En los primeros años de la "Modernidad", la aldea de “Bannos” se
constituye como plaza básica en la protección y abastecimiento del Camino Real
de Andalucía a través del Puerto del Rey (su Concejo tenía Concesión Real para
el cobro y deberes de “robda”). No en
vano la propiedad concejil de la Venta de Miranda era el único punto de
aprovisionamiento en el corazón de Sierra Morena -antes lo fue la de Los
Palacios en la vía del Muradal-, a medio camino entre el Viso del Marqués y el
valle del Guadiel, se posiciona como principal posta
del Camino. Gestionada por un arrendatario, su abultado alquiler -14.300 reales
anuales- le convierte en uno de los más importantes ingresos de las arcas
municipales.
Pese a la baja calidad agraria de los suelos serranos, la bondad climática
invernal hace de este territorio al sur de Sierra Morena uno de los principales
pastaderos de extremo para la oveja merina castellana, verdadero pilar
económico de la Castilla bajomedieval. La brusca unión de las estribaciones
serranas con el valle de arcillas miocénicas de la Campiñuela, engendra los
primeros destinos territoriales de esta cañada sin necesidad de penetrar en una
serranía por aquellos años muy agreste y feraz. La toponimia de algunos de
estos parajes nos evidencia su uso ganadero primigenio: Mesto, Majavieja, cerro
de la Mesta o Dehesa del Llano.
Junto a estos dos pilares económicos hemos de reconocer un tercero que
permitió que la población arraigase en una tierra que, en principio, no era
atrayente debido a su carácter agreste: la concesión, realizada por Fernando
III, de un “término privativo” propio gestionado por los pobladores de la
entonces aldea dependiente del Concejo de Baeza, bajo cuya jurisdicción recaía.
Este hecho, posteriormente ratificado por su hijo Alfonso X y distintos
monarcas, entre ellos los propios Reyes Católicos, propiciaba la gestión
económica de un territorio, sin cargas económicas, bajo el mando de un muy
reducido “concejo aldeano” que en principio encabezaba el propio alcaide del
castillo.
A Corveras y Carvajales, mandatarios encastillados durante las Guerras
de “Banderías” acaecidas en las postrimerías de la Edad Media, sucedieron
varias ramas familiares que llegaron a estar completamente emparentadas entre
sí, y que comandarían la ya Villa a lo largo de los siglos XVII y XVIII: Molina
de la Zerda, Delgado de Castilla, Zambrana, Salcedo o Galindo.
Fotografía: Antonio Miraves
Se te va echando de menos y bastante, textos tan buenos no abundan. Hasta la próxima
ResponderEliminar¡Gracias Luis! La verdad es que soy un poco anárquico y muy dejádete. Estoy con varias cosas, no creo que tarde en poner algún disparate.
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