lunes, 27 de octubre de 2025

La Venta de los Palacios en el camino del Muradal, 2

2.1. La ubicación de la Venta de Los Palacios y el antiguo camino del Muradal en el deslinde de 1627 entre Vilches y Baños de la Encina.

El deslinde de 1627 entre Vilches y Baños de la Encina[1], donde se describe el itinerario del antiguo camino del Puerto del Muradal, serviría de límite jurisdiccional entre Baños y Vilches, pues el mismo se traza tras la independencia jurídica de Baños de Encina (1626) y de la villa de Vilches (1627).

El Rey nombró juez en comisión para este deslinde a Juan de Hervías, que realizó el amojonamiento junto con oficiales de su Audiencia y los apeadores Andrés López de las Doblas, Gonzalo Martínez, Andrés Martínez y Pedro Fernández Conejero, nombrados por el Juez y por la villa de Vilches. El 19 de junio de 1627 se inició el amojonamiento sin que acudiesen los representantes de la villa de Baños, que también estaban citados. El amojonamiento tenía un ritual, en el que el representante de la villa de Vilches, Alonso de Hervás, tomaba la posesión en cada mojón: “y en señal della, corto Ramas de xaras y las pusso en lo alto del mojon echos otros autos de possession, y de como la tomo quieta e pacificamente, lo pidio por testimonio”.

El amojonamiento va describiendo geográficamente el camino, partiendo del primer mojón, situado frente a la Venta de Linares o de las Cruces, que segregaba los términos de Vilches, Baños, Baeza y Linares. Hasta la Venta de Los Palacios hay catorce mojones, y dos más hasta culminar la subida, al final de la actual población de Santa Elena. Estos mojones, por lo general, mantenían cierta equidistancia, de cerca de quinientos metros. Son los siguientes:

Mojón 1.

“mojon de Cal y Canto que esta como dicho es; en un Collado delante de la Venta de Linares en el Camino Viejo a el Nabazo de Tolosa,”.

Este mojón estaría a la actual autovía del Sur A-4, en un collado desde donde se ve la actual pedanía carolinense de Navas de Tolosa, ubicación histórica de la antigua Venta de Linares.

Mojón 2.

“llego a otro mojon que esta donde se junta los caminos que van de la Venta de las Cruzes, que es de la Villa de Linares y fresnedilla, que es de Baeza, el qual es de piedra seca”.

El término de Baeza, tras la independencia jurídica de Linares (1565) y Baños de la Encina (1626), quedó con un enclave en la zona, la antigua dehesa de Martín Malo, donde estaban emplazados la Venta de Baeza, el convento de La Peñuela, la Mesa de Carboneros y la propia torre de Martín Malo, que aportaba nombre al lugar. Con el tiempo, a este encuentro de caminos también vendría a conectar, desde el norte, el camino Real de Andalucía por la Aliseda o de Los Angostos de Tolosa, adaptado como carretero a comienzos del siglo XVIII según proyecto de 1707 custodiado en la Real Chancillería de Granada[2], que procedía del Puerto del Rey.

Mojón 3.

“llego a otro moxon que esta en el dicho camino, a mano derecha del, en medio del Nabazo de Tolosa, haçia la parte del termino de la dicha Villa de Vilches de piedra seca “.

El camino y el deslinde siguen el camino de Andalucía atravesando la nava que en la actualidad también franquea la autovía.

Mojón 4.

“otro mojon que esta en el dicho camino a la mano derecha, en una piedra grande, en lo alto del nabazo de Tolosa“.

El camino y la autovía actual remontan una nava que, a poniente, está salpicada de vestigios mineros, entre los que se cuentan las casas mina de La Maravilla, El Melocotón y San Guillermo.

Mojón 5.

“otro mojon que allo en la segunda junta de los Caminos de las Ventas de las Cruzes y fresnedillas en medio los Caminos donde estava la Cruz el qual es de piedra Seca”.

El camino llega junto a la actual autovía a un antiguo cruce de caminos, donde se ubicó posteriormente la Venta Nueva y hoy Área de Servicio Abades Puerta de Andalucía. Aquí, la vía antigua de los puertos se desvía del camino de Andalucía de Carlos III y toma la dirección norte. Este camino está recogido en el mapa del término municipal de Santa Elena de 1878[3], del IGN, con la denominación de Camino a Venta Nueva.

Como testimonio de aquello, el arroyo que discurre junto a la Venta Nueva aparece, tanto en el cartográfico de término de 1878 citado con anterioridad como en los parcelarios de la primera mitad del siglo XX[4], como arroyo del Mojón.

Mojón 6.

“otro mojon que esta en dicho Camino Junto a la navizuela del Peralejo, que es de piedra seca “.

Se refiere a la nava que hay al norte del desvío anterior, por donde hay un carril que sigue el antiguo camino.

Lámina 1.- Polígono 13 del parcelario de Santa Elena, año 1943: arroyo del Mojón junto a Venta Nueva.

Mojón 7.

“otro mojon que esta en el dicho Camino Real en los Ojuelos, antes de llegar a nava Redonda, a la mano yzquierda del dicho Camino Real, el qual era de piedra Seca”.

Con la denominación de ojuelo se refiere a un lugar de amplia visión, elevado, como es la subida por el camino. La denominación de Nava Redonda debe corresponder a la nava con esta forma que hay pasada la subida.

