La Ruta del Vino del Condado discurre por pueblos de una fisonomía urbana sin igual, de estrechas y encaladas callejuelas, de pequeñas y soleadas plazas, de casas y palacetes solariegos, que configuran el prototipo urbano de los pueblos de la baja Andalucía. Pueblos de tradición, que atesoran el más genuino y tradicional conocimiento en la elaboración y crianza de vinos y vinagres al amparo de sendas Denominaciones de Origen.
Son pueblos que han tenido en el vino y en el mosto una de sus principales fuentes de riqueza y prosperidad, que llegados los meses de noviembre y diciembre, cuando el vino nuevo, el mosto, comienza a extraerse de las botas y a catarse abundantemente, llenan de alegre algarabía las estrecheces de sus calles y las anchuras de sus altozanos.
Son sus lagares viejos, casi legendarios, pues las primeras noticias de sus vinos datan del siglo XIV. Son estos caldos los del “Descubrimiento”, que en 1502 embarcaban para embriagar otras tierras con el jugo de la uva “zalema”, más que mayoritaria en estos viñedos.
Son sus tierras de vides al amparo de la riqueza natural de Doñana, pero es también tierra de toro de lidia y caballos; de lugares colombinos, monasterios excepcionales y anchas murallas morunas.
Son sus bodegas de vinos blancos y generosos, vinagres de alta gama y brandies exclusivos. La calidad de los Vinos del Condado de Huelva es indiscutible, como la gastronomía del terruño con la que deben acompañarse: jamón de la Sierra de Huelva, gambas blancas de la Costa de Huelva, caldereta del Condado,…
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