Presente en diferentes fábricas y ofreciendo trazas diversas, es muy interesante la presencia de calvarios relacionados con ámbitos en los que tiene especial presencia el agua, con seguridad representando un símbolo apotropaico, protector, con la esperanza de encontrar abundancia y salud, en el caso de fuentes y manantiales, y con la necesidad de favorecer la fertilidad a las tierras de cultivo cuando los calvarios están cincelados en el armazón de las norias. Encuadrado en la primera tipología, tenemos el pilar de San Mateo, donde encontramos un calvario muy elaborado, preciosista, adornado con formas redondeadas. Junto a la cruz, aparece una herradura, símbolo protector que simboliza abundancia y es origen pagano, cuyo contenido alegórico parece haber pervivido a lo largo del tiempo, tanto en el ámbito religioso como entre los miembros del gremio de los picapedreros. Símbolo, por otra parte, que aparece cincelado y de manera abusiva en la lonja principal de San Mateo. Al hilo de este tema, abrimos un campo de estudio interesante.
La herradura, como artilugio ecuestre, es totalmente desconocida por el mundo grecorromano y no aparece en las tierras de la Europa Occidental hasta el siglo V, cuando está presente entre las comunidades celtas de los galos, que las anclaban al casco del caballo mediante un tipo de clavo característico cuya cabeza tenía forma de violín. Sin embargo, su presencia como marca lapidaria es muy anterior, como podemos comprobar a tiro de piedra del núcleo urbano de Baños de la Encina. En la bailenera dehesa de Burguillos aparece profusamente sobre una roca de arenisca roja o piedra letrera, acompañando a otros componentes, caso de una especie de diosa con atributos sexuales masculinos y femeninos y otros elementos epigráficos que se corresponden con la Edad del Cobre tardía o principios del Bronce. Siendo una marca pagana con carácter apotropaico, en la mayoría de los casos y de forma abrumadora su presencia está relacionada con el agua, con fuentes y manantiales. ¿Y cómo un símbolo pagano, de origen prerromano, pasó a integrarse con todas sus acepciones en el corpus simbólico cristiano? Fue muy fácil, se reinterpretó como la huella que dejó el caballo del apóstol Santiago en diferentes situaciones bélicas y junto a fuentes naturales, pero siempre en apoyo de las huestes cristianas en batalla. En ciertas ocasiones, la huella quedaba marcada cuando el propio Santiago corría al enemigo espada en mano, pero en otras, más elaboradas, cuando la tropa cristiana parecía derrotada por la sed, aparecía el apóstol y, bajo la huella de su caballo, comenzaba a manar el agua, que en numerosas ocasiones era termal y contenía propiedades terapéuticas.
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