Pantanillo
sobre el arroyo Rumblarejo, hoy colmatado por completo. Elevado con pizarra y
rematado con ladrillo macizo, presenta rebosadero y vertedero, que vuelca a la
canal, de piedra y ladrillo.
Aunque
parece un ingenio sin importancia, abasteció de agua a una de las caserías más
importantes del municipio, la de Manrique, una de las cuatro haciendas molinos (Conde,
Salcedo y Mendozas) que pilotaron una economía sustentada sobre un temprano
desarrollo del olivar (ya desde mediados del siglo XVI).
El
agua, más que necesaria para esta industria, alimentaba las calderas del
molino.
Con
lluvia, el paraje, a la espalda de la Cuesta de los Santos, ¡espectacular!
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