No, no estuvo bien lo del señor Sánchez Gordillo y la gente del SAT. Por ahora, esto aún no es el Oeste.
Pero no le faltó tiempo a toda esta pléyade de pensadores, grandes estadistas, cronistas de diario, consultores y demás que pululan bajo soldada por las más variopintas, grandes y pequeñas televisiones y radios, para, malhumorados, lanzar su más rotunda condena. Con el nivel intelectual y de gestión del que presumen nunca he llegado a comprender como no hemos dejado a los teutones en mantillas hace ya muchos años.
Bueno, pues todos estos señores, y señoras, que tanto se preocupan por la legalidad que cobija nuestra democracia parecen mirar para otro lado cuando las familias, en el mayor momento de precariedad en el pago de los préstamos asumidos por tener una vivienda, tienen que tragar con el impuesto “suelo”. Mientras tanto el Euribor baja y baja. Tampoco les importa que más de una cuarta parte de los españoles “activos” no tengan trabajo, y el número crezca y crezca, cuando no solo es un derecho constitucional, además, por desgracia, es principio y fin de otros como la igualdad o la misma libertad, un derecho que, al día de hoy, harto pesimista, casi llego a dudar que hayamos tenido en los últimos cuarenta años (evidentemente antes tampoco).
Haciendo uso de la condena de los dictados de “El Príncipe”, ven la paja y no la viga.
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