En un paraje de ensueño localizado en la monumental villa de Baños de la Encina, junto al Camino de la Picoza y San Lorenzo, la Piedra Escurridera no es otra cosa que un gigantesco bolo de granito bermejo utilizado como tobogán por decenas de generaciones de niños.
Hace 300 millones y aprovechando una fractura en el subsuelo de pizarra, ascendió material fundido desde una cámara magmática, que se enfrió lentamente bajo la superficie topográfica cristalizando los minerales que componen el granito. El desmantelamiento por erosión de las pizarras que cubrían este dique, dejaron al descubierto el cuerpo granítico que quedó expuesto en superficie a las condiciones atmosféricas. Hoy podemos apreciar como en un ondulado mar de pizarra aparecen pequeños reductos de bolos y canchales rojos, como éste de la Piedra Escurridera, un elemento natural con unos tintes etnográficos sobresalientes que da forma a un paisaje de aspecto desordenado y belleza extrema y tiene continuidad en la vecina “Piedra Bermeja”.
En sus inmediaciones y aprovechando las bondades geológicas del dique de granito, aparece el Pocico Ciego. Viejo lugar "de aguas y chivones" de mi ñiñez, se trata de un ingenio hídrico que aprovecha el encuentro entre los quebrados pliegues de la pizarra y el dique emergente para abastecer sus veneros de agua.
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