La cuadrilla de atunes iba por el mar.
Apareció un barco que venía a pescar.
El jefe de los atunes le preguntó al capitán:
- ¿Para qué marca nos vais a capturar?
- Somos los de Calvo, marca mundial.
- Para el carro, no me digas más!
Y fueron al barco cantando y bailando
para que tú te los comas en tu hogarrr...
¡Ay! qué jodidos los atunes
cuánto sentido comercial
Estos listísimos atunes
saben una barbaridad
¡Ay! qué jodidos los atunes
iguales que la humanidad
estos listísimos atunes
también se dejan enlatar.
¡Ay, ay, ay estos atunes!
http://youtu.be/WGtcPqbOkwY
Perdón, así siguen.
sábado, 30 de julio de 2011
domingo, 24 de julio de 2011
sábado, 9 de julio de 2011
Recreación
Interesante recreación del mundo y la trama urbanística de la cultura argárica. Mucho dinero y bien invertido, aunque hecho en falta un poco más de compromiso con el territorio, ¡quizá sea cosa de tiempo!: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,641
miércoles, 6 de julio de 2011
Burch al Hammam Iª parte (Castillo de Baños de la Encina – Jaén)
Génesis y devenir histórico de un eterno otero
Atareado en seguir la traza solar, el avezado aventurero de dos ruedas que transita porla Transandalus llega ciertamente escorado hasta el núcleo de Baños de la Encina , como si lo hiciera por la retaguardia de este serrano pueblo. En esas, habiendo dejado atrás la sucesión serrana y rodando ahora sobre el Camino de Majavieja trazado a modo de tiralíneas que cae a la sombra de la falla de Baños, primer escalón de Sierra Morena, no seremos conscientes de la majestuosidad de Burch al Hammam hasta casi posarnos a sus pies. Diferente sería nuestra perspectiva si arribáramos de frente, desde el valle.
Atareado en seguir la traza solar, el avezado aventurero de dos ruedas que transita por
Ilustración 1: Baños de
Hijos que somos del “trajinado milenario de este castillo”, nuestra visión respecto de él se fue quedando demasiado apretada entre los muros del coloso y la larga enumeración de títulos que fueron atesorando castillo y villa. Así, dejamos de lado el territorio que lo cobija y perdimos la perspectiva histórica. Pero por encima de milenios, banderas y reyes el mayor emblema de este pueblo emerge ahora sustentado sobre los saberes de tres ciencias (geología, geografía de territorio y arqueología) y una disciplina (arquitectura).
Siempre se ha dicho que las formas del recinto amurallado actual asemejan un raro ovoide que se amarrara férreamente a las líneas de nivel del Cerro del Cueto sobre el que se eleva. ¡Quizá no haya mayor aseveración al respecto!, pero a la comprensión de este hecho nos ayuda la geología.
Ilustración 2: El castillo muestra sus formas ovaladas desde el aire. Fotografía: Antonio Antolín.
Sobre la falla y dando forma y sustancia a la inmediata geología de la sierra, los pliegues de pizarra y esquistos suceden sus formas suaves y desgastadas hilvanando una sucesión de montañas redondas y “achaparradas” que difícilmente superan los
Ilustración 3: Sistema fluvial que durante el Triásico da lugar a las areniscas de la zona (depósitos de gravas y arenas). Dibujo: Proyecto Geosendero de la Pizarrilla , Dpto. de Geología de la Universidad de Jaén y Ayto. de Baños de la Encina.
Ilustración 7: Recreación de la urbanística de Peñalosa. Dibujo: Proyecto Sendero del Bronce, Juan Manuel Beltrán.
Ilustración 8: Monumental portada sur, Peñalosa. Fotografía: josemariacantarero.
Pero será durante época romana cuando este otero adquiera un carácter más que sobresaliente. A caballo entre valle y sierra, de una eficacia visual extraordinaria, se torna en morada eterna de Ilicia, una más que notable dama romana posiblemente vinculada con la explotación minera de Sierra Morena y más concretamente con la de esta zona –Societas Castulonensis- (plata y plomo). La parte superior del cerro, hasta entonces formada por encrespadas rocas de arenisca, se pica y nivela hasta crear una lisa plataforma elevada a la que se accede por una amplia escalinata frontal (presente en la actualidad). Sobre esta meseta se eleva un templo o mausoleo funerario columnado. Aún hoy podemos apreciar esta pequeña llanura artificial que da también cobijo en sus entrañas a dos aljibes y a las escaleras de acceso, así como a varios y dispersos capiteles que coronaban las columnas del templo y las baldosas de piedra del enlosado, reutilizadas como firme de las que luego serían callejas almohades. Por el momento y a buen recaudo ha quedado la estela funeraria de Ilicia.
La situación geográfica, como insistimos visualmente privilegiada, y el continente de la estela funeraria y de los restos de Ilicia, un mausoleo de proporciones más que considerables, como nos viene a certificar el tamaño de los capiteles, nos previenen de la importancia capital de la familia de Ilicia, a la que de facto se rinde un culto que se escapa de lo humanamente entendible.
Ilustración 9: Escalinata de acceso a la meseta central del castillo (mausoleo funerario de Ilicia); en primer plano y a los pies de los visitantes uno de los capiteles. Fotografía: Culmina.
La caída de la empresa minera durante el bajo imperio romano trajo de la mano una tendencia que favoreció la despoblación serrana y un proceso parejo que fue salpicando la Campiñuela (valle agrario bajo el pueblo) de pequeñas explotaciones agrarias, alquerías o cortijadas (villae): Mendozas, Marquesas, Nacimiento o Santuario de la Virgen. Pese a la intensidad de este proceso agrícola, el tránsito a la Edad Media trajo consigo un despoblamiento casi generalizado de nuestro territorio que tuvo su mayor expresión durante el Emirato y el Califato Omeya.
El vacío poblacional serrano durante este primer periodo de dominio musulmán viene refrendado por la nula presencia de yacimientos arqueológicos y, de manera aún más evidente, por la total ausencia de topónimos que vinieran a refrendar una probable ocupación serrana que, quizá, nunca se dio en los cinco siglos de presencia islámica en nuestra zona. Pero con seguridad, el factor que más incide en esa ausencia de población serrana y posiblemente testimonial en el valle (y en el Cerro del Cueto) es el desplazamiento hacia el oeste de las vías de comunicación entre el Guadalquivir y la Meseta, que ahora se hará principalmente a través de los Pedroches (Córdoba). Nuestra sierra y nuestro valle quedan relegados de la territorialidad principal, conformándose como reducto secundario (el valle) dedicado a labores ganaderas puntuales y /o trashumantes donde, de manera testimonial, las antiguas instalaciones del Cueto son reutilizadas militarmente como han puesto de manifiesto los materiales hallados durante las últimas excavaciones arqueológicas realizadas en el interior del castillo.
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