Mojón 8.

“otro mojon que esta donde se aparta el camino que va al puerto el Rey, y puerto muladar en la mitad de los Caminos de piedra seca”.

En el mapa del término municipal de Santa Elena de 1878 aparece la separación del camino a la izquierda y vadeando el arroyo Careno. Conocido como camino de Miranda o “Antigua Vía Romana”, subía al Puerto del Rey pasando por la Venta de Miranda. En la actualidad esta bifurcación, al ser un camino de herradura, se ha perdido. El lugar se encontraba terminada la anterior subida, donde allana el camino.

Mojón 9.

“otro mojon que esta pasando el primero oxuelo de la Venta de los palaçios el qual dicho mojon es de piedra seca, y esta en el dicho Camino”.

Una vez que termina la subida, empieza a verse parte de la población de Santa Elena. En aquella época, 1627, no existía la población, en el lugar se ubicaban la Ermita y la Venta de Los Palacios. Toma como referencia la Venta que, cuando baja el camino, se pierde de vista.

Mojón 10.

“otro mojon que esta en el dicho Camino, a mano derecha en los Ojuelos que llaman los nabazos de Baylen”.

Al avanzar el camino, se aprecia un llano, hoy día plantado de olivos, que debía corresponder a la denominación de este lugar.

Mojón 11.

“otro mojon que esta en medio del dicho Camino, donde dicen los navazos de Baylen”.

El mojón estaría en el llano, entre los olivos que rodean la Estación de Servicio Repsol, poco antes de entrar en Santa Elena.

Mojón 12.

“otro mojon, que esta en el dicho Camino, en la entrada de xarandilla a la mano yzquierda hacia la parte del termino de Vilches”.

Jarandilla, o la Puebla de Los Palacios junto al Puerto del Muradal como es nombrada en la repoblación de la segunda mitad del siglo XV, es el apelativo que recibía el llano de Santa Elena y la dehesa circundante, que aún hoy se extiende al sureste del núcleo de población con el nombre de Dehesilla. El camino penetraba en el lugar desde el suroeste por la entrada que dejaban dos elevaciones del terreno. El mojón debía estar colocado en el lugar por donde discurre en la actualidad la autovía, un poco más abajo del paso elevado de la carretera provincial JA-7100.

Mojón 13.

“otro mojon que esta en el Arroyo de la Venta de los Palacios a la mano Yzquierda del dicho Camino, yendo a la dicha Venta, el qual esta de piedra seca”.

Este arroyo cruza la población de Santa Elena, aunque en la actualidad va subterráneo y gira al sur junto a la antigua carretera nacional que pasaba por el lugar. Posiblemente, en la época del deslinde, el cauce de este arroyo estuviera unos metros más al norte, cuyo cauce seguía la dirección este a oeste (“hacia poniente”) como expresa Rus Puerta a principios del siglo XVII, hasta alcanzar la Venta de Los Palacios (“una antigua posada”), donde se puede apreciar el corte en el terreno que es fruto de la acción erosiva de las aguas del arroyo a lo largo del tiempo. Después giraba bruscamente al sur, acercándose al final de la entrada de la Jarandilla, por donde iba el camino. Llegado al arroyo, se coloca un mojón a la izquierda del camino “yendo a la dicha Venta”.

Lámina 2.- Antiguos hitos de deslinde en el camino del Muradal (Santa Elena)

Mojones 14 y 14 bis.

“estando en la Venta de los Palaçios, que esta en termino, e Jurisdiçion de la Villa de Vilches, en veinte y un dias del mes de Jullio de mill y seisçientos y veinte y siete años ante su merced del dicho Señor D. Juan de hervias Juez por su Magestad, pareçieron Don Jorge Manrrique, Françisco de Molina, y Martin Alonso Galindo tello, veçinos de la villa de Baños, y dixeron, que la dicha villa fue çitada para se hallar, a deslindar su termino con la Villa de Vilches, en virtud del mandamiento que para ello despacho el dicho Señor Juez, y haviendo entendido la vista de termino, e mojones que su merced a hecho asta este sitio en el dicho nombre la dieron por buena y bien fecha... Declararon, que dos mojones que estan pequeños en la Calçada de la dicha Venta, e incados uno, en una esquina, como tres baras della, y otro enfrente de la Puerta de la dicha Venta, diviendo los Terminos, por esta parte de las villas de Baños y Vilches, quedando la dicha Venta, en el Termino e Jurisdicçion de la dicha Villa de Vilches”.

La antigua carretera de Cádiz a Madrid a su paso por Santa Elena coincidiría en parte de su trazado con el antiguo camino del Muradal, que deja el arroyo a su derecha. Creemos que la Venta de Los Palacios podría ubicarse en las proximidades de las coordenadas UTM X: 452778, Y: 4243665 (datum ETRS89, huso 30), dentro del núcleo urbano de Santa Elena. Su solar estaría ocupado en parte por el antiguo camino de Andalucía (hoy día carretera provincial J-6120) y la Plaza Antonio Daniel Ruiz Rodríguez. En el pasado, la gran pared vertical que modeló el arroyo al sureste de la ubicación de la venta fortificada le serviría de defensa natural.

