domingo, 7 de diciembre de 2014

Es Sierra Morena...

Es Sierra Morena altozano que se eleva al norte de la vieja Bética, dando forma a suaves lomas pobladas de encinas y alcornoques que se suceden sin fin, a modo de colosales escalones que nos elevaran desde lo hondo de Andalucía hasta colonizar el otero manchego;… es Sierra Morena tierra de églogas.
Es Sierra Morena pago donde la historia narra encarnizadas fronteras entre la meseta y el valle del Guadalquivir, que la han dotado de castillos, plazas fuertes monumentales y reconocidas batallas, pero también de pueblos, aldeas y alquerías que a diario se ganan la sal con su sudor y hasta con su sangre;… es Sierra Morena tierra de odas y epopeyas.
Es Sierra Morena vieja atalaya que ha visto mudar pueblos y gentes: de maestros de caza y piedra a indolentes mineros de cobre, plomo y plata apretados contra las entrañas de la tierra; de eternos merinos trashumantes enfaenados en mil veredas a pertinaces campesinos que hilvanan hileras verde plata;… es Sierra Morena tierra de elegías.
Es Sierra Morena venero de aguas milagrosas, curativas y ponzoñosas, donde pululan encantadas de espejo y daga que renuevan votos en la noche de San Juan; es tierra de golfines y bandoleros de armas tomar y nobles caballeros en busca de causas que ajustar; es tierra ermitaños y penitentes, mudos y sordos, almas apagadas de la invisible ciudad de Folena; es Sierra Morena tierra de romance y sátira.
Pero Sierra Morena es y ha sido eje viario hacia la llanura manchega, horizonte salpicado de sendas históricas, caminos empedrados, puentes achaparrados y ventas bajomedievales; fluir de ideas y gentes,… Sierra Morena es Poesía.

Fotografía de mi buen amigo Hilario Pastor Vicaría.

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