lunes, 23 de agosto de 2010

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Normalmente, nunca o casi nunca suelo opinar sobre “política mayor” pues creo que a la gente de a pie nos es muy difícil obtener toda la información precisa para ser objetivo en nuestros comentarios.

Sin embargo, siempre hay una vez que rompe la norma. El sábado noche, deambulando por las televisiones, tropecé de bruces con una entrevista política que estaban realizando en La Noria. La primera sensación fue de tremenda perplejidad, o quizá hace demasiado tiempo que no veo este programa. Bueno, pues estuve atento a toda la entrevista que le hicieron a Tomás Gómez y a parte del debate posterior. Todo vino a ratificar una opinión que había ido modelando en los últimos días y que viene a subrayar la tremenda máquina publicitaria que a día de hoy, y en lo últimos años, es el Partido Socialista. Con esta premisa, me extrañó enormemente que ninguno de los comentaristas presentes llegara a la misma conclusión que yo. Narro mis argumentos.

De cara a las próximas elecciones autonómicas en Madrid el PSOE tiene que buscar un firme candidato que “pelee” contra una presidenta, Esperanza Aguirre, que todas las encuestas amenazan que alarga su mandato de forma inexorable. La verdad sea dicha, Esperanza tiene una imagen de gestora eficaz que, además, llega a la masa electoral como nadie. Ante este hecho los socialistas estaban totalmente desarmados pues su principal argumento era un señor trabajador, transparente, cualificado y honrado. Con estos adjetivos no se llega ni a la esquina, de hecho si sólo fuera por esto lo votarían tres teniendo en cuenta que yo votara en Madrid. A este señor había que darle más empaque; y ahora lo tiene.

La estrategia es clara, de arriba, de donde todo se hace mal e improvisado, se sacan de la chistera una opción nueva, que no es mala (posiblemente una de las ministras/os mejor valorada/o) y que, si fuera la candidata definitiva, no sería mala opción. Pero si el candidato final fuera Tomás Gómez sería un candidato que sale de la democracia (primarias), que es bueno por sus propias cualidades y por una trayectoria demostrada, y, lo más importante, es el candidato que ha derrotado al que todo lo mueve y mal (o eso parecería). El PSOE ya ha ganado.


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