Lámina 3.- Tramo del antiguo camino del Puerto del Muradal, en el amojonamiento de 1627 entre Baños de la Encina y Vilches.

Mojón 15.

“otro mojon, que esta en el Calvario, a vista de la dicha Venta, a la mano derecha del Camino y açia el Termino de vilches...”

Este mojón estaría situado en la confluencia de las carreteras J-6120 (Avenida de Andalucía) y JV-5021, dentro del núcleo urbano de Santa Elena y en la ampliación urbana que ha unido la feligresía con la aldea de El Portazgo (junto al Mesón Despeñaperros).

Mojón 16.

“otro mojon, que es de piedra seca, y esta a la mano derecha del dicho Camino en la Cruz del Thessoro, en el Camino, que viene de Vilches, que se junta con el Camino de la Venta los Palacios...”

Estaría en la confluencia de la Avenida de Andalucía, con la calle Infanta Elena (antiguo camino de Vilches).

Durante las labores de investigación de campo, hemos encontrado algunos hitos de piedra, en granito, sin epigrafía, labrado tosco y blanqueados, en algunos de los puntos que marcaban el deslinde de los términos en el camino. Pudieron corresponder al anterior deslinde de la villa de Baños tras su independencia jurídica de Baeza en 1626, ratificados un año después en el deslinde de 1627 entre Baños y Vílches, tras la independencia jurídica de este último de Baeza.


[1] “Deslinde de 1627 de la villa de Vilches con la de Baños de la Encina”. Libro de Privilegios de Vilches, fol. 98-118. Agradecer la colaboración del Cronista Oficial de Vilches, Juan Peña Jiménez, que amablemente nos hizo llegar digitalizados estos documentos.

[2] Archivo de la Real Chancillería de Granada. ES.18087.ARCHGR/059CDFI//MPD nº 60. Gallo, Pedro. Camino que va de la Venta de Linares al Puerto del Rey (Jaén), 1707. Papel, 70 x 57 cm.

[3] Plano desarrollado por Juan Gutiérrez y Robustiano Martín, fechado en Ciudad-Real el 20 agosto de 1878. Presenta dos modificaciones, la de 1911 del topógrafo José Octavio de Toledo y la de 1917 de Tomás Mironés.

[4] Parcelario del polígono 13 de Santa Elena desarrollado por Ciro Zanón y Vicente Carbonell, fechado en Jaén el 31 de diciembre de 1943.

domingo, 26 de octubre de 2025

La Venta de los Palacios en el camino del Muradal, 1

Juan Antonio López Cordero y José María Cantarero Quesada

1. Introducción.

La Venta de Los Palacios surgió con este nombre en época medieval junto al antiguo camino del Puerto del Muradal, importante vía de comunicación que ponía en contacto la Meseta con el Valle del río Guadalquivir, y estaba directamente relacionada con la existencia de una casa fuerte con torre, o Real de Los Palacios, y una capilla bajo la advocación de la Santa Vera Cruz. Según una carta del concejo de Baeza dirigida al príncipe Enrique (futuro Enrique IV) y fechada en 1447 “fue edificada una pequeña iglesia que dicen de Santa Cruz e unas casas que dicen los Palacios… un lugar muy peligroso por ser yermo e montañas, e aun acaescen ende muchos peligros, assi por moros, que ende vienen a saltear, como por malos cristianos por ser despoblado”[1]. Puede ser cierto que la ermita se construyera poco después de la batalla de las Navas de Tolosa, cuando Castilla controló definitivamente el Puerto del Muradal (1212). Pero la Venta de Los Palacios se construiría años después, tras la conquista definitiva de Baeza en 1227 por Fernando III, cuando la frontera se retiró más al sur, para dar descanso al caminante que atravesaba Sierra Morena.

La Ermita, que estaba bajo la advocación de la Santa Cruz, en el siglo XVII pasaría a dedicarse a Santa Elena. Y la denominación de Los Palacios a la venta, podría deberse a diferentes causas. Entre ellas se baraja que, en un principio, fuese un edificio de albergue para los nobles que cazaban en este parte de la Sierra o que hiciera las veces de fonda del rey Fernando III, su fundador, cuando, tras la conquista de Baeza, bajaba a Andalucía en el trascurso de las diferentes campañas militares[2]; o bien, por la existencia de unas ruinas de la antigua población romana que aún se podía observar[3]. En relación con esto último, es posible que aquellos restos no fueran romanos y tuvieran su origen en los diversos intentos de repoblación que se produjeron en la zona durante los siglos XV y XVI: Puebla de Los Palacios Reales y Dehesa de Jarandilla. Al hilo, recientemente, en 2018, en unas obras en la vía pública, en el encuentro de las calles Navas de Tolosa y Severo Ochoa, en Santa Elena, apareció la cimentación de una construcción que la prensa provincial identificó con la vieja torre de Los Palacios, pero que entendemos podría responder a los testimonios de aquellos intentos repobladores[4].

