acceso a cuadras y corrales—. Su función era alejar las aguas de lluvia de las calles más frecuentadas por la población, éstas ‘tiradas’ en horizontal a las líneas de nivel del cerro, evitando así posibles daños y catástrofes. Según la trama urbana iba creciendo, de poniente a levante y alejándose del castillo, se trazaron nuevas calles que cortaban las líneas de nivel y vertebraban una población a salvo de inundaciones y riadas. Se trata de un paisaje urbano muy singular, que fue, entre otros muchos argumentos de tipo monumental e histórico, pilar básico de la declaración del pueblo de Baños de la Encina como Conjunto Histórico (1969).

En la parte inferior del pueblo, en La Serna y Ruedos, los arroyuelos que fluían del callejero eran reconducidos a las zanjas empedradas que discurrían por la porción de campiña que no volcaba aguas al río Nacimiento o ‘de Las Cañás’, gregario por su margen derecha del Guadiel. Con este último tipo de canalización se evitaba que las aguas de lluvia se estancaran en los viejos humedales de Los Charcones y Cantalasranas, al menos durante la mayor parte del año, y finalmente eran evacuadas al Barranco de Valdeloshuertos y al río Rumblar. Mediante esta estrategia se evitaban posibles daños a los cultivos y equipamientos viarios de Los Ruedos y, complementariamente, se obtenía una cuña de tierra fértil para uso hortícola y localizada en las inmediaciones del pueblo: Arenales, Zambrana, Charcones, Huertas del Camino de Bailén, etc.

Junto a este tipo de zanjas, que evacuaban las aguas que llegaban a la campiña, hay unas segundas que ejercen de igual manera que las callejas de agua urbanas y que se repartían por los cerros a levante del Cueto. Éstas canalizaban las aguas de lluvia desde el escalón serrano de la falla a la base del piedemonte, donde eran reconducidas por las primeras. De esta manera, con la canalización controlada, se evitaban daños mayores en los cultivos, se conseguía la correcta evacuación de las aguas y su acopio en lugares muy concretos, en los que se elevaba el nivel freático y se favorecía la presencia de pozos y abrevaderos (Pozo de la Vega, Barranco de la Serna-Zambrana, Huerto Lucero-Pozo Nuevo o Huertas de los Charcones).

Si se observa una imagen satélite de la zona, podrá apreciarse como el territorio que circunda el pueblo está totalmente surcado por una serie de líneas que asemejan un conjunto de cicatrices comunicadas entre sí, un complejo e histórico sistema de zanjas que, a modo de abanico o embudo, volcaba las aguas que llegaban a una porción importante de la campiña hacía el arroyo de Valdeloshuertos y posteriormente al Rumblar. De esta forma, se gestan nuevos usos para el territorio que las aguas han ido dejando atrás: norias, albercas, huertas, huertos y abrevaderos a pie del Camino de Andalucía por la Barca de Espeluy… en fin, un rosario de isletas singulares que aún hoy se elevan de entre un todo dominado abrumadoramente por los olivos.








2 comentarios:

  1. Bien mirado así quedan explicados los buenos oficios de la gente de antaño, la probabilidad se unía con el acierto, y se estudiaba todo con poco aporte financiero, era el sentido común de la comunidad, por el bien de su pueblo. Qué añorazas reflejas con todo lo que escribes. Un saludo.

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    1. Hola Rosa. Así es, como bien dices, por encima de todo había un concepto real de 'Comunidad'. Abrazo

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