Estando por entonces ajenos a estas cosas de las piedras y su historia,
no dimos con evidencia alguna que no fuera pizarras, algún casquijo y mucho desaliento,
varias trincheras que certificaban la oculta existencia de unas ruinas y una
gran peña cortada; un gigantesco pizarrón salpicado de charrabascas, algún piruétano
y mucho monte, un peñasco cortado en vertical y coronado por un nido de búho
real, escenario de otros días y otros disparates.
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