2. Posible ubicación de la Venta de Los Palacios.

La Venta de Los Palacios se ubicó junto al camino que subía al Puerto del Muradal, en la vertiente sur de Sierra Morena, en un lugar conocido como Jarandilla. De él dice Francisco Rus Puerta a mediados del siglo XVII:

“El sitio de Jarandilla está en lo interior de Sierra Morena…, yendo de Vilches a esta tierra se sube media legua cuesta arriba con mucha aspereza. En la cumbre hay espacios llanos y algunos cerros… A un lado estaba la población antigua. Vense hoy las calles y la plaza… Está en este sitio de Jarandilla la Ermita de Santa Elena, fabricada en memoria de la famosa batalla de las Navas… Cerca de la Ermita nace un arroyo muy caudaloso que llaman el Arroyo Galbarín, el cual corriendo hacia el Poniente llega a una posada antigua…”[5]

La existencia de restos de una antigua población romana en el lugar, entre los que se podían observar una plaza y calles, constituirían la base para un primer repoblamiento de la zona. La ermita debió levantarse en lo que fue la antigua plaza, en la margen izquierda del arroyo que pasa por la zona, hoy nombrado como arroyo de las Huertas o de las Higueras, donde habría algunos refugios de pastores.

La venta, al estar en un lugar despoblado, debió ser un edificio fortificado con una torre defensiva y alcaide, propiedad de la ciudad de Baeza, quizá similar a la torre medieval que originó el santuario de la Virgen de la Encina, en Baños de la Encina, y otras casas fuertes o palacios reales con ermita/capilla aneja o cercana edificados por Fernando III y Alfonso X junto a las diferentes rutas que bajaban a Andalucía desde Castilla. Este fue el caso de la ya citada de Baños de la Encina y otras próximas, como la situada en Zocueca, al oeste de Bailén y en término de Guarromán, que cobija el actual santuario de la Virgen de Zocueca, y la levantada al sur del Puerto de Calatrava, cerca del río Fresnedas, entre Calzada y El Viso (TORRES JIMÉNEZ: 2003). De hecho, junto a la torre de Baños de la Encina, la Crónica Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo nos certifica un acontecimiento bélico que enfrentó a las huestes del Condestable con las fuerzas rebeldes de las órdenes de Santiago y Calatrava: “Y llegando a Señora Santa María del Enzina, que es a media legua de Baños, fallaron ay dos batallas de cavalleros en que avria tresçientos roçines e larga gente de a pié de las çibdades de Jahen e Andujar, quel señor Condestable les avia enviado en socorro…”. En este sentido, certificando la existencia de la torre, en 1453, la ciudad libró a Ponce Bayle, hijo de Gil Bayle, 240 maravedís que había gastado en reparar la Torre de Los Palacios[6].

La referencia de Rus Puerta a una posada antigua debe referirse a la Venta de Los Palacios, junto al arroyo y en su margen derecha, por donde pasaba el camino. Y cerca de la ermita, como refiere la crónica del Condestable don Miguel Lucas en referencia al paso del embajador francés Juan de Fox, a comienzos de 1460, cuando desde Córdoba pasó por Bailén y cruzó Sierra Morena por el Puerto del Muradal:

“Y porque el dicho caballero enbaxador avía de ir a dormir aquella noche a la venta de Los Palaçios, en la qual non avía nin fallaría las cosas nesçesarias, el señor condestable mandó a un mayordomo suyo … que fuesen adelante y levasen su cama, y el capellán mayor su capilla, y adereçasen muy bien la dicha venta, donde avía de dormir, e la iglesia de Santa Cruz, que está cerca della, donde otro día oyese misa.”[7]



[1] RODRÍGUEZ MOLINA, José. “El puerto del Muradal. Permeabilidad entre Castilla-La Mancha y Andalucía”. III Congreso Virtual sobre Historia de la Caminería Del 15 al 30 de septiembre de 2015. Jaén: Asociación de Amigos del Archivo Histórico Diocesano, 2015.

“De la Batalla de las Navas de Tolosa”. Don Lope de Sosa, mayo 1914. Jaén: Riquelme y Vargas, 1982, p. 140-142.

[2] TORRES JIMÉNEZ, J.C (2003): Orígenes del bandolerismo serreño. Su incidencia en la población secular de Sierra Morena (1282-1598). En Bandolerismo en Andalucía, Actas de las VI Jornadas, pp. 315-360.

[3] XIMENA JURADO, Martín de. Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y anales eclesiásticos de este obispado. Jaén, 1643, p.189.

[4] En https://www.diariojaen.es/provincia/unos-grandes-y-nobles-cimientos-que-cuentan-lahistoria-de-santa-elena-CE4035361 (Consultado el 23/05/2025).

[5] RUS PUERTA, Francisco. Corografía del reino y obispado de Jaén. Jaén; UNED. Centro Asociado de Jaén, 1998, p 49-50.

[6] XIMENA JURADO, Martín de. Catálogo…, p. 401.

[7] Relación de los hechos del muy magnífico e más virtuoso señor, el señor don Miguel Lucas, muy digno condestable de Castilla. Edición y estudio Juan Cuevas Mata, Juan del Arco Moya, José del Arco Moya. Jaén: Ayuntamiento de Jaén / Universidad de Jaén, 2001, p. 31.





martes, 21 de octubre de 2025

Sobre una posible casa de un judeoconverso en Baños de la Encina, y 5

Conclusiones

En cierta manera, relacionado con la antigüedad de la casona, podría valorarse la posibilidad que fuera uno de los pocos testimonios locales del siglo XV, tardogóticos, argumento soportado en algunos de sus detalles decorativos, como el alfiz o el falso arco conopial. Sin embargo, si consiguiéramos una fotografía fija del momento, del último tercio del siglo XV, veríamos que, por entonces, el grueso de la población habitaba en el interior del castillo. Al exterior, sólo habría una línea de casas sencillas, posiblemente levantadas con tapia de cal y, como árido, pizarra desmenuzada, que estaría localizada por debajo de la muralla sureste, lo que conocemos como calle Santa María; una batería de cuevas horadadas en la tosca, que formaba la linde norte de Cestería; un anchurón terrizo, más corral de ganados que lugar de encuentro social, que se correspondería con la actual plaza Mayor; y, al frente, observaríamos los primeros paredones de san Mateo. Por otra parte, como se puede constatar, en el pueblo hay poca huella tardogótica, poco arco apuntado, más allá de los que vendrían a formar la bóveda de San Mateo, las arcadas de la casa del alcaide del castillo, de la que, a modo de vestigios, aún quedan algunos tambores fuera de lugar, y la bóveda que cierra la popularmente conocida como Almena Gorda, que es la torre del homenaje del castillo.

Por tanto, que una o varias casonas cuenten con este tipo de detalles decorativos de tradición gótica, como es el caso de calle Fugitivos, nos decanta por una influencia tardía, fijada cronológicamente entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII, y, como veremos, de posible tradición portuguesa. En relación con los judeoconversos, veamos qué sucedía con ellos durante estos dos siglos.

En cuestión de la persecución de judíos y judaizantes, la labor de la Inquisición fue tan eficaz en las primeras décadas del siglo XVI que, en la segunda mitad del siglo, el problema de los judeoconversos parecía resuelto. Prueba de ello es que Felipe II solicitó al Papa Pío V autorización para que el Inquisidor General de Castilla, el cardenal Espinosa, perdonara los pecados de los judaizantes mediante penitencias espirituales leves. Se puede pensar que los judeoconversos españoles, salvo excepciones, habían sido asimilados por la generalidad de la población cristiana y que sólo pequeños reductos de cristianos viejos mantenían enconadamente las diferencias[1]. A finales del siglo XVI la situación dio un vuelco radical. Felipe II se erige como rey de Portugal (1580), hecho que favoreció la penetración masiva de judeoconversos portugueses que, en buena medida, se asentaron en las ciudades y tierras del alto Guadalquivir. Desde finales del siglo XVI, como ya se ha mencionado, familias lusitanas, la mayoría procedentes del norte de Portugal, en donde se concentraba una alta densidad de población conversa, comenzaron a establecerse en Baeza y sus colaciones, como es el caso de Baños.

En aquellos años la situación cambió, pues muchos de los judeoconversos que se afincaron no sólo mantenían costumbres judaizantes, más tradición que creencia religiosa firme, por el contrario, un buen número de ellos se declararía profesante judío. Así se puso de manifiesto en los procesos y autos de fe, que tardaron en llegar por lo apremiante del ‘tema morisco’ (1909-1613), pero que se intensificarían en 1616 y prolongarían hasta 1625. Como punto final, el procedimiento concluyó con la condena y confiscación de bienes de los miembros de un grupo de criptojudíos baezanos que estaban organizados en torno a Catalina Correa. A modo de ejemplo, en 1625, en auto de fe, se condenó a siete vecinos judaizantes de Linares, todos ellos miembros de una familia[2].

En esta tesitura histórica, como ocurrió con el resto de tierras bajo la jurisdicción del concejo de Baeza, a Baños debió llegar un número variable de judeoconversos portugueses y, con ellos, en un marco social distendido y transigente, desembarcaron las maneras de hacer judaizantes, sus fiestas, oraciones y preceptos, pero también las formas constructivas de su lugar de origen, principalmente aquellas que dotaban de personalidad propia a sus viviendas y les permitía identificarse entre ellos. Aunque, por otra parte, estas peculiaridades no llegaban a delatarles frente a denunciantes y familiares de la Inquisición. En consonancia, asistían a las celebraciones religiosas y en la medida necesaria, recibían los sacramentos. Rezaban el padrenuestro y aborrecían el Glori Patri y las oraciones a la virgen María (CORONAS TEJADA, 2008). En este sentido, no debió ser casualidad que en la localidad de Baños, por entonces, con la llegada de las primeras oleadas de judeoconversos portugueses, se nombrara como familiar de la Santa Inquisición a un miembro destacado de la comunidad bañusca, Luis Molina de la Cerda, cristiano viejo por las dos ramas, la suya y la de su consorte[3]. Cabe la posibilidad que, en un primer momento de mayor relajación social, se establecieran en Baños varias familias de conversos portugueses. Debió ser uno de ellos quien edificó la vivienda de Fugitivos dejando las marcas lapidarias de tradición judeoconversa galaicoportuguesa en los muros de su fachada, como el biselado, el falso arco conopial o los rebajes rituales y, fue entonces, con la mayor osadía, cuando instaló la mezuzá y la peana soporte de la Janucá. Cuando los vientos cambiaron, aún en un momento de cierta transigencia, en un intento de parecer verdadero converso y que sus prácticas pasaran desapercibidas, debió mudar la mezuzá por el cincelado de la cruz inversa como acto de humildad y devoción cristiana. Aunque, finalmente, quizá viéndose delatado, se vio obligado a huir.

Lámina 10. Cartel antiguo aún presente en calle Fugitivos, en la fachada de la casona.

Y en este marco histórico social si, como opinaba nuestro querido cronista local don Juan Muñoz-Cobo aunque con escaso soporte documental según nos dice su hijo Eduardo, el nombre de la calle Fugitivos tiene su origen en una huida, esta no fue de los ‘moros’ que habitaban en el castillo a consecuencia de las secuelas de la batalla de las Navas (1212), sino de unos judeoconversos que, viendo cercana su captura, una segura confiscación de sus bienes y la posible ejecución en la hoguera, se dieron por pies.



[1] CORONAS TEJADA, LUIS (1978): Los judeoconversos en el Reino de Jaén. Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, nº 97. pp. 79-105. Jaén.

[2] CORONAS TEJADA, LUIS (2008): Los judíos en Jaén. Universidad de Jaén, Jaén,

[3] ‘…Por quanto para las cosas que ofresçiern a el Santo Officio de la Ynquisiçion conviene que aya personas a quien les encomendar e cometer, confiando de vos Luys de Molina de la Cerda, vecino del lugar de Vaños, distrito de esta jurisdiçion e ynquisiçion, e de vuestra diligencia, e que bien e fielmente hareys lo que por nos vos fuere encomendado, e avida ynformaçion que en vuestra persona e doña Catalina Galindo, vuestra mujer, concurren las calidades que para ello se requieren, por la presente vos nombramos, constituimos e diputamos famyliar deste Santo Officio, para que seais uno de los del numero del dicho lugar de Vaños…’. AMBE, Actas Capitulares de 1594, fols. 127v-128v.

lunes, 20 de octubre de 2025

Sobre una posible casa de un judeoconverso en Baños de la Encina, 4

Afilado ritual

Por último, hay otro componente que está presente en la casa judeoconversa galaicoportuguesa, que también se ha confirmado en las juderías de Alburquerque y Valencia de Alcántara (Extremadura), y que Fonseca Moretón pone de relieve en su estudio. Es lo que el arquitecto gallego denomina ‘afilado ritual’. En su trabajo, el autor viene a decirnos que se trata de ciertos rebajes muy lisos, aproximadamente de una cuarta de alto, que estropean escandalosamente el baquetón que decora la arista o el bisel de las jambas de la puerta. Suelen aparecer por encima del lugar que ocupaba la mezuzá, mayoritariamente en la brenca derecha, pero también está presente en la izquierda. En realidad, según íbamos leyendo la descripción que nos aporta Fonseca Moretón, la lectura nos sacaba una sonrisa. A todas luces, reconocimos que era el resultado de una práctica muy extendida en el medio rural, la de afilar las herramientas de corte aprovechando que las brencas podrían estar elaboradas con piedra de asperón. Costumbre, por otra parte, muy arraigada en nuestro pueblo de estudio, Baños de la Encina. Pero, como subraya Fonseca Moretón, el análisis de detalle de cada una de estas marcas, las casas concretas en las que están practicadas y los detalles que las rodean, nos permiten abrir una nueva línea de comprensión del fenómeno.

En nuestro caso, en Baños de la Encina, hemos contabilizado hasta un total de veinticuatro casonas con rebaje liso, de ellas, doce en la brenca derecha, nueve en ambas y dos en la izquierda. Aunque se podría deber a múltiples causas, en más de un tercio de ellas el rebaje es testimonial, como de haberse utilizado durante un corto periodo de tiempo. Del total, un número importante viene acompañado por cruces incisas en las brencas. La proliferación de cruces explicaría que estas casas con rebaje pertenecieran a judeoconversos, de ahí que también haya presencia de los atributos cristianos, la cruz, pero que aún seguirían manteniendo algunas conductas judaizantes. Sería el caso del ‘afilado ritual’. Volvamos la vista atrás, al trabajo de Fonseca Moretón, que viene a decirnos que el sacrificio del ganado de consumo debe hacerse por un matarife reconocido, o shojet, bajo la vigilancia de un rabino de la comunidad. Los animales han de ser degollados con un cuchillo sin mella, bien afilado, produciéndoles el mínimo sufrimiento y siendo convenientemente sangrados para ofrecer algunas de sus partes en holocausto a Yahveh. Cuando la comunidad no cuenta con matadero judío que garantice el abastecimiento kasher, es decir, que certifique que la carne proviene de un animal sacrificado según el ritual correcto, el vecino criptojudío está obligado a degollarlo por su cuenta. Y, en este sentido, para afilar el cuchillo, eliminar cualquier mella y cumplir con el rito, ¿no es la brenca de la puerta, a la altura de la mezuzá, el emplazamiento donde el judío exhibe su compromiso con Yahvé, el mejor lugar para hacerlo? Pero no sólo era cuestión de quitarle la mella al cuchillo, también se afilaban hachas, hoces y guadañas, todo aquello que, según los versículos del Deuteronomio, se utilizaba para conseguir los frutos que dios había comprometido con la alianza: ‘…y cosecharás tu grano, tu mosto y tu aceite. Daré asimismo hierba a tu campo para tu ganado, y te alimentarás y saciarás’[1]. En conclusión, el rebaje liso de las brencas, la impronta del afilado, es la huella del compromiso, de la alianza que el pueblo judío adquirió con Yahvé por mediación de Moisés.

Lámina 9. Posible rebaje ‘ritual’ en horno de Cañizares, detalle, y casona con rebaje en calle Travesía del Desengaño 1.

Los hijos del converso, con los siglos y cuando ya eran cristianos viejos, siguieron con aquella conducta, pese a que habían perdido la memoria de porqué procedían de esa manera y realizaban el ritual como si de una costumbre ancestral, funcional y ajena a la religión, se tratara. La prueba es que el rebaje sólo está presente en veinticuatro puertas de las más de trescientas[2] casas del conjunto histórico y de los cientos de miles de sillares de asperón que dan forma al pueblo. Y de tal manera debieron proceder nuestros mayores hasta un momento que se pierde en la memoria su uso, pues los más ancianos del lugar no llegaron a ver el caso de aquellos que afilaban la navaja de matarife para sacrificar y desangrar al choto doméstico, el marrano del año o las gallinas del corral. Viniendo a ratificar el carácter ritual de aquel ‘afilado’, valga la parodia, maldita la gracia que les hacía a nuestras madres, allá por la década de los 70 y 80, cuando, tras alicatar el zócalo y umbral de la casa familiar, tras adecentar la fachada según su criterio y moda, le hacíamos el mínimo desportillo o un agujero para colgar la jaula de un pájaro de cante. Por las mismas, tras el esfuerzo económico, también humano, invertidos en construir una fachada de lustre, como la que tiene las aristas biseladas, destruirla afilando la navaja sólo es entendible si, por encima de los aspectos meramente decorativos se imponen otros de carácter simbólico ritual, como sería el caso: ‘Grabad, pues, estas palabras en vuestro corazón y vuestras almas… Y las escribirás sobre las jambas de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros hijos sobre el suelo que Yahveh juró a vuestros padres darles sean tan numerosos cual los días del cielo sobre la tierra’ (Deuteronomio 11, 13-21).



[1] Deuteronomio 11, 13-21.

[2] Que esta villa se compondra de trescientos Vezinos, pocos mas o menos, y en las Caserias de Campo, Huertas, y ventas cinco, Uno en la Casa de Campo de Don Miguel Manrrique, otro en la de Don Fernando De Mendoza, otro en la Huerta que llaman de Carvajal y los dos restantes en las ventas de Guadarroman, y la de Miranda. En Catastro del Marqués de la Ensenada, 1752. Preguntas generales, pregunta 21.

domingo, 19 de octubre de 2025

Sobre una posible casa de un judeoconverso en Baños de la Encina, 3

Análisis de la portada

En segundo término, en relación con los elementos constructivos y decorativos que están presentes en la casa judía, tras analizar diversos trabajos que versan sobre la cuestión, no dábamos con un perfil definido, con un patrón que caracterizara la fachada judía y/o judeoconversa. Sí se ha identificado la presencia esporádica de algunos símbolos hebraicos en dinteles y jambas, como es el caso de la estrella de David y similares que podemos observar en ciertas viviendas de los barrios de San Lorenzo y el Alcázar, también en la gradeta de Santo Tomás, en la vecina Úbeda. Aunque, en este sentido, el medievalista Vicente Salvatierra sólo admite como núcleo judío o judería ubedí la zona que gira en torno a la plaza Carvajal, lugar situado junto a una de las puertas de las murallas del Alcázar[1].

Lámina 4. Casa con estrella de David en el barrio de San Lorenzo, Úbeda.

Por norma general, ‘no existen diferencias en cuanto a la tipología de la vivienda de los judíos y los cristianos en la Edad Media. Sus casas y viviendas eran similares en cuanto respondían a un mismo modo de vida conforme con el nivel económico y la posición social del propietario’[2]. Sin embargo, tomando como referente la obra del autor de las líneas anteriores, Emilio Fonseca Moretón, hemos concluido que la casa judeoconversa sí podría presentar ciertas peculiaridades, al menos en el norte de Portugal y Galicia, desde Castelo Rodrigo a Tui pasando por Guarda, Sabugal, Monçâo, Caminha, Valença, Melgaço, Ribadavia, Allariz, Monforte o Betanzos. Se trata de una serie de elementos claramente visibles, anclados en el tiempo y de influencia ‘manuelina’ (periodo artístico portugués), que caracterizarían la fachada de la casa judía y judeoconversa. Y decimos detenidos en el tiempo, porque siendo características propias de un momento histórico, a caballo entre los siglos XV y XVI, se siguen utilizando en la casa judeoconversa a lo largo del XVI y XVII, cuando el Renacimiento ya era el estilo artístico dominante. Por cierto, situación nada singular en los ámbitos del arte y la religión, como pone de evidencia la religión anglicana: durante siglos, desvanecido en el resto de Europa las maneras de construir góticas, Inglaterra siguió abanderando el uso del gótico frente las formas artísticas que imponía Roma.

Lámina 5. Portada de la casona de los Medinilla u horno de Cañizares. En ella, aparte de los elementos del dintel y sobredintel, se aprecian diferentes elementos decorativos: bisel, alfiz, falso arco conopial, etc.

Como decíamos, son numerosos los detalles funcionales y decorativos que caracterizan la casa judeoconversa galaicoportuguesa y, tras un minucioso análisis, casi todos ellos están presentes en nuestra vivienda de calle Fugitivos. Veamos cuáles son. Siguiendo el patrón de Fonseca Moretón, la casa debe presentar dos entradas, una específica para el negocio o comercio y otra para la vivienda familiar, totalmente privativa, En nuestro caso, las puertas no están contiguas, como sí ocurre en la zona de estudio de Fonseca, pero es que nuestro caso viene condicionado por la propia pendiente del terreno en que se asienta el edificio. El desnivel existente favorece que una puerta, la de nuestro estudio, que es la de carácter comercial o panadería, se abra a Fugitivos; mientras que la doméstica, la privativa y a un nivel superior (primera planta), tiene acceso por la Plaza Mayor, actual de la Constitución (véase lámina 1). Hoy presenta una segunda planta añadida, inexistente en sus orígenes.

Lámina 6. Biselado en la brenca derecha (también en la izquierda). En la parte superior, en el punto de encuentro con el dintel, se aprecia cómo se acentúa la decoración del biselado.

En esta línea, también se han identificado particularidades muy relevantes en la portada de Fugitivos, por otra parte, coincidentes con las galaicoportuguesas. Así ocurre con las brencas o jambas y en el dintel, cuyas aristas externas están biseladas, hecho que se acentúa en el punto de contacto entre jambas y dintel. Por cierto, tras un análisis detallado, es uno de los pocos exponentes identificados en el pueblo de Baños de la Encina. En total hemos localizado cuatro, el que nos trae junto con el Casino de Leoncio, en la Carretera, el salón parroquial de San Mateo y una de las puertas de la casona de Priores, la secundaria. A ello se suman la existencia de un falso arco conopial, en este caso enmarcando al emblema que acoge a menorá, pesaj y cordero de pascua, y la presencia de un alfiz que acota la puerta en su parte superior. Igual que sucedía con el biselado de las aristas, el alfiz es extraño a la arquitectura bañusca, pues sólo hemos contabilizado seis casos con el nuestro: molino en calle Encina, casona en Isidoro Bodson, la puerta del Sol, en la parroquia de San Mateo, el horno del Serio, en cale Isidoro Bodson, y el hospital de la Sangre de Cristo.  Por cierto, en todos ellos hay presencia de cruces de calvario o cruces incisas y, en un caso en concreto, en Delgado de Castilla, con tres cruces, dos son normales y una es inversa. Por último, en la puerta en cuestión, es necesario subrayar la comparecencia, ya mencionada más arriba, de una cruz cincelada en la brenca derecha, por debajo del lugar de la mezuzá (hueco del bastoncillo). Siendo otro de los elementos que caracterizan la vivienda judeoconversa, en el ámbito galaicoportugués es conocida como cruz del converso o de sobremesa. De su presencia, en nuestro caso inversa, podemos dar dos interpretaciones. De una parte, como criptojudío, el vecino judeoconverso graba una marca que vendría a sustituir el papel que desempeñaba la mezuzá; pero, de otra parte, como converso, como cristiano nuevo, tiene la obligación de exhibir su nuevo estatus, de hacerlo visible a toda la comunidad, y tiene que proceder con humildad debido a su ‘sucia’ procedencia. A modo de conclusión, ¿hay mejor manera de llevar a buen término y expresar su nueva situación que tallando una cruz pretina, símbolo de humildad y fe inquebrantable?

Lámina 7. Portadas con alfiz: sencillo, en molino de calle Encina, y más decorado en casona de los Delgado de Castilla, en calle Isidoro Bodson.

Fonseca Moretón pone de relieve una última característica, la presencia de una peana de piedra, una laja, que sobresale de la fachada y que tiene especial protagonismo como escenario de la Janucá o fiesta de las luces. Con días variables, esta festividad se celebra en diciembre durante ocho días con sus ocho noches y tiene como finalidad conmemorar el milagro de luz que se produjo cuando Judá, tras vencer a los seleúcidas, dedicó de nuevo el templo de Jerusalén al dios hebreo (siglo II antes de Cristo). Se trata de una fiesta en la que se da gracias a Dios y se celebra la victoria de la luz sobre la oscuridad. En este contexto festivo, sobre la peana de piedra se situaba una lámpara de nueve velas, una para cada noche y una ‘sirviente’, de la que se cogía la llama. En noches sucesivas, se va añadiendo una vela encendida y se recitan bendiciones y oraciones especiales. Presente en las casas judeoconversas de Galicia y Portugal, en nuestro edificio no la hemos localizado. Sin embargo, a la izquierda del alfiz, a la altura del entresuelo, sí hemos identificado un sillar extraño, pequeño e irregular, que pudo ser recortado o sustituido en alguna reforma de la fachada. Es posible que dicho lugar, originalmente, acogiera dicha peana.

Lámina 8. Sillar extraño, tanto por su tamaño como por su situación, ubicado en la posible localización de la peana.



[1] Visto en: https://visitasguiadasubedaybaeza.com/blog/vicente-salvatierra-pone-los-puntos-sobre-las-ies-al-patrimonio-judio-de-jaen-y-ubeda/

[2] FONSECA MORETÓN, EMILIO (2004): Viviendas de judíos y conversos en Galicia y el norte de Portugal. En Anuario Brigantino, nº 27, pp. 431. Betanzos.